El conservador diario Clarín, de Buenos Aires, abría sus páginas esta semana con un llamativo titular: “Bitcoin: cómo invertir en criptomonedas y proteger tus ahorros en Argentina”. Ya no se ponen las criptomonedas en cuestión. Ya no son el problema, el enemigo. Ahora las criptomonedas están entre las soluciones institucionales.
Argentina ratifica el uso de bitcoin y otras cripto para pactar contratos
Los mercados vuelven a reconocer a las criptomonedas: bitcoin ($43.708) alcanza niveles de cotización a los que no llegaba desde la primavera de 2022. Un gobierno de un país tan relevante económica y culturalmente como Argentina autoriza a realizar contratos en criptomonedas. Así lo anunció Diana Mondino, que es ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina. La reducción de carteras ministeriales por parte de Milei ha conducido a ministerios con extrañas denominaciones.
Argentina, bitcoin y criptomonedas
Introducidas las criptomonedas entre las medidas urgentes que ha desplegado Milei para transformar la sufriente economía argentina, pasan así a ser un instrumento de política pública. Una herramienta para dirigir la sociedad hacia una meta. Tal vez habría que decir que para salir de una política económica que no ha hecho sino mostrarse incapaz de generar la riqueza suficiente en un país rico.
Las criptomonedas se están convirtiendo en símbolo generacional
Para salir de una política económica fundamentada en la inflación. Basada en la producción de dinero -monedas- cada vez que el Estado se veía en la imposibilidad de pagar las deudas contraídas. Los estados suponían que, controlando la moneda, controlaban la economía. Pero una política económica descontrolada puede conducir a un descontrol monetario y la inflación, que termina empobreciendo a los ciudadanos.
La idea de las criptomonedas nació -allá por agosto de 2008- como una reflexión de unos cuantos ciudadanos ante la indefensión que se encontraban con respecto a esas políticas inflacionistas estatales, derivadas del monopolio que tenían en la gestión monetaria. Monopolio que dependía de decisiones políticas. Las criptomonedas nacieron como reacción de la sociedad. Si se quiere, contra el Estado. Contra una forma de entender el Estado.
Las criptomonedas como herramienta de política pública
El que ahora sea un Estado, el argentino, el que integre las criptomonedas como herramienta de política pública puede sonar a una especie de paradoja de la historia. Se trata de una mezcla entre necesidades urgentes de una economía y un relevante cambio en la concepción del Estado.
Bancos más importantes del mundo ofrecen bitcoin/criptomonedas
El Estado argentino no ha renunciado a una moneda oficial, ni a la posibilidad de crear dinero. Pero, al menos, reconoce que lo creado por la sociedad -más allá de su calificativo como sociedad nacional- es útil para que la economía funcione, sin tener que recurrir a la máquina propia de producción de dinero. La producción de bitcoin no depende de decisiones más o menos personalizadas, sino que se encuentra programada y distribuida en la acción de miles de desarrolladores. Programación incluso del final de la creación de criptomonedas. Así, el último bitcoin será extraído en el año 2140. Las decisiones arbitrarias, más o menos derivadas de unas situaciones que llaman a la urgencia, parecen estar aparte.
Latinoamérica abraza las criptomonedas por su utilidad
Un acontecimiento histórico fue la compra de 2 pizzas con 10.000 bitcoins. Era el 22 de mayo de 2010. Una transacción real, en la que mediaba el intercambio de un bien material, que, a su vez, tenía su precio en una moneda oficial. Sin embargo, en la transacción se usaron bitcoins. La declaración en Twiter/X de Diana Mondino también se configura como un acontecimiento histórico: «Ratificamos y confirmamos que en Argentina se podrán pactar contratos en Bitcoin». Un gran país, con una economía importante, admite transacciones en Bitcoin.
Inflación
Incluso puede pagarse con criptomonedas los contratos pactados en otras monedas, incluido el peso argentino, que hoy vale 0,0000000286 bitcoin, y uno no sabe si no se deja algún cero por el camino después de la coma entre un día y el siguiente. Lo que viene a ser lo mismo: para comprar un bitcoin son necesarios más de treinta y cinco millones de pesos argentino.
La criptocultura como síntoma de tiempos volátiles y acelerados
La inflación carga con toda su batería en “el país de la plata”. Parece difícil hacer cálculos con tanta cifra por medio. Sin embargo, los ciudadanos argentinos ya parecen preparados. Desde hace tiempo y especialmente durante la pandemia, las criptomonedas ya circulaban como dinero común entre los argentinos. Tal vez adelantando la situación, los argentinos se encuentran entre los latinoamericanos que, en mayor porcentaje, adquirieron criptomonedas durante los últimos meses. ¿Cómo anticipación y fruto de las expectativas a esta nueva política económica? Seguramente no. Para protegerse de la inflación, pues el riesgo de la volatilidad de las criptomonedas era menor que el peligro de la devaluación de su moneda. Lo que hacía la sociedad, casi siempre anteponiéndose a la acción estatal, ahora es asumido por el Estado.
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