Cuando, ya hace años, se nos decía todo lo que podría llegar a hacerse con la IA, quedábamos asombrados. Eso sí, todos eran beneficios. Pocos, los temores, salvo alguno proyectado en clave de narración de ciencia ficción. Entre tales beneficios, podía leerse en clave incluso democrática que todos nos podíamos convertir en creadores. Todos podíamos llegar a ser novelistas, poetas o músicos.
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Casi nadie pensaba en los novelistas, los poetas o los músicos. Salvo, tal vez, ellos mismos. Hoy se pueden escribir pequeños cuentos con la IA. Hemos visto recientemente cómo se pueden ganar premios de fotografía, utilizando la IA en lugar de una cámara fotográfica. También se pueden crear piezas poemas. Es cierto que, de momento, poco originales. Y ya tenemos a nuestra disposición la capacidad de crear piezas musicales. Incluso sabiendo poco de música. Pues bien, esto nos puede parecer bien a todos. Menos a los que se ganan la vida con la música. En general, los artistas están en pie de guerra contra la IA.
Músicos IA
En esta ocasión lo que ha disparado las protestas ha sido una canción: “Heart on My Sleeve”. Ha sido una falsa canción de Drake and The Weeknd creada por IA, la que ha generado la indignación de los músicos. Se consiguió producir la voz del rapero Drake con algoritmos. Procedimiento: se entrena la IA generativa con la voz y música de los artistas. Resultado: se obtiene una imitación asombrosa que se hizo viral rápidamente. Consiguió millones de reproducciones a través de aplicaciones como Apple Music o el propio Spotify. Además, también había video, reproducido en Tik Tok o YouTube.
La IA pone en cuestión el concepto de fotografía y de fotógrafo
No es la primera vez que esto ocurre, aun cuando sí con tal eco. Además, en medio del debate general existente con respecto a la IA. En el campo específicamente artístico, pone en cuestión muchos conceptos. Por ejemplo, el de qué es lo nuevo, cuáles las bases de lo nuevo y cuáles las bases de lo nuevo tan determinantes que lo nuevo no tendría lugar sin ellas. En esto último es en lo que, de momento, trabaja la IA: aprende de materiales existentes y, a partir de ellos, los recrea o imita, según las perspectivas.
Consecuencias jurídicas
¿Han de ser recompensados los que crearon el material del que aprende la IA para crear sus propios materiales? Eso cuando hay materiales: acordes, frases, etc., que sirven de puente entre el material fuente y la nueva creación. Pero si se trata de una imitación. ¿Cuál es la diferencia entre copia e imitación? Aquí están algunos de los debates económicos y profesionales. Debates con potenciales consecuencias jurídicas. Lo paradójico es que puede llegar a ser la IA la que dirima entre lo que es original y lo que es copia, entre la creación y el plagio, entre recibir derechos de autor y no recibirlos.
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Son excepción los artistas que han logrado adaptarse a la economía digital. Menos aún, los que han hecho de lo digital su materia prima de trabajo. Y tal vez han sido los músicos, en una sociedad en la que se escucha música constantemente, los más afectados. Primero fue la facilidad de copias piratas de su trabajo a partir de soportes digitales. Puede decirse que internet multiplicó geométricamente tal facilidad, dejándolos desarmados y, sobre todo, sin recibir derechos de autor. Después, plataformas como Spotify aparecía como una especie de puntilla, en clave de salida envenenada. Y, ahora, la IA.
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