La tecnología blockchain ciertamente es muy prometedora. Desde la aparición del Bitcoin se ha generado todo un amplio interés en la tecnología y en la mejora de la misma. Esta situación nos ha llevado al punto actual en el que contamos con diferentes soluciones con característica únicas. Sin embargo, aún no llegamos a la adopción masiva que esperamos. La razón detrás de esto, es la serie de problemas con los que la tecnología blockchain se ha topado en los años 2016-2018. Y el mayor de todos esos problemas es; la escalabilidad.
Resolverlo es primordial si queremos llevar la tecnología blockchain a las masas y convertir la experiencia en algo positivo. Eso es algo en el que los desarrolladores han invertido mucho tiempo y recursos, con resultados prometedores. Avances como Lightning Network, Plasma o Raiden Network son una parte de esos primeros logros alcanzados. Tecnologías como el DPoS en TRON, el DAG de IOTA, el PoET de Hyperledger o el SCP de Stellar también cuentan en la búsqueda de la ansiedad escalabilidad de la blockchain.
Pero la solución completa a este problema puede estar en manos de un reciente y muy prometedor proyecto. Su nombre, Obyte, un proyecto lanzado por Anton Churyumoff, un informático con sede en Moscú, en la Federación Rusa.
Este proyecto tiene una visión completamente distinta a los proyectos blockchain a los que estamos acostumbrados. Y es que en lugar de bloques individuales que son creados por mineros y que requieren tiempo, energía y dinero, Obyte es una de las pocas plataformas DAG, que dependen enteramente de las transacciones que los usuarios añaden directamente al libro mayor.
Este logro es gracias al protocolo de consenso único de Obyte, el cual evita el doble gasto al aprovechar la reputación real como un mecanismo de apuesta. En Obyte, las transacciones están conectadas directamente entre sí y cada transacción contiene uno o más hashes de transacciones anteriores. Este conjunto de vínculos entre varias transacciones crea lo que se conoce como Grafo Acíclico Dirigido (DAG). Esta es la principal diferencial de este sistema frente a una blockchain como la que tienen Bitcoin o Ethereum.
Los inicios del proyecto
Churyumoff, que estudió en la Universidad Nacional de Investigación Nuclear MEPhI (Instituto de Ingeniería Física de Moscú) de 1991 a 1997. La primera vez que entró en contacto con la tecnología blockchain fue en 2014. Aunque impresionado por esta nueva tecnología, pudo ver que había defectos y complicaciones inherentes relacionados con su consumo de energía y el uso de bloques que impactarían su futuro. Esto le llevó a diseñar la plataforma Obyte.
Obyte hizo su aparición en la comunidad cripto en el popular foro de Bitcointalk el 5 de septiembre de 2016.En poco más de dos años, Obyte ha crecido hasta convertirse en un equipo de diez personas en todo el mundo. Desde su lanzamiento, ha sido utilizado por empresas para apuestas deportivas peer-to-peer (P2P). Así como universidades venezolanas en busca de patrocinio de estudiantes. E incluso en un esquema de donación para igualar donantes, productores y receptores (también en Venezuela). No existe una autoridad central única que almacena y procesa los pagos, ni gestiona la admisión de nuevas unidades en la base de datos, por lo que se garantiza así la libertad de acceso.
El uso de DAG en este sistema ofrece también una muy importante ventaja. A diferencia de las blockchain donde los mineros o participantes son los únicos autorizados en escribir en la blockchain, con el uso de DAG cualquiera que este en la red puede hacerlo. Con ello DAG ofrece una velocidad y rendimiento que ninguna blockchain puede ofrecer. Esto porque DAG permite crear «grafos alternas» a las que se pueden añadir datos en paralelo con el grafo principal.
A primera vista se puede pensar que el sistema es inseguro. Pero la revolución de todo esto está en permitir tal comportamiento al tiempo que es seguro usarlo. Todo un reto de desarrollo sin lugar a dudas, uno que Obyte ha sorteado de forma exitosa.
Obyte y su protocolo de consenso
El protocolo de consenso de Obyte es la estrella detrás de este grandioso proyecto. Obyte no usa prueba de trabajo, prueba de participación o algún otro consenso blockchain. Su protocolo es propio y funciona en forma simple. Este protocolo lo que hace es permitirle a usuario añadir una nueva transacción al DAG directamente. Mientras se coloca en el libro mayor junto con las direcciones de doce testigos (nodos completos gestionados por personas o empresas con activos e intereses vinculados a la plataforma Obyte). Se espera que estos testigos realicen transacciones con frecuencia, y que sus transacciones sirvan como migas de pan, que aseguren que las transacciones futuras de otros nodos se orienten en la dirección correcta y en la misma dirección.
A diferencia de la blockchains como Bitcoin y Ethereum, que se ralentizan y aumentan su tamaño a medida que se añaden más y más bloques, el DAG de Obyte se describe como «meramente reforzado» a medida que más personas añaden transacciones. De este modo se refuerza el sistema.
Esto se explica muy brevemente en el whitepaper de Obyte, donde describen de esta manera el proceso:
No existe una única entidad central que gestione o coordine la admisión de nuevas unidades en la base de datos. Todo el mundo puede añadir una nueva unidad siempre que lo desee. Siempre que pague una cuota igual al tamaño de los datos añadidos en bytes. A medida que se añaden nuevas unidades, cada unidad anterior recibe más y más confirmaciones por parte de unidades posteriores que incluyen su hash, directa o indirectamente.
De esta forma el protocolo de consenso junto al uso de DAG garantiza la correctitud de todo el sistema. Pues cada nueva unidad en el DAG confirma a sus padres. Este a su vez a todos los padres de los padres, y a los padres de los padres de los padres, etc. Si cualquiera intenta editar una unidad, también tendrá que cambiar su hash. Inevitablemente, esto rompería todas las unidades nuevas que hacen referencia a esta unidad alterada, y el efecto se convertiría en una cascada que invalidaría todo el DAG.
Obytes y sus principales características
Pese a lo sencillo que pueda parecer el proyecto, Obyte no lo es. De hecho ofrece una serie de características únicas que otros proyectos con mayor renombre y tiempo de desarrollo no tienen. Entres dichas características podemos mencionar:
- Intercambio atómico.
- Un sistema de contratos inteligentes.
- Capacidad multifirma.
- Almacenamiento de datos inmutable.
- Pagos irrastreables y privados.
- Manejo de identificación privado.
- Sistema de mercado predictivo (asociado a los contratos inteligentes)
- Pagos condicionales.
Conclusión
Obyte es de esos pequeños proyectos que poco conocemos pero que ofrecen ideas radicalmente nuevas y únicas. Su principal valor es la capacidad de ofrecer una escalabilidad prácticamente inalcanzable para la tecnología blockchain. Esto gracias a la forma en como funciona el sistema DAG. En el cual, mientras más grande es la red más potencia y velocidad adquiere la misma. El limite de la red en este caso esta relacionado con la capacidad de enviar y recibir información entre sus nodos. Pero con mejoras en infraestructuras y el envío de información, una red DAG puede llegar a superar las 100.000 transacciones por segundo. Incluso llegar a 1.000.0000 de transacciones por segundo no es una osadía del pensamiento. Aunque eso sea 50 veces más poderoso que las redes de pago de Visa y Mastercard juntas. Allí es donde Obyte marca la diferencia del resto de proyectos blockchain. Es precisamente allí donde está el potencial que tanto espera el mundo cripto para llevar su tecnología a las masas.
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