Usos cotidianos de la IA. Los periodistas Francesca Paris y Larry Buchanan publicaron hace ya algunos días un interesante reportaje en el diario The New York Times. En él, se recogían 35 testimonios sobre lo que la gente común hace con la IA. Es posible que, dentro de no muchos años, tal testimonio servirá de documento arqueológico sobre el despegue de la IA en la vida cotidiana de los seres humanos. Tal vez, de “lo que eran seres humanos”. En el momento, lo eran y trabajaban de científicos, tecnólogos o ingenieros de la NASA. Pero, también, como jardineros, maestros ú organizadores de bodas y banquetes.
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Usos de la IA
Lo cierto es que lo más interesante era aportado por los que cabe pensar más alejados profesionalmente de la tecnología. Lo primero que pensamos es en su utilidad para desarrolladores o diseñadores de games. Pero, se ha insertado en otros mundos. En nuestros mundos.
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La IA se ha mostrado muy útil para escribir discursos para ser pronunciados durante la ceremonia nupcial. Discursos llenos de metáforas. Bueno, ya sabemos por las pelis como son los estadounidenses para estas cosas. Por otro lado, si sirve para discursos de bodas, también servirá para discursos para otro tipo de ceremonias y actos públicos. Pensemos, por supuesto, en discursos de políticos, de jefes en comidas o cenas de empresa por Navidad o por jubilación de empleados, o de decanos de facultades. No parece difícil que la IA suba el nivel.
Para los profes se convierte en un aliado peligroso. Un aliado muy útil para, por ejemplo, evaluar y comentar los trabajos de los estudiantes. Peligroso porque a nadie se le escapa que llegará un momento en que surgirá la pregunta: ¿y para qué hace falta un profe, si tenemos la IA?
La IA plantea una ética del futuro
El caso del abogado entrevistado es el más interesante. Utiliza la IA para probar su argumentación de cara a un juicio. La IA contraargumenta y, así, puede enfrentarse más seguro al momento del juicio.
La cosa se extiende por estudiantes que están realizado su tesis doctoral o, para los menores, para hacer los deberes, poetas aficionados, por jardineros que planifican y diseñan jardines, pretestar la aceptación de nuevos productos o ideas de marketing, pleitear con aseguradoras que nos niegan prestaciones, corregirnos cuando estamos aprendiendo un nuevo idioma, generar listas personalizadas en Spotify, etc. La mayoría lo encuentran eficiente, en primer lugar, y, sobre todo, divertido. Podríamos decir que estamos en la fase de juego, de socialización lúdica en el aparato.
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