La tokenización de valores es uno de los aspectos donde más dinero están invirtiendo las instituciones financieras. Los sistemas de pagos se enfrentan a su mayor transformación desde el inicio de los pagos electrónicos y la aparición de las tarjetas de débito y crédito. Una situación que desde el Banco de Pagos Internacionales (BIS), con sede en Suiza, están siguiendo muy de cerca. Recientemente, esta institución publicó su informe trimestral centrándose en cómo estos sistemas evolucionarán en el futuro cercano. El informe, de 151 páginas, dedica tres secciones a hablar sobre el futuro de los pagos electrónicos y cómo será su transformación. Centrándose en la infraestructura de pagos del mañana: tokenización, monedas digitales de bancos centrales, pagos transfronterizos e innovaciones entre pares.
Vislumbrando los sistemas de pago del futuro
El análisis de BIS comienza por explicar cómo serán los sistemas de pago del futuro. Principalmente, cuando los actores del sistema están transformando dichos sistemas para hacerlos más seguros, rápidos y económicos. A la vez que ofrecen una fuerte competencia a los sistemas tradicionales, como los manejados por bancos y otras instituciones financieras.
La tecnología está transformando los sistemas de pago. Por ello, el ritmo del cambio y la posibilidad de que los proveedores de servicios actuales sufran perturbaciones han colocado a los sistemas de pago en un un lugar prioritario en entre los encargados de la formulación de políticas. En tal sentido, el BIS y los bancos centrales desempeñan un destacado papel en la configuración de respuestas para afrontar esta inmediata necesidad. Sobre todo, teniendo en cuenta la importancia que los sistemas de pago representan para la economía global.
BIS explica que la tecnología ha ampliado las opciones para los pagos transfronterizos. Las fintech y las grandes empresas de tecnología ofrecen cada vez más servicios de pago transfronterizos. Otras iniciativas, según IBIS, tienen por objeto mejorar la infraestructura que vincula a los proveedores de servicios de pago de los distintos países. Una clara alusión a sistemas como Ripple, Stellar o la Libra de Facebook, cuya creación y objetivos responden a anteriormente descrito.
Si bien actualmente existe un pequeño número de ejemplos funcionando, como los de México, Sudáfrica y Suiza, se están ejecutando o planificando más iniciativas de ese tipo. La mayoría de ellas funcionando sobre la plataforma Ripple. Si tienen éxito, estas iniciativas podrían ayudar a los sistemas de pago basados en la banca a seguir siendo competitivos con otros arreglos alternativos. La opción más transformadora para mejorar los pagos es un acuerdo entre pares que vincule directamente a los pagadores y los beneficiarios y reduzca al mínimo el número de intermediarios.
Los bancos centrales interesados en las monedas digitales
Por otro lado, el informe no deja de lado el cada vez mayor interés de los bancos centrales en las monedas digitales. Sobre todo, la posibilidad de emitir moneda digital por parte de los bancos centrales. Esto con el fin de mejorar los sistemas de pago y control de moneda actuales. Si bien, muchos bancos apenas comienzan a examinar la idea, otros bancos como el de China o Venezuela, pareciera que están dando pasos de gigante en este sentido.
En el caso de China, la moneda digital CBDC se espera salga este año 2020, aunque dada la situación con el coronavirus, quizá las autoridades chinas retrasen el proyecto.
En el caso de Venezuela, el banco central parece buscar la forma de manejar sin tantos roces la realidad monetaria y económica de la nación. Recordemos que Venezuela se enfrente a la mayor hiperinflación sufrida en el mundo en los últimos 100 años. A eso se le une un sistema de circulación de monedas donde el euro, el dólar, el peso colombiano y el bolívar luchan por su propio espacio. Un escenario complicado donde el Petro, la moneda digital del estado venezolano, complicaría aún más el panorama económico de la nación.
Pese a esto, los bancos centrales siguen estudiando cada vez más la conveniencia y viabilidad de establecer sus propios sistemas entre pares mediante monedas digitales. Una situación impulsada por las ventajas que tendría el sistema como una mejor escalabilidad, accesibilidad, conveniencia, resistencia y privacidad.
Sin embargo, el éxito de estos sistemas estará supeditado al nivel de interacción que puedan mantener con los sistemas tradicionales ya existentes. Además de la capacidad de cada nación de poder hacer frente a las necesidades de infraestructura. Así como de diseño técnico para que los proyectos puedan asentarse con éxito.
Transformar el sistema para brindar mejor acceso
Otro punto importante en el que el informe BIS centra su atención, es en el acceso a los servicios financieros y bancarios. Especialmente en la brecha de acceso que aún existen entre las economías desarrolladas y emergentes. La brecha de acceso a cuentas bancarias y sistemas de pagos, sigue siendo enorme. En este aspecto, la tecnología y la revolución de los sistemas de pagos y neobancos puede las cosas.
El BIS destaca que la exclusión de los sistemas financieros y bancarios puede reducirse sustancialmente con el uso de la tecnología. Esta situación, además de tener un impacto inmediato en la calidad de vida de las personas, aportaría gran dinamismo económico entre las naciones del mundo. Un hecho especialmente cierto en las economías emergentes, dependientes, en gran medida, de las remesas que son enviadas a los mismos.
Por otro lado, los nuevos sistemas de pagos mejorarían enormemente la capacidad de acceso a servicios dentro y fuera de sus naciones. Algo que ayudaría a las personas a mejorar su calidad de vida. Además de acceder a productos y servicios que de otra forma estarían fuera de su alcance.
Entre los servicios, el BIS pone especial énfasis en el acceso al crédito. En los últimos ocho años, los créditos concedidos han pasado de 300.000 millones de dólares a los casi 800.000. A esto hay que sumar un aumento de cerca del 8% en la expansión del crédito a empresas no financieras (NFC) en las economías avanzadas. El BIS calcula que facilitar el acceso de las personas excluidas del sistema financiero podría duplicar dichos número en 5 años.
Tokenización el futuro de la banca y los sistemas financieros
Por otro lado, el informe también se centra en las enormes ventajas y oportunidades que la tokenización de valores puede brindar a los sistemas de pagos, bancarios y financieros. El BIS indica que las instituciones financieras existentes y los nuevos actores del sector están invirtiendo fuertemente en proyectos que buscan transformar valores en tokens digitales.
Como resultado de dicho interés, estas instituciones buscan el diseño de sistemas que ayuden a ahorrar unos 24.000 millones de dólares anuales, solamente por concepto de procesamiento comercial. Además, el BIS precisa que la tokenización de valores también podría transformar la forma en que se gestionan los riesgos subyacentes.
El informe también resalta que la forma actual en que se manejan los valores representa un impedimento para acelerar los procesos de negocio a nivel internacional. Una situación debida a la fragmentación y difícil conciliación de dichas herramientas financieras. Sin embargo, la tokenización de valores permite grandes ventajas. Entre ellas: una mayor flexibilidad, reducción de riegos y costos y una mayor agilidad a la hora de manejar los mismos. Pero también permite una liquidación más rápida, evitando que problemas de mercado puedan significar perdidas importantes para quienes negocian valores en las bolsas tradicionales.
La tokenización de valores también facilita una mejor interconexión entre las diversas bolsas y mercados. Lo que ayudaría a evitar problemas de liquidez o de dinamismo en los mercados internacionales.
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