Ni siquiera los apocalípticos contra lo cripto, los que llevan 15 años diciendo que esto de las criptomonedas es una bobada, han descansado este verano. Termina agosto y casi el verano. Un verano atravesado de acontecimientos sobre los activos digitales. Parece que nada ha parado y que, con este enganche a las redes sociales y la actualidad, nadie ha descansado. Eso sí, en estos tres lustros, el esfuerzo de rechazo de las criptomonedas ha ido pasando por varias fases. Del desprecio se pasó al escepticismo, para llegar a la estrategia institucional de resistencia a las critpomonedas, liderada por relevantes siglas de los países desarrollados como: SEC o BCE.
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Apocalípticos cripto
Empezó el verano con las demandas de la estadounidense SEC (Securities and Exchange Commission) contra los gigantes mundiales del exchange: Binance y Coinbase. Demandas que tenían puntos en común, además de la coincidencia en el tiempo. El primero, ponía al desnudo la estrategia de la institución norteamericana de persecución del mundo cripto. También en ambos casos avisaba sobre las grandes sospechas sobre la descentralización de estos operadores y, así, de buena parte de los actores relevantes de las autodenominadas finanzas descentralizadas.
Después, había diferencias. La demanda contra Coinbase hace especial hincapié en aspectos que pueden considerarse de orden administrativo. Muy al contrario de lo que ocurre con la demanda contra Binance. Una demanda cuyos rasgos no hacen sino empeorar para el demandado. Lo más reciente es que la SEC ha solicitado a la corte judicial encargada del caso que, debido a la sensibilidad y confidencialidad de algunas informaciones,Lno se hagan públicos determinados archivos originados durante el proceso de instrucción. En total 35 archivos. Esto puede querer decir que hay información que, de hacerse pública, puede interferir en las actuaciones de una investigación criminal, poner en peligro la integridad personal de testigos o las relaciones entre empresas. El verano empezó mal para Binance y tampoco termina bien su mes de agosto.
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Este verano trajo la mayor aproximación de los operadores institucionales centrales del campo financiero a las stablecoin. El Banco de Inglaterra, embarcado en el proyecto de la Libra digital, realizó declaraciones bastante claras al respecto, favorables a una regulación de las mismas. El BCE (Banco Central Europeo), también ocupado en el diseño del euro digital, no son tan claros; pero parece apuntar a lo mismo. Así, cabe interpretarlo de las veraniegas manifestaciones de Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España. Cada vez más se tiene la sensación de que las stablecoin son la puerta por la que entrarán paulatinamente las criptomonedas.
NFTs
Las marcas han seguido lanzando sus colecciones de NFT. Lo hicieron Gucci y Coca-Cola. En ambas, un patente vínculo entre arte y estos tokens. El arte, de la manufactura o de lo icónico, como manera de sacralizar los tokens. Los NFT como manera de dar valor simbólico, además de las concretas utilidades, a la relación entre los usuarios y la marca. La tokenización es eso. El establecimiento de un vínculo simbólico, que es el vínculo por antonomasia. Etimológicamente la palabra símbolo es lo que se lanza para unir.
Si el verano empezó con demandas, agosto termina con sentencias. Una muy importante, la que ha dictado un tribunal norteamericano sobre la decisión de la SEC de rechazar el fondo (ETF) en Bitcoin de Grayscale. Una decisión de rechazo que ha sido calificada por el tribunal de arbitraria y caprichosa. Y en agosto se acabó el criptoinvierno.
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