Los guionistas de Hollywood, de cine y televisión, quieren a la IA fuera de la industria audiovisual. Estos días han aprobado ir a la huelga. En principio una batalla laboral entre el Sindicato de Escritores de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) y la patronal de los productores del cine y la televisión (AMPTP). Una huelga que puede paralizar la industria audiovisual, especialmente la continuación de series norteamericanas. En la huelga anterior, hace quince años, fueron parcialmente sustituidas por la emisión de realities, con menor intensidad creativa e imaginativa.
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Tras la huelga están reivindicaciones salariales, focalizadas en buena parte en los derechos de autor de las redifusiones en las plataformas. Hay que tener en cuenta que, en los canales tradicionales, las redifusiones estaban claramente marcadas. En las plataformas, las series están ahí, disponibles para los abonados que pagan tarifas planas por categorías de contenido y no por productos específicos. Pero más allá de estos temas presentes en el conflicto planea un tema de futuro. Es el fantasma de la IA, de ChatGPT.
IA guionistas
Los guionistas quieren a máquinas como ChatGPT fuera de la industria audiovisual. No sólo por su gran capacidad para crear imágenes. Sobre todo, por su capacidad creativa.
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En unos momentos en que el consumo de series está ya en una fase bastante madura, incluso aquellos títulos más originales se alimentan de la propia “cultura de series”. Series que hacen guiños al receptor sobre los vínculos con otras series del pasado. Incluso del reciente pasado. Para algunos de los más prestigiosos teóricos de la posmodernidad, estos continuos guiños al pasado, que buscan la complicidad con un receptor que tiene acumuladas muchas horas de series a lo largo de su vida, es la propia posmodernidad. Innovación sobre lo aprendido conjuntamente.
Como buenos cazadores de tendencias y captores del futuro, los guionistas son conscientes que no hay sistema que mejor y más eficazmente puede aprender de lo hecho que la IA generativa. Piensen en máquinas capaces de ensamblar de manera atractiva -e innovadora- lo que ha funcionado en el pasado. Incluso que puede llegar a simular cuál será el grado de recepción de sus propuestas y nuestros vínculos regresivos.
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Nos engancharemos a nosotros mismos
Seguramente tienen fundamento los temores de los guionistas. Ellos mismos han alimentado y seguirán alimentando al elemento que amenaza sus puestos de trabajo. Pero tal vez convenga saber cuál puede ser su papel y cuál el papel de los receptores. A lo mejor, los receptores son tan maduros que son capaces de pedir y crear sus propias series. De momento, le pedimos a ChatGPT que nos escriba cuentos con los materiales que le damos. En la mayor parte de las ocasiones, cuentos simples. Poco originales. Pero tal vez sea porque estamos en los inicios de la máquina y, sobre todo, en el despegue de nuestras competencias como demandantes. Cuando sepamos demandar a la IA, es posible que nos enganchemos a nosotros mismos. A las series que nosotros mismos hemos creado con la IA.
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