FMI dice que los criptoactivos no deben tener estatus de moneda oficial
FMI dice que los criptoactivos no deben tener estatus de moneda oficial

Geocriptopolítica: el gobierno del mundo a través de las criptomonedas

Las criptomonedas han puesto de actualidad un nuevo término en los gobiernos del mundo: la geocriptopolítica. Es decir, la lucha por generar un nuevo orden financiero mundial a través de las monedas digitales. Desde que nacieron los videojuegos, nos hemos acostumbrado a ver los campos de juego como una sucesión de pantallas. Y, en cada pantalla, un combate, enfrentamiento o prueba que superar. Pues bien, la geopolítica ha entrado en la pantalla de las criptomonedas.

Geocriptopolítica, gobiernos y criptomonedas

Lo cierto es que esto de la geopolítica tiene bastantes pantallas abiertas. Originalmente era una disciplina que nacía con la pretensión de explicar las relaciones internacionales a partir de la situación geográfica y los recursos geográficos disponibles por los distintos actores. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial se pretendió poner orden y reglas al juego geopolítico. Se creó Naciones Unidas sobre las espaldas de los ganadores de la guerra y la sombra del fracaso de su antecesora, la Sociedad de Naciones. El orden mundial se puso prácticamente en las manos de Estados Unidos. Sobre todo el orden financiero mundial, que tomó al dólar como moneda de referencia en las transacciones internacionales. El poder es el poder y la geopolítica va de eso, de poder.

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Sin entrar en detalles de los últimos cincuenta años de ese orden mundial salido del conflicto bélico mundial, las evidencias de su debilidad se extienden. Tanto en lo político, como en lo económico y lo financiero. No obstante y aún en su estatus de orden zombi, no puede decirse que haya surgido un orden alternativo. Ni siquiera ese orden plano que dibujó Francis Fukuyama en su Fin de la Historia ha sobrevivido. En cierta forma, nos mantenemos en ese orden. Con sus instituciones: ONU, FMI, Banco Mundial. Con Estados Unidos en el papel de policía internacional. Con el dólar como principal moneda para los intercambios comerciales. Y con las corporaciones norteamericanas entre las más grandes del mundo. Tiene debilidades importantes; pero, también mantiene fortalezas.

Irán y la pantalla de las criptomonedas

Las pantallas que siguen abiertas son, por ejemplo: Ucrania, el Sahed y el terrorismo yihadista, Corea del Norte, Irán y un largo etcétera, que, además, tiene la geopolítica de la pandemia y, sobre todo, las vacunas, como fondo. Otras pantallas, que fueron muy importantes en su momento, quedan un poco en segundo plano. Desde Cuba hasta Venezuela. Mientras, otras están empezando a cobrar especial relevancia. Es lo que ocurre con la pantalla de las criptomonedas.

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La noticia surgida esta semana es que Irán va a permitir, bajo estricto control, el minado de bitcoin en su territorio y ciertas transacciones con esta criptomoneda, especialmente las relacionadas con importaciones. Lo primero que sorprende es este cambio en la política con respecto a las criptomonedas de este país. Hasta ahora, reprimía con la severidad de las dictaduras las granjas de minado. Incluso la posesión de equipos de minado. La principal justificación era el gran gasto energético que suponía. Esto en uno de los países principales productores de petróleo. Ahora bien, como ocurre en Venezuela, el que se produzca mucha materia prima para la energía, como es el petróleo, no quiere decir que, después, la energía sea precisamente un bien sobrante entre sus ciudadanos. Más bien, suele ser un bien escaso.

Reacción al embargo

Bajo tal argumentación energética, el estado iraní recompensaba a quien denunciase a los mineros, con cantidades que superaban los dos mil dólares norteamericanos. Piensen la proporción del castigo, en función del tamaño de la recompensa por el chivatazo.

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Un cambio de actitud hacia bitcoin de la república islámica puede leerse en clave geopolítica. Por un lado, como reacción al embargo que viene sufriendo a partir de su política nuclear. A través de bitcoin, se podrían adquirir bienes a los que ahora tiene difícil acceso el país. Claro está, solo por aquellas entidades que tuvieran la licencia gubernamental correspondiente. Pero, también, como forma de debilitar la fortaleza del dólar como instrumento monetario para los intercambios internacionales. Tal vez solo sea una chinita en un orden financiero que, eso sí, ya no parece tan pétreo alrededor del dólar.

China, principal prestamista de países con economías emergentes

En esta pantalla de la geo-cripto-politica, el principal protagonista de los últimos meses es, sin lugar a dudas, China. La puesta en funcionamiento de su yuán digital, su CBDC (moneda digital del banco central), es una fuerte apuesta por las criptomonedas, aun cuando en este caso sea una criptomoneda centralizada. Muy centralizada. Pero que el país asiático podría poner en funcionamiento para sus numerosas transacciones en el mundo.

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No pueden olvidarse, al menos, dos cosas. El hecho de que China es el principal prestamista de los denominados países con economías emergentes, además de otros países en desarrollo. Entre tales países destaca el propio Irán, país con el que ha llegado a un acuerdo por el que el país asiático invertirá en Irán por un valor de 400 mil millones de US dólares durante los próximos 25 años. Por otro lado, el estado chino controla toda la economía del país, incluso con participación en sus empresas y en las decisiones de las empresas. Por lo tanto, puede desplegar una política de más o menos apoyo en su nueva criptomoneda oficial, a conveniencia del propio estado.

Rusia y el horizonte del rublo digital

Por su lado, Rusia, que cuenta con un buen puñado de criptoactivistas, también está tomando cartas en el asunto. Su reto más inmediato es la regulación. Hay que tener en cuenta que tiene prohibido el uso de las criptomonedas como medio de pago y que, dada la tradición autoritaria del país en materia económica, se espera que tal regulación exija el registro e identificación previa de todos sus participantes, lo que de facto reduciría el campo de actuación a entidades y empresarios.

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Más allá de este reto inmediato y poniendo de manifiesto la distinta manera que tienen los estados de percibir las criptomonedas, según sean ellos mismos gestores y usuarios de las mismas, o sean sus ciudadanos, se encuentra el horizonte del rublo digital. El plazo que se han puesto las autoridades rusas para ponerlo a circular está en 2023. De momento, parece que el rublo digital, otra CBDC, tendrá su prototipo a finales de este año. Pero especialmente interesan las declaraciones de uno de sus principales impulsores, Aksakov, presidente del Comité de Mercados de la Duma Estatal de Rusia. Dijo a finales del pasado mes de marzo que, con el rublo digital, Rusia se alejará gradualmente del dólar estadounidense.

Japón y el yen digital

Por su lado, otro de los grandes económicamente hablando, Japón, se ha convertido en el encargado de ir abriendo camino en el uso nacional de las criptomonedas. El regulador financiero permite los intercambios con criptomonedas, siempre que estén previamente registradas en la Agencia de Servicios Financieros. Por otro lado, para evitar los riesgos del blanqueo de dinero y el terrorismo, se requiere certificación de identidad de los operadores. Ahora bien, Japón empezó ya las primeras pruebas de su yen digital hace un año. Parece ir por delante.

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Euro digital

De los otros dos grandes actores planetarios, Europa y Estados Unidos, cabe esperar noticias relativamente pronto. Mientras se van poniendo de acuerdo los distintos bancos centrales de la zona euro, el denomiando euro digital tiene previstos sus primeros pasos experimentales para 2025. Si lo comparamos con los anteriores, mucha prisa no parece haber. Seguramente es el ritmo que cabe esperar de una entidad que cada vez tiene menos peso en el juego de la geopolítica en general.

Como puede comprenderse, el más presionado por todos estos movimientos es Estados Unidos. Si tenemos en cuenta que, en buena parte, es el dominio del dólar como referencia lo que se está jugando, no puede quedarse impertérrito ante todos estos movimientos. El prototipo del dólar digital estaría preparado para finales de este año.

Estados Unidos y el dólar digital

En el camino, el proyecto liderado por la FED y que cuenta con la colaboración del MIT, se están encontrando con algún ruido proveniente de los actuales intermediarios financieros, como los bancos comerciales o los integrantes de la industria de los instrumentos de pago. Pero, claro está, el cambio del dólar por el dólar digital tendría más efectos en el mercado interno norteamericano que en la pantalla geopolítica. Ahí, la amenaza viene de la capacidad de imposición de sus propias monedas digitales por los países económicamente más relevantes en los intercambios internacionales y, sobre todo, por el uso de criptomonedas, como el propio bitcoin, como alternativa al US dólar. ¿Qué puede hacer? ¿Prohibir a sus empresas y ciudadanos los pagos en bitcoin?

Foto de geralt, en Pixabay

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Javier Callejo
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