En medio de la tormenta por la detención del CEO de Telegram, Pavel Durov, el pasado sábado en París, Mark Zuckerberg, CEO de Meta, dice arrepentirse de haber censurado los contenidos de la red social Facebook en relación a la pandemia de la COVID-19. Lo hace en una carta -con su correspondiente logo de Meta- emitida el lunes posterior a la detención y dirigida a Jim Jordan, presidente del House Judiciary Comitee de los Estados Unidos.
Mark Zuckerberg y la libertad de expresión
Subraya que la Administración Biden presionó a Facebook para censurar los contenidos durante la pandemia, en 2021. Contenidos que incluían aquellos realizados en clave humorística o satírica, añadiendo que se arrepiente de haber cedido a tal demanda.
La detención de Pavel Durov en Europa y el principio de libertad de expresión
La carta puede interpretarse como una especie de estrategia de ponerse la venda ante, al menos, tres posibles heridas que estarían por venir. La primera, por una posible investigación precisamente contra la libertad de expresión, por la moderación y censura de contenidos en un medio de comunicación, como es una red social. La segunda herida puede venir de parte de los propios usuarios de las redes sociales de Meta, que pueden sentirse un tanto traicionados en su confianza. La tercera herida tiene que ver precisamente con el debate generado a partir de la detención de Durov, que ha sido identificado -junto con Telegram- con la libertad de expresión y la ausencia de censura.
Relación entre democracia y comunicación mediada
La enorme mayoría de los mensajes en redes sociales se han pronunciado a favor de la liberación de Durov. Puede decirse que a Elon Musk, propietario de X (Twitter), le faltó tiempo para tal pronunciamiento, consciente de que lo que se juega es el propio futuro de las redes sociales y su credibilidad.
Convertidas en medios de comunicación, con millones de usuarios buscando sus mensajes, una de las claves de su diferenciación de los tradicionales medios de comunicación estriba en la práctica de la libertad de expresión, en la ausencia de filtros. De hecho, con el debate sobre la detención de Durov, se inicia el debate sobre el futuro de otra fase de la concreción de la relación entre democracia y comunicación mediada.
El arrepentimiento de Zuckerberg ha sido descrito por Musk como un paso en la dirección correcta. Mucho peor ha sentado la exposición pública de esas presiones en la Administración Biden. Presiones con pruebas, que desnudan la cara más liberal de los demócratas. Especialmente teniendo en cuenta el marco de campaña electoral presidencial en el que se encuentra la sociedad norteamericana. Parece así que Zuckerberg también se ha posicionado. Ahora es Harris y los suyos los que han de tapar la herida.
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