La utopía cercana de un estado-red basado en blockchain de Srinivasan
La utopía cercana de un estado-red basado en blockchain de Srinivasan

La utopía cercana de un estado-red basado en blockchain, de Srinivasan

El libro de The Network State, de Balaji Srinivasan, formaliza una utopía de estado-red basada en blockchain. Las criptomonedas también tienen un papel protagonista. Tal vez por ello ha sido elogiado por líderes del ecosistema blockchain, como Vitalik Buterin o Marc Andreessen.

La propuesta de una nueva organización social, que podemos denominar estado, se encuentra tras casi todas las utopías. Representaciones ideales, ya sea sentidas como próximas o distantes, que parten de una situación de insatisfacción con el estado presente de las cosas. Pues bien, desde que se crearon bitcoin y blockchain, han tenido esa doble cara de reacción frente al presente y propuesta de otra manera de organizarse, de gobernarse en el futuro. Entre algunos, su nacimiento respondía a una especie de ilusión utópica.

Srinivasan estado red

Las utopías, desde las mesopotámicas o las platónicas, hasta la de Tomás Moro o las socialistas (Fourier, Owen), pasando por las españolas del Siglo de Oro, construyen ideales por insatisfacción con la organización presente. Por ejemplo, con el estado que cada uno tiene asignado o ha elegido. Cambiar de estado en la imaginación puede ser incluso un esfuerzo recomendable. Pero en el mundo físico cambiar de estado de pertenencia no es tan fácil. Ahora bien, la expansión de la realidad virtual puede facilitar las cosas, creándose la posibilidad de un estado en red o un estado-red. Un estado cosido en, por o para internet.

Los movimientos geopolíticos del futuro pasarán por el metaverso (KPMG)

Hace poco más de 20 años, el manchego Manuel Castells publicó La era de la información: la sociedad red. Con esta obra, el hoy exministro de Educación, hacía un diagnóstico del futuro inmediato de la sociedad, poniendo como columna vertebral de su argumentación la capacidad conectiva de internet. El texto tuvo mucha repercusión y eso que el desarrollo del uso de internet apenas traspasaba el nivel de mensajería instantánea entre particulares y empresas.

Camino iniciado por Castells

Ahora se publica The Network State, que puede considerarse una profundización del camino iniciado por Castells, asumiendo la relevancia de un internet del valor. Un ensayo con especiales ganas de agitar el debate sobre el futuro (inmediato) de esa institución que llamamos estados a partir de las nuevas infraestructuras tecnológicas y comunicativas.

Ha de señalarse que instrumentos como las criptomonedas nacen y se erigen frente la institución. Hay anti-estatalismo en el nacimiento de las criptomonedas porque hay estatalismo en el dinero físico. Lo que hoy conocemos como dinero fiat -el dinero garantizado por el estado, con símbolos del estado- fue una de las palancas a partir de las que se construye el estado moderno. No es que el dinero fiat es el garantizado por el estado, como si surgiera de éste, sino que ese tipo de dinero, con la liquidez que permite, posibilita el pago de impuestos y la base fiscal de este nuevo estado moderno. Si ahora podemos pensar fundamentalmente en otro tipo de dinero, también puede pensarse en otro tipo de estado.

Un estado-red (network state) se define en este ensayo como una comunidad online profundamente vinculada internamente, con capacidad para la acción colectiva que adquiere, a través de financiación masiva entre particulares (crowdfunding), territorios alrededor del mundo y que puede llegar a obtener reconocimiento diplomático por parte de los estados preexistentes.

Nación red

Es este reconocimiento institucional, por parte de los otros estados, lo que hace que sea relativamente admisible en un principio el nombre de estado-red. De hecho, a lo que más se parece lo que se describe en el texto es una nación-red, siempre que se ponga entre paréntesis esos vínculos emocionales con un pasado común que tiende a evocar el concepto de nación. Vínculos con el pasado reconstruidos -cuando no inventados o, al menos, “imaginados”- como cemento social para la supervivencia de la nación en el presente.

El metaverso construido en blockchain no está muerto

Así, como casi todos los intentos de dar contenido al concepto nación-red han tendido a pasar más por poner lo que se asume como nación en la red, el título de estado-red parece pertinente. Sobre todo porque, desde que el matrimonio Starr Roxanne Hiltz y Murray Turoff acuñaron el concepto de nación-red a finales de los años setenta del siglo pasado, el concepto de nación-red se encuentra un tanto aplastado por las múltiples interpretaciones con las que carga.

En el libro de Srinivasan, la base moral, el compartir valores, es importante; pero: a) están proyectados hacia el futuro; b) asumen el horizonte universal con el que Kant describió el impulso ilustrado, es decir, está inicialmente dirigido a toda la humanidad, siempre que quieran los individuos concretos vincularse al mismo. Sus integrantes proceden de y están dispersos en todos los puntos geográficos del planeta. No se piden apellidos, ni ADN, sino compartir unos valores y actuar en favor de ellos. Por otro lado, el papel de la criptomoneda que produzca este estado-red es esencial. Es lo que lo integra. Y el gobierno es el resultado de consensos limitados por lo aprobado en contratos inteligentes.

Se propone un país situado en la web3 -en su cara virtual- y en cada ordenador -en su cara física- al que se accede con criptopasaporte. Un estado con: a) población, registrada en un censo criptográficamente auditable; b) economía descentralizada (la de sus ciudadanos) y c) territorio, asimismo descentralizado.

Concepción liberal

El horizonte es constituir una comunidad soberana que sea reconocida por los otros estados y, en última instancia, por Naciones Unidas. El monopolio de la violencia, que es otro de los rasgos con que se identifica a los estados, parece reducida a la imposición automática de lo estipulado en los contratos inteligentes.

Tras The Network State late una concepción liberal. Poco o nada satisfecha con el histórico papel que han venido teniendo los estados físicos. Una concepción liberal en la que las trayectorias de las sociedades y la de la criptografía se cruzan en el presente-futuro.

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Javier Callejo
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