La validación de un bloque de una transacción en Blockchain carecía de nacionalidad. En coherencia con la lógica cripto, poco sentido tenía saber la nacionalidad, nombre o alias de los mineros que habían intervenido en una transacción. Ahora, cada bloque minado por MARA Pool en Estados Unidos vendrá con un sello de “Made in USA”. MARA es una empresa de origen africano (Nigeria, Kenia) dedicada tanto a la minería, como a actuar de wallet (Mara Wallet). En el panel del sitio de MARA Pool pueden seguirse algunos de los indicadores relevantes del minado, como los propios bloques.
La minería blockchain
En la representación de la minería de Blockchain latía una especie de internacionalismo en clave de no-lugar. Un internacionalismo sin territorio, sin raíz espacial original. En esa imagen desterritorializada del minero de Blockchain, es como si estos rechazasen toda idea de Estado, nación y pasaporte. Al fin y al cabo, las monedas fiat, contra las que se postulaban los productos de su minería como alternativa, eran de los Estados.
Nadie se preguntaba dónde estaban los mineros, aunque nos llegaran noticias de grandes granjas de minería en aquellos lugares durante la electricidad era más barata o hacía más frío, por lo que se compensaba el calor del propio proceso de minería. China, Kazajistán, Rusia, Canadá, Islandia, Noruega, Suecia o Estados Unidos aparecían como países en los que había alta probabilidad de encontrar mineros de Bitcoin.
Seguramente conducidos por las evocaciones del propio término de mineros, nos los imaginábamos como esos trabajadores sin nombre, pero enlazados, que aparecen en Il Quarto Stato. La pintura de Giuseppe Pellizza de Volpedo nos ha fijado la imagen del proletariado: hombres, la mayoría, y mujeres sin más patrimonio que sus brazos abiertos.
Proletarios mineros de blockchain
En el caso de los mineros de Blockchain, con un patrimonio resumido en su talento y, sobre todo, unos ordenadores en una habitación donde el calor se hacía casi inaguantable. Así, en pequeñas habitaciones con muy escasa ventilación, pero llenas de placas, cables y, sobre todo, calor, se hacía la minería que se hacía en los barrios y ciudades dormitorio españoles. Sin atisbo alguno de identidad nacionalista.
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Como a los lavoratori de Pellizza de Volpedo o los proletarios de Marx, a la minería de Blockchain le eran extraños nombres y nación. En El Manifiesto Comunista, Marx y Engels se hicieron eco de la frase que identificaba a los primeros: ¡Proletarios de todos los países, uníos!.
Y los proletarios-mineros de Blockchain de todos los países se unieron, a través de nodos e internet en todo el mundo, para validar bloques de transacciones. Sin nombre. Tampoco Marx dio en sus obras nombre alguno de proletario. Las referencias a los mismos en sus obras, como el propio El Capital, venía dada por los informes y las noticias de prensa que estudiaba.
Al parecer, la relación directa de Marx con las formas de vida del proletariado se reducía a la que tuvo con sus representantes, aristocracia obrera que configuraba los partidos proletarios y sindicatos -de clase, eso sí, como se dijo después, para diferenciarse de otros sindicatos- del momento.
Bloques validados minados en Estados Unidos
Encerrado en la hermosa Biblioteca Británica, carecía de tiempo para observar y convivir directamente con esos anónimos y desnacionalizados proletarios a los que pretendía dirigirse. Su vida concreta estaba más cerca de la bohemia intelectual, en busca de un nombre, que de la anónima y desnacionalizada masa proletaria. Sin conocimiento de nombres de proletarios auténticos, de los que pasaban por las tabernas. Ni siquiera, de sus apodos, que mantenían tal vez guardando así el vínculo con su comunidad rural de origen.
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Quien escribió tanto del proletariado, tuvo menos contacto directo con personas del mismo, que un Ministro de Trabajo de nuestros gobiernos actuales con los trabajadores. Son su referente básico de sus argumentos, como “los vulnerables” de hoy en día. Lo que alimenta sus cargos o sus trabajos académicos intelectuales. Simulacro para alimentar su realidad en clave de retórica de realismo. Un realismo ni mágico, ni sucio, simplemente funcional para mover afectos y, claro está, votos en democracia. Pero siempre mirados los proletariados desde tan cenital altura que los hace anónimos y sin lugar.
Conexiones imaginarias entre mineros proletarios y mineros Blockchain que caminan a su final. Pues, con la actividad de MARA, se reconocerán los bloques validados minados en Estados Unidos. Tal vez el inicio de la desproletarización del minado. Tal vez, de la desencriptación del minado. Los expertos dicen que se trata tan solo de un guiño al candidato Donald Trump, que ha prometido en su campaña electoral impulsar la minería de Bitcoin. Estadounidense, claro.
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