Al metaverso le falta una canción del verano. Es lo que tiene agosto. Deja tiempo para evasiones mentales. Tal vez, demasiado tiempo. Con más olas de calor, que olas de mar. Y así, uno se tropieza con preguntas que también parecen venir como olas: sucesivas, de distinta intensidad, esperando que selecciones la adecuada para surfear. Surfear sobre el mar azul y blanco de la divagación: ¿cómo sería el metaverso del agosto español? ¿Habría espacios adquiridos por hoteles, cuando esto de descansar o dormir no parece entrar en la lógica del metaverso? En la casa física, la siesta del verano cobra protagonismo. En el metaverso, lo dudo; aunque siempre cabe la posibilidad de siestas que generen sueños con imágenes en las que se recupera la actividad. Una especie de meta-metaverso.
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En el metaverso se está para actuar o ver actuaciones. Por cierto, habría actuaciones: los conciertos de verano del metaverso. Artistas, grandes y pequeños, nuevos y clásicos, de todos los géneros tendrían cabida en este metaverso del verano.
Metaverso canción
También habría tiendas con que vestir veraniegamente a los avatares. Tiendas de las grandes marcas de moda. A disposición todo tipo de skin: desde bañadores o bolsos, a trajes de lujo para las flirteantes veladas a la orilla del mar de mansiones que quitan el hipo. Aquí es fácil que un mínimo error en el tecleo convierta orilla del mar en orilla del mal. Ahí lo dejo, a la libertad de los diseñadores de las posibilidades del acontecimiento y de los propios avatares.
Dudo que, en el momento del desarrollo actual de la tecnología del metaverso, haya restaurantes. Lo de comer en el metaverso no está muy avanzado. Ni hamburguesas, ni comida de diseño para estrella Michelín. Eso sí, estarían las grandes marcas de cadenas de alimentos o de bebidas refrescantes con sus anuncios específicos para la ocasión y el espacio virtual, ofertando sus complementos o beneficios (utilities) para el mundo físico.
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Dado el dominio de la lógica del juego en los metaversos no podrían faltar competiciones. De prácticamente todo: carreras sobre los entes o “máquinas” más comunes o extrañas hasta para la imaginación, creadas para la ocasión. Carreras de esas ruidosas motos, quads, de montaña o agua, que tanto nos molestan cuando estamos en el monte o en la playa, cuando no estamos sobre ellas. En el metaverso sólo harían ruido para los implicados, profundizando en tal implicación. Competiciones de todo. Incluso sin tanto movimiento o velocidad cinética: indumentaria, sombreros, gorras, versificación, rapeo, canción del verano -en busca del George Dann particular- y un largo etcétera. El metaverso ya tiene películas, incluso oscarizadas; pero le falta una canción del verano.
Las verbenas del metaverso
Ahora bien, lo más importante del metaverso del verano son las verbenas. Todos los días del verano podría accederse a una verbena en el metaverso. Como ocurre cuando estás en una zona veraniega, que se suceden las verbenas entre las localidades de la misma, procurando no coincidir en las fechas. Pero sin el peligro de los desplazamientos en coche o moto. Tampoco de las multas que esperan en el control de la Dirección General de Tráfico a la salida de la verbena física. Aunque también podrían diseñarse con sus controles de velocidad, para moderar el desmadre. Verbenas con su propia canción del verano, antes de los clásicos como: “Paquito el Chocolatero” o su “Bomba”.
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