Tantas veces es repetido, que volatilidad nos aparece como sinónimo de criptomonedas. ¡Qué mejor que empezar agosto con este tema! Por aquí dicen: “¡Date agosto, date invierno!”. Es decir, la certificación popular de la volatilidad de un mes que se nos vuela, que se nos escapa de las manos empujado por vientos incontrolados. Un mes que siempre nos parece muy corto, del que esperamos mucho más de lo que nos da y del que, sin embargo, solemos contar maravillas a la vuelta de las vacaciones. Y es que, del mes de agosto, con la ruptura de las rutinas, esperamos lo inesperado. Atentos a la buena sorpresa de cada día, se nos pasa volando.
Criptoagosto: elogio del dinero en efectivo
En el campo financiero, el término volatilidad es el grado de variación de precio de un instrumento financiero a lo largo del tiempo. Está relacionado con riesgo, incertidumbre y, aunque también puede estar relacionado con oportunidad, tiende a tener connotaciones negativas en este campo. Como algo que escapa a la gestión racional, cuando los gestores financieros hacen de tal gestión racional el rasgo de su profesión: gestión racional del riesgo.
Big Tech Stocks
El último informe publicado de Cryptoslate se dedica a analizar en términos de volatilidad los movimientos del precio de las acciones de las grandes tecnológicas, el Big Tech Stocks. El mercado financiero de: Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, NVDIA, Tesla, Meta, Alibaba.
Criptoagosto: el estado de las criptomonedas y las criptomonedas del Estado
El informe parte del reconocimiento de que muchos fondos de inversión y gestores de activos excluyen a bitcoin argumentando su volatilidad. También de que las demandas de regulación de esta criptomoneda están fundamentadas en lo que se califica su alta volatilidad. Pues bien, el análisis de las acciones de las grandes tecnológicas muestra una volatilidad muy alta. Ha de tenerse en cuenta la incidencia que ha tenido la inteligencia artificial (IA) en esas subidas y bajadas del precio del mercado de títulos tecnológicos.
Industria de la protección, crisis de las criptomonedas y crisis de un modelo de Estado
Nada parece escapar a la volatilidad. Ni la IA. Es más, según el índice bursátil S&P 500 High Beta ETF, procedente del clásico Standard & Poor’s 500, estas grandes tecnológicas han protagonizado la mayor volatilidad durante el último año. A partir de tal constatación, viene la racionalización: ajuste tras la gran subida del precio de sus acciones con la pandemia, la cadena de suministros (digital chips, principalmente), la IA, la inflación, etc. Resultado: volatilidad.
Volatilidad y modernidad
La volatilidad es una de las caras de la Modernidad. Frente a la estabilidad de la Tradición, la Volatilidad de la Modernidad. Del nada cambia, al todo cambia. La cara opuesta y también enormemente presente de la Modernidad es el control. Como las dos caras del dios Jano, control y volatilidad se nos muestran opuestas y, a la vez, indisolublemente vinculadas entre sí. Realmente lo característico de la Modernidad es la búsqueda de la volatilidad en el control y del control en la volatilidad. De aquí que la Estadística sea una de sus ciencias centrales. A su vez, ciencia del Estado, de lo estable y de lo que da estabilidad, y ciencia de lo aleatorio y la probabilidad de que ocurra lo no esperado y no ocurra lo esperado.
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La volatilidad es lo que da alas, capacidad de innovar, la búsqueda de lo nuevo en la Modernidad. Pero, a la vez, nos genera cierta angustia, como nos la puede producir una montaña rusa, por lo que deseamos su opuesto, el control. Por un lado, esas ganas de transformarlo todo, de que todo fluya, de intercambiarlo todo. En primer lugar, a intercambiarnos con nosotros mismos.
Por otro lado, el pautar esos intercambios, la búsqueda de reglamentos contra la volatilidad y que, al menos, las decisiones provenientes del poder sigan procedimientos y no dependan de la volatilidad de la situación presente de quién ha de tomarlas. Por un lado, Karl Marx y su máxima sobre la Modernidad: “todo lo sólido se evapora en el aire”.
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La volatilidad como oportunidad
Por otro lado, Max Weber y la burocracia y la racionalización como “jaula de hierro” de la Modernidad. Como en las criptomonedas, nos atrae la volatilidad como oportunidad, pues es lo que permite que imaginariamente demos el salto a la posibilidad de convertirnos en algo parecido a millonarios.
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Al menos, a sentirnos ganadores. A su vez, la demanda de control y regulación de las fuerzas que pueden llevar a provocar la volatilidad. Porque, si lo perdemos, se convierten en fuerzas del mal. Deseamos algo tan difícil -no sé si imposible- como la volatilidad justa. ¡Que lo ganado, como las vacaciones, como el mes de agosto, no se nos vuele! Ahora bien, si se nos pasa volando es que ha sido una de esas volatilidades en las que hemos ganado.
Como con el colesterol, hay volatilidad de la buena, cuando ganamos; y hay volatilidad peor, cuando perdemos. Pero casi siempre queda un resto de ganancia en la experiencia. Es la experiencia de la volatilidad. Es la experiencia de nuestro tiempo.
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