En buena medida, una innovación técnica se valora en función del esfuerzo individual o colectivo del que nos libera. Esta concepción forma parte ya de nuestra cultura, de tal manera que tendemos a ver en la técnica ya no sólo el instrumento con el que operar mejor sobre el mundo, liberándonos de esfuerzos, sino incluso como una puerta a la libertad en general y la emancipación de la especie. A casi cualquier problema, se le busca una solución técnica. A una epidemia, una vacuna. A conflictos sociales, técnicas de integración social. Al desarrollo económico, el diagnóstico técnico de los economistas. Y, a la vez, cada salto técnico se asume como un paso hacia el progreso.
Blockchain e internet
Incluso, al Estado, ya sólo se le demandan operaciones técnicas, eficacia y buena gestión. Para su legitimación, no parece necesitar mitos, religiones o cosmovisiones. Ni siquiera, héroes. Aunque haya movimientos nacionalistas que se sigan erigiendo sobre mitos, si no funcionan, los mismos que románticamente les apoyaron se preguntarán: ¿para qué sirve? De hecho, el nacionalismo posmoderno tiende a alimentarse también de la justificación en una mayor eficacia: en los impuestos, por la proximidad a los problemas, etc.
CriptoAgosto: las liberaciones de la tecnología blockchain
La modernización es un efecto de la liberación técnica. La técnica es la infraestructura de la modernización y, por lo tanto, de la liberación de esas cosmovisiones. Es más, la técnica nos vincula como ya no lo pueden hacer las cosmovisiones. Pensemos en internet, las redes sociales. También en Blockchain. Son técnicas que nos vinculan sin tener que compartir más ideario que la propia confianza en la técnica. Que no es poco.
La técnica libera a la sociedad civil
Una confianza en la técnica que hace que al propio Estado se le exija el papel de impulsor de su progreso; que, al menos, no obstaculice el despliegue de las innovaciones originadas en otras latitudes. De hecho, ha de recordarse que buena parte de las innovaciones técnicas recientes han venidas impulsadas, sobre todo con grandes inversiones económicas e institucionales, desde los propios estados. Seguramente las más importantes de ellas, vinculadas a defensa y sanidad. Recuérdese que internet surge de un proyecto dentro del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
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Tal nacimiento bajo el paraguas del Estado, no forma parte de la historia de Blockchain. Es cuando cobra fuerza la reflexión de que la técnica libera de trabajo y, sobre todo, libera a la sociedad civil. Quizá, por ello, los estados muestran tantas resistencias a esta innovación técnica.
Imagen de ThePixelman en Pixabay
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