Los retos de las nuevas tecnologías digitales cuentan poco o nada, cuando se trata de conseguir votos. Durante la campaña electoral apenas se ha hablado de tecnología en general y, menos aún, de blockchain o criptomonedas. Hoy, en España, es día de votar el futuro del país; pero parece que los principales partidos, con posibilidades de gobernar, tienen una concepción del futuro muy, muy, pero que muy pequeña. Con esto no estoy abogando por el largoplacismo -posición ética seria, relevante y considerable (Toby Ord y William MacAskill, como cabezas principales- sino con un ir más allá de regalar los oídos de los electores con populismos varios. En medidas concretas o, al menos, posiciones claras con respecto a esto aspectos que van a configurar nuestro futuro.
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Nuevas tecnologías
No digo que no se hayan apuntado -decir tratado, sería demasiado- temas importantes en los programas electorales y debates: política fiscal, pensiones, instituciones e incluso alguno ha llegado a referirse a política industrial. Pero tengo la sensación de que el futuro abordado, cuando hablaban de futuro, era muy pequeño. Ha sido un futuro doméstico, de andar por casa.
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El mundo avanzado está debatiendo cómo implementar la web3 o el metaverso, cuál será el desarrollo del dinero digital, en qué campos tendrá preferencia las transiciones a la robotización y un largo etcétera que incluye las criptomonedas, el dinero digital o el gran asunto de qué hacer y cómo gestionar la inteligencia artificial. Es decir, está debatiendo sobre cosas que afectarán a su bienestar futuro, aquí parece que estamos en nuestras cosas particulares, salvo referencias -tema de moda obliga- a cómo se usará la IA en la Administración pública o cómo se formará a los estudiantes en la materia. Aquí, parece que se da preferencia a esas cosas que inevitablemente llevan a las guerras de los abuelos. Más al pasado, que al futuro. Más a la regresión de las distintas identidades nacionales, que a las ventajas que pueden obtenerse con las identidades digitales.
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La productividad, ausente
Incluso en términos de futuro pequeño, casi de supervivencia económica en el mañana, lo importante se ha dejado de lado. Especialmente en los debates televisivos. De hecho, apenas se han hecho eco en la campaña de los diagnósticos de las instituciones que pagamos para hablar del futuro. Así, como ya se ha dicho aquí, el informe España 2050: Fundamentos y propuestas para una estrategia nacional de largo plazo, realizado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, repetía hasta el aburrimiento que el principal problema del país es la productividad. ¿Han escuchado a los distintos candidatos hablar de cómo incrementar la productividad en España?
Yo, tampoco. Hay que buscarlo en la escritura de los programas: abstractas menciones a la “mejora de la productividad” como objetivo. Abstractas en cuanto relacionan tal mejoría con la educación y la tecnología, cuestiones realmente importantes; pero no, siendo igualmente importante, con el trabajo y las relaciones laborales. A lo peor porque dejan el aumento de productividad en manos de autoexplotados emprendedores autónomos movidos por su pasión.
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Los principales partidos han hablado poco de tecnología o futuro a largo plazo. Veamos sus propuestas en lo que a este medio de comunicación interesa: blockchain, criptoactivos, web3, DeFi o metaverso. Cuestiones que han sido referidas en los últimos tiempos por líderes políticos de países como Estados Unidos, Gran Bretaña o, por terminar con los selectos ejemplos, Japón.
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PSOE
El programa “España Avanza” del PSOE avanza poco en cuestión de nuevas tecnologías digitales. Todavía, cuando habla de futuro, se sitúa en el cierre de la brecha digital; pero no en propuestas para hacer frente a los retos que plantea la digitalización futura. Esa que ahora está debatiendo todo el mundo avanzado y frente a la que cabría esperar un liderazgo por parte del partido político que ha gobernado durante los últimos cinco años. Habla de una economía digital que hay que promover, como si no estuviera ya aquí.
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El programa del PSOE habla del metaverso y la Web3. Eso sí, en el vacío: “Estudiaremos”, “realizaremos un análisis” son los términos que dominan sus inconcretas propuestas, que son como decir que no saben todavía qué hacer en estos campos. Sintomática es la frase: “Estudiaremos […] para detectar los eventuales riesgos y oportunidades de la tecnología 3.0”. Los riesgos delante de las oportunidades. Un marco en el que es difícil pensar en un liderazgo en estas tecnologías: la protección de lo que venga, frente al liderazgo en su desarrollo. Incluso los metaversos son dibujados más como fuente de ruido, que de oportunidad: se propone estudiarlos a fin de analizar los posibles desequilibrios normativos que pudieran producirse. No obstante, hay una referencia menos reactiva al metaverso: cuando se incluye en el apoyo al sector audiovisual.
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Siguiendo con el programa del Partido Socialista, los criptoactivos y las criptomonedas son referidas como uno de los temas en que centrar la educación financiera. Blockchain o finanzas descentralizadas no existen. Tampoco el euro digital; y eso que el proyecto europeo parece estar a la vuelta de la esquina.
Partido Popular
El programa electoral “Un proyecto al servicio de un gran país”, del Partido Popular, sitúa a blockchain como una de las patas para una Administración Pública inteligente. Ni palabra sobre los criptoactivos, las finanzas descentralizadas o el metaverso. Tampoco, sobre el euro digital.
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Sumar
Sumar, en “Un programa por ti”, suma cero en referencia a los temas que aquí interesan. Mira que podían haber aprovechado la oportunidad para proponer, por ejemplo, una blockchain feminista, tokens igualitarios, unas finanzas descentralizadas solidarias o alfabetización pública y gratuita en el metaverso. Pues nada. La soberanía tecnológica, a la que hacen alusión, la delegan en manos del software libre. Poco es de extrañar este vacío en una propuesta política de carácter hiperestatalista. Además, ha de tenerse en cuenta que el asesor de cabecera de esta formación política, el eurodiputado Ernest Urtasun, ha señalado con especial empecinamiento a los criptoactivos como fuente del lavado de dinero y la criminalidad, como si hubieran inventado estos comportamientos. De hecho, en las discusiones sobre la regulación europea sobre los criptoactivos, se esforzó en excluir a Bitcoin de la misma. Una trayectoria de eurodiputado que no ha impedido que en este programa tampoco haya referencia alguna al euro digital.
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VOX
Las “100 medidas para la España Viva”, de Vox, no contemplan ninguna referencia a blockchain, metaverso, criptoactivos, finanzas descentralizadas o, por supuesto, euro digital. Se salva una mención a la industria 4.0, señalada como esencial para la competitividad. No es precisamente un modelo de programa electoral, pues incluye faltas ortográficas.
Desde nuestro punto de vista, el futuro es todavía más pequeño aquí, fijando constantemente una pata en el pasado. Así, cuando habla de una interesante propuesta de Pacto de Estado para los próximos 25 años sobre la política industrial de España, lo dice con términos que evocan pasado, como: renacimiento tecno industrial de España. Como si el desarrollo de la revolución industrial en este país no hubiera sido un continuo fracaso adornado con algunas excepciones. No digamos ya en las estrategias de innovación, con el “¡Qué inventen ellos!”, de Unamuno, o el “¡mejor todavía: que no inventen ni ellos!”, de Sánchez Ferlosio.
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