La IA: herramienta clave en la lucha contra el cambio climático
La IA: herramienta clave en la lucha contra el cambio climático

La IA: herramienta clave en la lucha contra el cambio climático

La inteligencia artificial (IA) puede ser una estratégica aliada para enfrentarse al cambio climático. Un enfrentamiento que hoy  parece primordial. Cuando se piensa en meteorología e IA, la primera aplicación que de ésta nos viene al pensamiento es la de la predicción del tiempo que va a hacer. Se trata de una predicción que hemos “naturalizado”.

Los usos cotidianos de la IA

La IA es capaz de analizar grandes cantidades de datos climáticos del pasado y del presente y puede identificar patrones, tendencias y correlaciones y, así, conseguir modelos climáticos más precisos. Esto, trasladado al cambio climático, permite establecer algunas de las futuras consecuencias de este fenómeno en regiones y áreas concretas. Y, entre sus peores consecuencias, los desastres naturales.

Así, la IA puede ayudar a predecir inundaciones, sequías e incluso incendios forestales, derivados de la propia acción del clima. Se puede conseguir una advertencia temprana de estos fenómenos extremos y, de esta manera, estar preparado para, al menos, amortiguar sus consecuencias.

IA cambio climático

Seguramente una de sus aplicaciones más próximas, más allá del asunto del cambio climático, es la relacionada con una más eficaz gestión de la energía. La IA puede optimizar la producción y el consumo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mediante dos vías. Una es la obtención de una mayor eficiencia energética en el consumo. La IA puede gestionar edificios inteligentes, su iluminación, su calefacción, su refrigeración, ajustando el funcionamiento de sus sistemas a las necesidades del momento.

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En este apartado energético y yendo a la producción de energía, especial mención tiene su papel en la gestión de la energía renovable intermitente -solar, eólica- para garantizar que su suministro para generar electricidad sea más constante. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden analizar datos en tiempo real para optimizar la generación y distribución de energía renovable.

Gestión de recursos hídricos

El otro gran ámbito en el que la IA puede tener un papel relevante es en el de la gestión de los recursos hídricos. Analizando los datos de pluviometría, canalización y patrones de consumo, la IA permite minimizar el desperdicio de agua y hacer propuestas de un uso más eficiente de la misma. Esto tiene una especial incidencia en la agricultura, posibilitando una optimización del riego y detectando tempranamente las sequías. Además, los sistemas basados en IA pueden analizar datos sobre cultivos, suelo o plagas, además de los del clima, para ajustar así los riegos y otros insumos, como los fertilizantes.

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Tal vez, en lugar de calentarnos tanto la cabeza sobre los peligros de la IA sobre si existe o no cambio climático, podríamos usar en mayor medida y más inteligentemente la IA. Al menos, para enfrentarnos a unos efectos del calentamiento global que están cada día más presentes.

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