En la sesión plenaria del pasado 20 de abril, el Parlamento europeo ha adoptado el reglamento MiCA (Markets in Crypto-Assets). Así se ha convertido en la primera región desarrollada occidental en definir un cuadro a gran escala para la industria de los criptoactivos. Un reglamento que regula los criptoactivos, los prestatarios de servicios de criptoactivos y los emisores de criptoactivos. Un texto que, como ha informado Observatorio Blockchain intenta servir de marco y guía para el conjunto de países de la UE. Más teniendo en cuenta que ya se estaba generando una producción legislativa individualizada, por parte de varios países de la Unión, con horizontes y líneas divergentes.
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MiCa
Como suele ocurrir en Europa, la cosa no ha ido muy rápida con MiCa, ya que se ha aprobado una proposición cuyo inicio del camino legislativo data del 24 de septiembre de 2020. El texto entrará en vigor el próximo mes de julio y será aplicable en enero de 2025, con la transposición de este reglamento a los sistemas normativos de los distintos países. Las medidas relativas a las stablecoin entrarán en vigor antes: en julio de 2024. A pesar de este lento caminar, Europa se ha adelantado a Estados Unidos, que parece especialmente tocado en este campo desde el asunto FTX.
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Desde el sector, no han faltado las críticas a la norma adoptada. Por ejemplo, la material exclusión de la figura del NFT, salvo que cumplan ciertos criterios recogidos en el texto. La Comisión Europa se compromete a evaluar el desarrollo de este mercado y, en su caso, proponer un régimen específico para este instrumento financiero. Algo muy semejante pasa con los servicios de criptoactivos establecidos de forma totalmente descentralizada, sin intermediarios. Las finanzas descentralizadas o DeFi están excluidas del texto. Una exclusión que, más allá del compromiso de estudiar su futuro encuadre reglamentario, suena a posición política con respecto a este sector de la industria cripto. Pero habrá que esperar acontecimientos, para establecer juicios más fundamentados sobre este particular.
Por otro lado, la aproximación regulatoria en países como Reino Unido, Japón o Corea del Sur parece bastante avanzada. Incluso la cotización de las criptomonedas, especialmente bitcoin y ethereum, han emprendido una senda alcista. Al cierre de esta edición cotiza a casi 28.000 dólares, frente a los poco más de 15.000 dólares que alcanzó en 2022. Ethereum, cotiza hoy a 1.875 dólares.
Sombras en la innovación
Esta revalorización adquiere especial relevancia teniendo en cuenta los obstáculos regulatorios que llegan de Estados Unidos. El país norteamericano se ha puesto a la cabeza de lo que parece más una caza de brujas contra las criptomonedas y la industria financiera alrededor de blockchain. Ejercicios políticos que pueden tener como consecuencia parar la innovación. Este es el preocupante cambio de paradigma cultural y político, que viene fraguándose desde hace unos años.
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Un cambio de paradigma cultural en nuestra Modernidad, a partir del cual la innovación aparece sombreada. Nunca ha estado a salvo de miedos e incertidumbres. Recuérdese, entre otros, el movimiento de los luditas a principios del siglo XIX. Pero esas sombras ocupan cada vez mayor extensión cuando se trata de innovaciones. De hecho, la ciencia ha entrado en un estado, denominado ciencia postnormal (Ravetz y Funtowicz), en la que todo es discutido y debe ser negociado. Nos encontramos así en la relativa contradicción o tensión entre el solucionismo tecnológico (Morozov) y una ciencia llena de incertidumbres. Entre la búsqueda de una solución tecnológica a cualquier problema y, a la vez, la incertidumbre ante las afirmaciones científicas.
Es difícil poner una fecha a este cambio de paradigma. El sociólogo Ulrich Beck lo situó en los accidentes nucleares de Three Mile Island y Chernobyl. A ese nuevo momento lo denominó sociedad del riesgo. Otros desarrollos científico-técnicos se han visto cubiertos bajo una gran capa de sospecha. Además de la energía nuclear, basta evocar los campos de la biotecnología, la robótica o actualmente la IA. En este contexto se encuentran los criptoactivos.
Temores a la energía nuclear, biotecnología, IA o criptoactivos
Cabe comprender los temores. A la energía nuclear, a la biotecnología, a la IA o a los criptoactivos. Pero también ha de ponerse en la balanza lo que nos jugamos con el freno a la innovación. Algunos frenos políticos al desarrollo de la industria financiera cripto parecen acciones para mayor gloria del dominio geopolítico chino y ruso en el sector. Esperemos que no ocurra como con la energía nuclear para uso civil, campo en el que países como Francia, Holanda o Polonia están volviendo a ponerla en un lugar central de su sistema energético. ¿Cuántos años y recursos, sobre todo en clave de competencias, competitividad e investigación, se han perdido en medio?.
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Cabe comprender también las dudas de quienes han de tomar decisiones. Incluso puede entenderse como signo de prudencia. Con respecto a los criptoactivos. Con respecto al desarrollo de CBDC, que varios gobiernos siguen teniendo en sus carteras. Dudas que también hemos podido ver esta semana en el Parlamento europeo con el euro digital como protagonista. Como ha informado Coindesk, el debate del pasado miércoles en el seno de la comisión legislativa destinada a dar luz al proyecto del euro digital estaba plagado de escepticismo.
Brotes en el campo de los criptoactivos
Dudas de sus miembros con respecto a la privacidad de los ciudadanos, el control estatal, el papel de los bancos comerciales y la utilidad de este instrumento para los ciudadanos. Ahora bien, como dijo el comisionado europeo para el desarrollo del euro digital, McGuinness, el euro digital podría dar soporte a más innovación. Aquí está el nudo de la decisión. Teniendo en cuenta que una innovación lleva a otra, constituyéndose un ecosistema para la innovación, el freno a toda innovación supone un riesgo. Un riesgo para el conjunto del sistema de innovación.
Aparecen brotes en el campo de los criptoactivos. En la regulación, en la cotización de las criptomonedas. Brotes que parecen apuntar el final del criptoinvierno. Incluso hay quienes ya hablan de nuevo ciclo de las criptomonedas. Sin embargo, las primaveras vienen bastante revueltas. Y los brotes hay que cuidarlos. Sobre todo, porque son brotes necesarios para mantener competentemente el ecosistema de la innovación.
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