La IA como instrumento para convocatorias electorales futuras
La IA como instrumento para convocatorias electorales futuras

La IA como instrumento para elecciones futuras

La introducción del uso de la inteligencia artificial (IA) puede establecer un antes y un después, entre el presente y el futuro, de las convocatorias de elecciones y sus campañas. Y no lo digo porque tal vez convendría consultarla antes de poner la fecha de la convocatoria electoral, teniendo en cuenta parámetros como movimientos de los ciudadanos, meteorología, disponibilidad de carga de trabajo de organismos e instituciones involucradas, como el servicio postal, para el voto por correo, etc. Puede ayudar en la decisión de los electores, más acá de que conformen o no esa borrosa categoría de los «indecisos».

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IA elecciones

En España estamos en eso que, con una frase más que sobada, se llama: «la recta fina» de la campaña de unas elecciones generales, para votar a los representantes en nuestras cámaras legislativas de mayor alto rango, y de las que, dado nuestro sistema político, saldrá el nuevo Gobierno de la nación. Esto último no está claro y una parte importante de los analistas apuestan porque lo que habrá es… repetición en breve de otra convocatoria electoral.

Los principales candidatos viajan y viajan por el país para convencer al electorado. Salvo alguno al que le ha sobrevenido una inoportuna dolencia de lumbagia. Viajes en los que acuden a espacios en los que se encuentran con los que ya están convencidos. Visto así no parece tener mucho sentido; pero seguro que lo tiene, porque lo llevan haciendo así desde hace mucho tiempo. Tal vez se trate de insuflar fuerza a los suyos para que, con la palabra nueva del líder, difundan «su verdad» en el entorno.

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Tal vez se trate de un tradicional acto simbólico en el que, reconociendo el esfuerzo del candidato («nos ha visitado»), se le devuelve el mismo con el voto. Llegando «hasta aquí» nos ha dicho todo lo que nos quiere… ¿no le vas a votar? En todo caso, parece una campaña electoral construida sobre formas tradicionales. Bueno, si uno se molesta en asistir a esos mítines de campaña y hacer algo de observación participante, se dará cuenta de que la edad media de los asistentes es bastante mayor. A lo mejor es por esto.

Debates electorales

El otro fenómeno que parece condensar la disputa electoral es el de los debates en los medios de comunicación. Subrayo lo de los medios de comunicación porque han hecho de estos debates una especie de mítica de la democracia, de esencia de la democracia. Incluso una de las candidatas, perteneciente a esa matriz ideológica en la que todo -absolutamente todo- ha de ser obligatorio o estar prohibido, propone que, si llega al poder, propondrá que esos debates sean obligatorios. Extraña situación de doble vínculo. Esa comunicación en que se niega lo que se está afirmando. Esa comunicación que, desde el poder, manda cosas como «no me obedezcas»: no se puede no obedecer el mandato, más que obedeciéndolo.

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Nos quieren «obligar a ser libres» obligando a los debates. Lo siguiente que regularán es la obligación de verlos con suma atención. Todo porque quieren que seamos libres. Eso sí, no como nosotros podemos llegar a desear ser libres. Volviendo a los debates, son un producto mediático, a veces bastante entretenido. Hay que reconocerlo. Pero no son un instrumento de la democracia. Es más, en buena parte de las democracias más asentadas en el tiempo no hay esta «tradición» de los debates. Es un producto originario de las democracias presidencialistas. Ahora bien, se supone que nuestro sistema político no lo es.

Cómo puede ayudar la IA en las elecciones

Formas tradicionales que poco parecen tener que ver con los tiempos, con el entorno desarrollado existente. De hecho, puestos a regular, tal vez habría que poner el foco en las propias redes sociales o la IA en campaña. Parece que tiene más sentido, dada la relevancia que tienen o pueden llegar a tener, que la prohibición existente en España de publicar resultados de sondeos pre-electorales las fechas previas al del día de la votación. ¿Y cómo puede ayudarnos la IA a la decisión electoral? 

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La ayuda que puede considerarse más elemental es la de la comparación. La IA puede analizar y resumir las propuestas de los distintos partidos políticos tema por tema. El elector tendría su panorámica.

La otra manera en que puede ayudar la IA consiste en verificar, de manera instantánea, las informaciones y datos que los candidatos presentan. Dado el elevado volumen de «inexactitudes» presentes en la campaña actual, hasta convertirse en protagonistas de la misma, pues no vendría mal. Por ejemplo, tener funcionando una IA durante la emisión del debate entre los candidatos o en las entrevistas a cada uno, de manera que ésta aprobase o desmintiese sus declaraciones según vaya emitiendo sus declaraciones. Nos ahorraría enfrentamientos inútiles sobre si es verdad o mentira lo que se ha dicho.

La IA podría designar al ganador del debate

Y puestos ya con los debates electorales, la IA puede aportar información valiosa. Ha de tenerse en cuenta que lo realmente importante de esos debates electorales parecen ser los debates sobre el debate, preguntándose quién ha sido el «ganador del debate».

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Así, los medios de comunicación obtienen mayor rendimiento a la convocatoria del debate. Pues bien, la IA podría designar a tal ganador, sin necesidad de tertulianos que argumentan una decisión que ya tenían tomada antes del propio debate entre candidatos. Introduciendo los parámetros adecuados, lo cual podría estar sometido a la negociación previa entre los partidos políticos, la IA puede analizar tonos, retóricas, argumentos e ir puntuando, para cada tema o en el conjunto a cada uno de los «candidatos en debate».

Algo que puede hacerse con el valor añadido que daría una conexión a la recepción de los mensajes que podrían tener grupos de electores, que hiciesen de grupo de control. Grupos diseñados en función de sus comportamientos electorales anteriores y sus intenciones de voto en la actualidad.

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En el segundo uno tras el final del debate: la puntuación obtenida en la IA por cada uno de los candidatos. Después, como siempre, que cada uno reflexione sobre su voto o no-voto. Al fin y al cabo, son los electores los que tienen la última decisión y los que tendrán que cargar con los resultados de la convocatoria.

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