El Covid-19 y las ayudas de Gobiernos aceleran los pagos digitales y las CBDC. Por un lado, la preocupación de que monedas y billetes para el pago en efectivo puedan transmitir el Covid-19. Por otro lado, las ayudas de los gobiernos a las personas afectadas por la pandemia. Ambos factores están acelerando los cambios hacia los pagos digitales e impulsando las monedas de banco central (CBDC). Así lo recoge el Banco de Pagos Internacionales (BIS) en un informe titulado «Auge de las monedas digitales de banco central: impulsores, enfoques y tecnologías». El documento concluye que esta nueva tecnología de pago pronto estará disponible en varios países del mundo.
Raphael Auer, Giulio Cornelli y Jon Frost, autores del informe, indican que su nuevo índice de proyectos CBDC (CBDCPI) está correlacionado con otros indicadores. Así, alcanza más altos registros en jurisdicciones con mayor uso de teléfonos móviles y mayor capacidad de innovación.
Las CBDC minoristas son más probables donde hay una economía informal más grande. Mientras que las mayoristas están más avanzadas en economías con un mayor desarrollo financiero. También hemos observado que los proyectos de CBDC difieren marcadamente entre países, tanto en sus motivaciones, como en su diseño económico y técnico.
Aspectos legales de emisión
Los autores también recogen algunas de las más fundamentales discusiones entre los expertos sobre las CBDC. Entre ellas, la manera en que los bancos centrales deberían crear dinero o cómo deberían afrontar las implicaciones sistémicas de las CBDC. Otras cuestiones tienen que ver con el marco institucional del diseño de políticas, las implicaciones para pagos entre países, el papel de las divisas desde la perspectiva del comercio internacional y los aspectos legales de su emisión.
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El BIS indica que aunque el concepto de CBDC se propuso hace décadas (Tobin, en el año 1987), la cuestión sobre el papel de los bancos centrales en su emisión ha cambiado notablemente el año pasado. De forma inicial, indica el informe, los bancos centrales se centraron en las implicaciones sistémicas. Este foco llevaba a extender la precaución. A una justificación de la cautela. Pero, con el tiempo, varios bancos centrales pensaron en una CBDC como respuesta a la disminución del efectivo en sus países.
Libra, punto de inflexión
Los autores del informe indican que el punto de inflexión coincidió con el anuncio de la Libra de Facebook. Así, a finales de 2019, los bancos centrales de los países que representan una quinta parte de la población mundial informaron de la posibilidad de emitir CBDC muy pronto.
En este sentido, la proporción de bancos centrales que dijeron que probablemente emitirían una CBDC minorista en un horizonte temporal de uno a seis años se duplicó en 2019. Alcanzando el 20 por ciento de los abiertos a la emisión. El 80 por ciento de bancos centrales restantes dijo dedicarse a la investigación, la experimentación o el desarrollo de CBDC.
El informe analiza cuatro atributos de los diseños técnicos de CBDC, siguiendo la taxonomía dibujada en un trabajo anterior de Auer y Böhme. Concluye que un número creciente de bancos centrales está considerando arquitecturas «híbridas» o «intermedias». En este tipo de propuestas, la CBDC es un derecho directo similar al efectivo frente al banco central, pero el sector privado gestiona el aumento de las CBDC de cara al cliente.
Tecnología de contabilidad distribuida (DLT)
Solo un pequeño número de jurisdicciones, indica el informe, considera diseños en los que el banco central asume un papel operativo importante en el lado de los pagos de cara al cliente. Ninguno de los informes de los bancos centrales analizados favorece un diseño con derechos indirectos sobre el banco central (denominado arquitectura CBDC «indirecta» o «sintética»).
El informe también destaca que pese a que muchos bancos consideran múltiples opciones tecnológicas, las pruebas de concepto tienden a basarse en la tecnología de contabilidad distribuida (DLT), en lugar de una infraestructura tecnológica convencional. Sin embargo, los marcos de acceso se basan en la identificación de la cuenta, en lugar de un acceso anónimo basado en tokens.
Complementar el efectivo
Los autores destacan que muchos bancos centrales están siguiendo modelos en los que una CBDC es un derecho directo al banco central, pero con intermediarios privados. Para comprender mejor estas diferencias, se han centrado en los casos del Banco Popular de China, el Riksbank de Suecia y el Banco de Canadá.
«En países donde los pagos digitales ya están muy avanzados y el uso de efectivo está disminuyendo, los bancos centrales pueden responder para garantizar la disponibilidad continua de un medio de pago provisto por el sector público. En países con una menor penetración de los pagos digitales, la inclusión financiera puede ser un factor importante».
Sobre la desaparición del efectivo, el informe señala que todos los diseños analizados están destinados a complementarlo. A lo largo de los siglos, indican, se han sucedido las olas de nuevas tecnologías de pago para satisfacer las demandas de la sociedad. Las monedas, los billetes de banco, los cheques y las tarjetas de crédito fueron innovaciones en su día. Hoy en día, existe un creciente debate sobre una nueva tecnología de pago: las monedas digitales del banco central (CBDC).
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