Si no se qué pedir a la IA generativa, ni cómo pedirlo (programar) o cómo hablar con ella, la caída hacia una homogeneización de lo que las grandes operadoras de IAG nos den parece cantada.
Hablar con la IA
Tras recibir distintos comentarios sobre el post dedicado a la tendencia que estaba tomando la proliferación de artículos dedicados a la aplicación de la inteligencia artificial (IA) en el desarrollo de estudios superiores, me veo obligado a algunas aclaraciones. La primera es que el post no iba contra nadie en concreto. Lo cierto es que los comentarios han ido más en el sentido de: “eso es lo que ocurre, pero yo no…”. Un clásico.
SATURACIÓN DE ARTÍCULOS SOBRE USO DE IA EN ESTUDIOS SUPERIORES
Ha de reconocerse un afán por estar al día. Por introducir la IA en las materias universitarias, ya sea como referencia, ya sea de manera plena en el propio proceso de formación de los estudiantes, como instrumento didáctico. Incluso se están poniendo en marcha distintos grados que tienen a la inteligencia artificial en el centro. La dramática disminución de estudiantes en las universidades españolas ha servido, sin duda, de acicate para atraer a jóvenes y, sobre todo, aumentar la matrícula. Pero, cuando se observan especialmente los artículos que se refieren a la aplicación de la IA en tal o cual materia, es cuando uno se da cuenta de la fase incipiente en la que nos encontramos. Tal vez una fase por la que sea obligatorio pasar, esperando que no dure mucho.
LA ESTRATEGIA MILMILLONARIA DE MICROSOFT PARA IMPLANTAR SU IA EN EL MUNDO
Preferencia a las que son de acceso gratuito
Es cierto que, frente a la tendencia general, hay siempre excepciones. Ahora bien, tales excepciones, que hacen el esfuerzo de ir más allá de presentar el catálogo de aplicaciones basadas en IA presentes y fácilmente accesibles, también tienen su tendencia. Es más fácil encontrar tales excepciones en escuelas técnicas y universidades politécnicas, que en la enseñanza de ciencias sociales y jurídicas o en la enseñanza en el campo sanitario. En medio, hay que destacar la distinta acogida que la IA está teniendo en las disciplinas de humanidades, desde la Filosofía a las disciplinas lingüísticas. Es decir, lo dicho en el post se aplica especialmente a las ciencias sociales y jurídicas y a la enseñanza en el campo sanitario. Pero seguramente también, a pesar del repaso realizado, habrá interesantes excepciones en estas áreas.
LA CAJA NEGRA DE LA IA NECESITA LA TRANSPARENCIA DE BLOCKCHAIN
De momento, se trata fundamentalmente de una adaptación de los programas de las asignaturas universitarias a las ofertas IAG (inteligencia artificial generativa) existente, sea de la “marca” que sea, dando preferencia a las que son de acceso gratuito. Nada de demandas concretas a la IAG desde tales materias, ni nada de demandas formativas a las que podría dar solución la IA. Es decir, domina más la lógica de cómo puedo utilizar la IAG existente, que de pensar qué podría hacer la IAG por mi materia, aunque todavía no exista.
Por supuesto y salvo en las áreas de conocimiento específicas, nada de programar nuevas aplicaciones de IAG para ajustarse a la demanda formativa. Si no se qué pedir a la IAG, ni cómo pedirlo (programar), la caída hacia una homogeneización de lo que las grandes operadoras de IAG nos den parece cantada.
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