La emergente adicción a la IA

13 noviembre, 2024 1 min read

AIdicción puede ser un pertinente término para una nueva adicción: la adicción a la IA (inteligencia artificial). Como en toda adicción, se articula lo cultural, lo biológico y lo afectivo o emocional. De hecho, ya hace quince años se publicaban títulos -como Affect and Artificial Intelligence– que ponían el foco en una adicción afectiva a la inteligencia artificial. Es decir, bastante antes de que viniese OpenAI con sus GPT al alcance de un teclado.

Ahora son prestigiosas revistas científicas las que dan cuenta de estudios que ponen el acento en el uso adictivo de la IA. Títulos como Journal of Behavioral Addictions, Computers in Human Behavior o Journal of Youth and Adolescence abren sus páginas para que los estudios sobre adicciones a la IA se unan a la montaña de estudios centrados en el alcohol, drogas, fármacos, televisores, pegamentos, tablets, videojuegos, ordenadores, redes sociales, etc.

Adicción a la IA

En algunos de estas adicciones, como los videojuegos o las redes sociales, puede verse ya asomar la mano de la IA. También, aunque parece que en un grado más discutible, en la adicción a las series o servicios que se ofrecen en plataformas como Netflix. Aquí la IA aparece utilizando algoritmos de recomendación que impiden al usuario salir de la plataforma. Así, se explica que empecemos a ver una serie y que, robando horas al sueño y los demás, nos quedemos hasta ver la serie entera. La culpa es de la IA.

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Donde principalmente se encuentra la AIdicción es en la interacción con chatbots y asistentes virtuales. Se establecen conversaciones que terminan por enredar emocionalmente al usuario. Los más vulnerables, los que se sienten solos. Aquí hay toda una mina de estudios para investigadores y un campo por descubrir para las ciencias del comportamiento.

Respuestas rápidas y personalizadas

Entre los factores que explican el carácter adictivo de la IA están casi todos aquellos que son habitualmente señalados como sus ventajas. Sus respuestas rápidas y personalizadas. Su carácter inmersivo, incluso proponiendo desafíos al usuario. Y, sobre todo y aunque parezca paradójico, su alta productividad y elevado rendimiento. Nos hacemos cada vez más dependientes de la IA para nuestro trabajo, para las tareas más domésticas, para la toma de cualquier tipo de decisión. Hasta que nos hacemos dependientes de la IA, que es la que termina tomando las decisiones.

Por si faltaban adicciones en una sociedad adicta, aquí tenemos una más. Tal vez el problema es precisamente este, que estamos en una sociedad adictiva, que se sumerge en actividades con una pulsión adictiva.