El desconfinamiento de bitcoin está generando reacciones en los sectores más conservadores de la economía. Ya casi no es noticia que la cotización de bitcoin y otras criptomonedas superen semanalmente registros históricos. Esto las hace asomarse periódicamente a las portadas e incluso editoriales de los principales medios de comunicación. Ya no se puede ocultar que está ahí. Aprovechando esta exposición pública, se ha convertido en normal la presencia en la calle –y los propios medios de comunicación- de distintas empresas y plataformas para el cambio de criptomonedas. Por ejemplo, en Madrid, podemos pasear por el centro de sus calles leyendo los carteles con los que Bit2Me adorna las actualmente concurridas aceras o escuchando las cuñas de eToro.
Bitcoin y su puesta de largo en las aceras de Madrid
Especialmente el estar en la calle no es baladí. La acera se ha convertido en un espacio de regates imposibles y disputas entre los propios paseantes para cumplir con la distancia social prescrita y las restricciones temporales del toque de queda, terrazas extendidas hasta la última baldosa, socavones y andamios eternos, perros en racimos infinitos con escaso control por parte de sus dueños, o patinetes tirados por el suelo. Pues bien, en medio de esta batalla urbana, está ese extraño mobiliario urbano cuya única función es soportar publicidad. Si cada vez es más difícil saltarse la publicidad de los medios de comunicación en internet, es realmente imposible permanecer ciego a los los mensajes de las aceras.
Estar en la acera del centro de las ciudades es como una puesta de largo. Las calles y avenidas de las grandes ciudades se diseñaron para ver el mundo a través de sus escaparates, como magníficamente nos dibuja Berman en su All that is solid melts into air, uno de los libros más bonitos que jamás se hayan publicado sobre el significado de la Modernidad. Ahora podemos pasear entre el símbolo del bitcoin.
Bitcoin y el desconfinamiento criptomonetario
Si la semana que ahora empieza parece ser la fijada para iniciar el desconfinamiento en algunos países, como Gran Bretaña, puede decirse que las criptomonedas se han adelantado en nuestro país. Ello nos ha proporcionado también la oportunidad de ser testigos de algunas reacciones en contra a este desconfinamiento criptomonetario. Como las del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores del pasado 9 de febrero. Síntomas de que el ambiente está caldeado. Comparada con la estructural reacción del eYuan chino, con horizonte sistémico, la del comunicado conjunto de nuestras instituciones financieras locales parece más un pataleo desde la impotencia.
Toma de poder
Seguramente en uno de sus análisis más vivos e implicados en el momento histórico que le tocó vivir, en El 18 de brumario de Luis Bonaparte, Marx realiza una interpretación de la toma de poder por parte del sobrino de Napoleón Bonaparte, comparando la situación de la sociedad y la política francesa de 1848 a 1851 con la que aconteció en Francia en 1799 y que desembocó con la toma del poder por el, a la postre, emperador de origen corso.
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Es la obra que empieza con las tantas veces repetida frase: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. En las obras de Marx, la fuerza retórica de sus primeras veinte páginas tiende a ser apabullante. La izquierda se ha alimentado de este lenguaje durante más de siglo y medio.
Transformación social con las criptomonedas y blockchain como protagonistas
Lo importante aquí es recoger el reto que se propuso el pensador alemán: establecer un cuadro de las fuerzas sociales y económicas en conflicto en un momento de plena transformación social. Un reto de enorme envergadura y que están esperando sus analistas en unas circunstancias históricas, como las actuales, de acelerada transformación social, económica y política. Una aceleración en la que las criptomonedas y blockchain están siendo unos actores protagonistas, a pesar de que no fueron invitados a la fiesta.
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Es lo que suele ocurrir con los cambios históricos, suceden cuando un conjunto de actores, factores y fenómenos se cuelan a la fiesta por las rendijas. Blockchain es uno de ellos. Por supuesto, no el único. Y, además, enfrente tiene a los que estaban llamados a ser el centro de dicha fiesta: las grandes corporaciones tecnológicas, los grandes estados, las instituciones internacionales y el capital financiero liderado por los bancos de cobertura mundial. Es la fiesta de la globalización.
Posiciones privilegiadas
Haciendo una síntesis excesiva de la obra, casi caricaturesca, lo que denunciaba Marx eran dos cosas. Por un lado, el carácter social, económica y políticamente regresivo de la actuación bonapartista de mediados del siglo XIX. Lo leía como un freno, originado por la defensa de intereses de las posiciones privilegiadas y conservadoras en la sociedad francesa, al cambio.
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El otro aspecto a destacar está en la conclusión del texto marxista. Cuando señala que: “Todas las revoluciones han perfeccionado esta máquina, en lugar de romperla”. La máquina a la que se refiere es el Estado burgués. Algo que puede traducirse a la actualidad, intentando mantener la fidelidad al texto original, como: todas las revoluciones sociales, técnicas y económicas han perfeccionado esta máquina, que es el capitalismo.
Los periódicos
Más allá de esta síntesis apresurada, interesa subrayar aquí que el material empírico, en el que fundamentalmente Marx apoya sus argumentos, estaba compuesto por material de periódicos. De alguna forma y a través de su voz, establecía una especie de diálogo o debate entre todas las fuerzas en liza, representadas por lo que dejaban ver en una prensa enormemente partidista y combativa.
El reto es, sin duda, de gran envergadura. Ya no estamos en sociedades nacionales circunscritas a un territorio. El escenario es el mundo. Los propios actores principales son de difícil fijación en el interior de fronteras determinadas. Ni siquiera ya los medios de comunicación de referencia, parecen tener fijados sus intereses (anunciantes, patrocinadores y audiencia) en un lugar específico del planeta.
El tópico del lavado de dinero
No obstante y a pesar de estar en juego la gobernanza mundial, se reclama también la actuación local de los estados nacionales en defensa del statu quo. Es lo que hizo el diario El País en su editorial del pasado 11 de febrero, donde habla de riesgos por haberse convertido bitcoin en un activo de inversión más. Como si las otras inversiones carecerían de riesgo.
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La histeria del mensaje del que un día fuera diario de referencia llega a llamar la atención por el gasto de energía enorme exigido por “la infrestructura que soporta su funcionamiento”. ¿Y la huella de carbono que se deriva de poner el diario en los kioscos o el mensaje en millones de pantallas? Tal vez haya que recordar que, para ver sus mensajes en internet, hay que enchufar un ordenador o micro-ordenador, como el teléfono móvil.
Por supuesto, regresan a los tópicos del lavado del dinero, como si esta práctica necesitara de las criptomonedas para llevarse a cabo. El editorial de El País es, como decía Marx de la sociedad francesa, retrocede en el tiempo más allá de un punto de partida. Reacciones que son síntoma de que ya se están sintiendo cambios profundos.
Foto cogida de la cuenta de Twitter de Bit2Me
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