El Museo Metropolitano de Nueva York (MET) se mete en Roblox para invitar a sus usuarios a ingresar en el metaverso. Los museos siempre han tenido vocación de espacio inmersivo. Algo que los llevaba a convertirse en una especie de réplica laica de las iglesias. Había mucho de sacralización entorno a la obra de arte. Reclamaban la mirada devota a lo expuesto y el silencio, para respetar la fusión personal con la obra. Por mucho que el pop intentara inicialmente tal desacralización, no la consiguió. Si era arte, por muy pop que fuese, era sagrado. Sólo las masas de turista a paso de lenta procesión frente a las paredes del museo consiguieron la profanación.
Meta copia estrategia de Roblox para revitalizar su metaverso
Roblox MET
Desde entonces, los gestores de los museos no sólo competían entre sí con la acumulación de visitantes. Querían, a la vez, la masa visitante y la inmersión capaz de atar al visitante individual en cada obra. Querían lo profano y lo sagrado de la visita. La digitalización podía conseguir la milagrosa síntesis.
La digitalización de los museos empezó por cosas sencillas: tener un sitio web, anunciar las exposiciones y otras actividades del museo, venta online de entradas, proponer la cita previa para evitar excesivas concentraciones. Los primeros pasos. Pero había que seguir. Incluso ir más allá de llevar las obras de arte del museo al sofá del espectador. Más allá de la interactividad, entendida ésta como información más profunda de los detalles de la obra de arte o como juegos que permiten desbloquear versiones de obras de arte.
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Ahora el reto de la digitalización es involucrar al espectador con historias y juegos a partir de esa obra de arte. Es que el visitante se meta en el cuadro o que los elementos del cuadro -personajes, vestimentas, herramientas- puedan ser utilizadas por el avatar del espectador. Así, metiéndose en la historia del contexto representado en el cuadro, se sumerge en el cuadro, con posibilidad de adquirir sus elementos.
El sombrero de paja de van Gogh
La inmersión del visitante es el objetivo de la propuesta digital que la empresa especializada en juegos Roblox pone al servicio del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Sumergirle en el museo a través de los juegos que configuran un mapa interactivo al que se entra en 37 de las obras de arte que expone.
Con una aplicación de Replica, especializada en realidad aumentada, se desbloquea un código presente en esas obras y se consigue una autocomposición a partir de las prendas presentes en las obras físicas. En sus avatares, los visitantes pueden probarse cosas como, por ejemplo, el sombrero de paja de van Gogh. También se pueden adquirir y salir del museo con el avatar vestido de época. De la época que le ha tocado vivir, el siglo XXI.
El metaverso como lugar de encuentros y grandes acontecimientos de entretenimiento
Antes y para mucha gente aún, los museos son una ventana de sacralidad cultural interactiva. Son profundamente interactivos tal como los hemos venido conociendo: poniendo la obra de arte ante al visitante, retándole a que ponga todo de su parte, sin tan flujo eléctrico-digital. Las pasiones de la comunicación se ponían entre emisor (autor) y receptor (espectador), donde el canal (museo) apenas ponía poco más que un lugar sagrado.
Hoy, los públicos han cambiado y también los museos. Ambos parecen inclinados al entretenimiento activo, rozando digitalmente la forma de parques atracciones. Y es que las formas de la comunicación también han cambiado: del juego de lo sagrado a lo sagrado del juego.
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