sucesión criptomonedas

El problema que quiero abordar en este artículo son los problemas de sucesión que se plantean cuando los titulares de criptomonedas fallecen.

No en pocas ocasiones caemos en el error de creer que una comprensión correcta de una materia exige conocer en detalle todos sus elementos. Esa afirmación puede ser adecuada para cuestiones sencillas y podría ser cierta para cuestiones muy complejas, si nuestra capacidad de comprensión fuera ilimitada, pero, como bien comprobamos a diario, ese no es el caso.

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Para cuestiones más complejas y que requieran de cierto grado de abstracción resulta mucho más útil una buena analogía que, siendo una aproximación imprecisa al fenómeno que queremos describir, facilita al lector  una idea mucho más cercana a la esencia de lo que se quiere explicar. Además, permite comprender mucho mejor estructuras que, de ser desmenuzadas con precisión en sus partes más elementales, convertirán cualquier explicación en una bruma espesa dentro de un bosque donde perderemos irremisiblemente a nuestro interlocutor.

Problemas de sucesión en las criptomonedas

El auge que han experimentado en los últimos diez años las criptomonedas (bitcoin fue la primera, pero hoy existen, literalmente, cientos de ellas) las han hecho merecedoras de infinidad de titulares, tanto en la prensa especializada como en la generalista.

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Las astronómicas plusvalías conseguidas por este tipo de activos en algunos periodos de su corta historia,  seguidas por desplomes que cortarían el resuello del inversor más taimado, las han puesto en boca de no poca gente. En la actualidad, muchas personas deciden a diario invertir una parte de sus ahorros en ellas.

Lo extraordinario de la inversión en criptoactivos es que la mayor parte de las personas que invierten en ellas no tienen ni siquiera una idea aproximada de en qué están invirtiendo. Dejando de lado lo fascinante que resulta a nivel sociológico constatar cómo, cada vez más, la sociedad adopta y se apoya en esquemas, tecnologías y productos sobre los que tiene un conocimiento casi nulo, eso produce disfunciones importantes y nuevos problemas para los que hay que buscar solución sobre la marcha.

¿Qué ocurre con la sucesión de criptomonedas?

El problema que quiero abordar en este artículo es el que se produce cuando el titular de una criptomoneda fallece. ¿Qué ocurre con la sucesión de criptomonedas?. Para explicarlo voy a centrarme en bitcoin, por ser la criptomoneda más extendida, pero funcionaría igual para la mayor parte de ellas.

Imaginemos por un momento que los bitcoins fueran monedas de oro especiales. La especialidad de estas monedas consiste en que deben guardarse obligatoriamente en unas cajas fuertes que van numeradas y a las que llamaremos también “monederos”. Cualquiera que quiera comprar bitcoins recibe la llave de la caja fuerte (monedero) que los contiene.

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Ahora imaginemos que todas estas cajas fuertes estuvieran en una misma sala y, no sólo eso, que las puertas de esas cajas de caudales fueran de cristal transparente: Cualquier persona que esté en esa sala de cajas fuertes puede ver el contenido de cualquier caja sólo mirando a través del cristal. Finalmente, completemos la escena con un pequeño pero crucial detalle: la puerta de acceso a esa sala donde están todos los monederos de bitcoins es cualquier pantalla de ordenador conectado a internet y con capacidad para navegar por la web.

Saldos de bitcoin públicos

Cualquier persona con un ordenador, una conexión a internet y un navegador web puede conocer el saldo de cualquier monedero de bitcoin con sólo saber el número de monedero. Un dato que es público. Con un poco de pericia, cualquiera puede acceder al historial de transacciones de esa caja fuerte desde su creación. No estamos hablando de grandes habilidades informáticas. Se trata de procedimientos básicos.

De esta forma, basta una sencilla búsqueda en tu buscador favorito para poder acceder, por ejemplo, a los números de identificación de monederos de las cien cajas fuertes de bitcoins que mayor número de criptomonedas contienen.

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Bien. Ya sabemos lo suficiente para ponernos en modo “ladrón de bancos”. Estamos dentro de una sala acorazada delante de las cien cajas fuertes más cargadas de bitcoins del mundo. Como hemos dicho, lo sabemos porque tienen la puerta de cristal y vemos lo que hay dentro. Cada caja contiene criptomoneda por valor de cientos (miles en algún caso) de millones de euros al cambio actual y muchas de ellas no se han abierto desde que fueron creadas. Muy probablemente, sus titulares originales hayan perdido las llaves o fallecido… y ahora… ¿qué?.

Una combinación de 64 caracteres

Cualquiera de las cajas fuertes que contienen bitcoins se abre con un código. La llave para esas cajas es siempre un código de 64 dígitos hexadecimales, lo que significa que cada número de esa combinación puede tener 16 posiciones posibles y no sólo 10. La complejidad de esa clave hace que nos podamos pasar toda la vida probando combinaciones porque la probabilidad de que acertemos la correcta es ínfima.

La grandeza y también la miseria de bitcoin es que la capacidad de disposición de cualquier monedero depende únicamente de conocer la combinación de 64 caracteres que desbloquea su acceso. No hay otra forma de abrir la caja y disponer de su contenido.

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Al inicio de su creación, en el año 2009, y durante varios años, la única forma de ser titular de bitcoin era que te enviaran la combinación de la caja fuerte que te entregaban con los bitcoins. Si perdías esa combinación,  porque el ordenador donde la tenías guardada se estropeaba, porque perdías el papel donde la apuntaste o, simplemente, porque te olvidaste que la tenías, te quedabas sin los bitcoins para siempre. Esto pasaba con mucha frecuencia, porque por aquel entonces el valor de bitcoin era casi residual. Casi como dinero del Monopoly.

Exchanges, los dueños de las criptomonedas

Años más tarde, cuando bitcoin empezó a tener valor material, porque una masa crítica de personas empezaron a estar dispuestas a pagar dinero por él, surgieron los exchanges. Su cometido era hacer de «casas de cambio de criptomonedas”: cambiar criptomonedas por dinero y viceversa.

Hoy en día es la forma más habitual de adquirir criptomonedas. Uno se da de alta como usuario de uno de los muchos exchanges existentes, transfiere dinero a dicho exchange y compra la criptomoneda que desea. Normalmente se hace a través de transferencia bancaria o tarjeta de crédito.

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El saldo de nuestra criptomoneda aparecerá en la cuenta del exchange siempre que lo queramos consultar, pero si lo dejamos ahí, algo habitual en los usuarios minoristas, quien realmente “tiene” nuestra criptomoneda es el exchange y no nosotros.

Eso es así porque no tenemos la combinación de nuestra caja fuerte. Quien la tiene es el exchange que nos “guarda” el criptoactivo, hasta que lo queramos transferir a otro monedero o lo queramos cambiar por una moneda de curso legal que nos transferirá a nuestra orden.

Monederos propios de bitcoin

Si unos ladrones consiguen acceder a las claves de los monederos donde los exchanges custodian los bitcoins de sus clientes, vaciarán esas cajas y transferirán su contenido a monederos controlados por ellos. Como resultado, los clientes de dichos exchanges perderán su inversión. No se trata de una hipótesis. Es algo que ha sucedido en varias ocasiones, con resultados demoledores para los clientes del exchange. Otra cuestión importante es que una vez realizada una transferencia de bitcoins de un monedero a otro, la operación ya no se puede deshacer, quedando el traspaso irremediablemente completado.

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Es por ello que los titulares más importantes de bitcoins no suelen dejar sus monederos bajo el control de los exchanges y transfieren a sus monederos privados sus activos. Es decir, transfieren los bitcoins a monederos en los que sólo ellos conocen la clave de acceso.

¿Qué ocurre si un titular de bitcoin fallece?. Entenderemos que, a nuestros efectos, un titular de bitcoin es el propietario legítimo de unos bitcoins que, además, mantiene a su disposición la clave que le permite acceder al monedero que contiene sus bitcoins.

Problemas fiscales

Sus herederos sólo podrán acceder a ese activo si conocen la clave de acceso a ese monedero. En caso contrario se podría dar la paradoja de que serían titulares jurídicos de un bien al que nunca podrán acceder. No es difícil imaginar la problemática fiscal que eso puede acarrear.

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La otra situación que puede producir problemas es la siguiente: El titular fallecido mantiene sus criptomonedas en un exchange de su elección. ¿Cómo pueden sus herederos recuperar ese bien?. Ya se ha explicado que, en esta situación, quien mantiene el verdadero control sobre estas criptomonedas es el exchange. En este caso,  es el que mantiene en exclusiva la clave de acceso a los monederos que contienen los bitcoins.

Habrá que hacer valer nuestros derechos sucesorios ante el exchange. No queda otra. El problema surge, en la práctica, porque estas empresas están, en muchas ocasiones, domiciliadas en jurisdicciones “exóticas”. Pongamos el ejemplo del mayor exchange del mundo por volumen de negocio. Su nombre es Binance.

Exchanges en jurisdicciones “exóticas”

Binance es una empresa que fue creada inicialmente en China en el año 2017. En septiembre de ese mismo año se trasladó a Japón para escapar de las restricciones de su país de origen, pero en marzo de 2018 volvió a trasladarse a Taiwan por la misma razón. En el año 2019 la compañía indicó que se trasladaría a Malta, pero finalmente parece que lo hizo a la isla de Jersey y luego a las islas Caimán. Actualmente no es fácil saber dónde está domiciliada. Parece una broma. No lo es. Estamos hablando de una casa de cambio que transacciona criptomonedas por valor de 75.000 millones de dólares cada día. Intentar hacer valer unos derechos sucesorios antes una organización como Binance se me antoja bastante difícil. Intentar pleitear contra ellos en caso de desencuentro se me hace literalmente impracticable.

La conclusión: Si usted está pensando en invertir en criptomonedas no estará de más que se anticipe y piense muy bien antes cómo quiere organizar su futura transmisión mortis causa. De lo contrario, pasará lo que ya está empezando a pasar: que se llevará sus criptomonedas a la tumba.

Autor: José Mª Lamarca Capa, socio en Marimón Abogados
Imagen de Harry Strauss en Pixabay

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