Las futuras cuentas en libras digitales (CBDC) en el banco central han de servir como un seguro depósito de valor y, aquí está el reto, como una valiosa herramienta para llevar a cabo los pagos. Esto es lo que se deriva de uno de los informes resultantes de la ronda de consultas llevadas a cabo por el Banco de Inglaterra.
Dentro de la ronda de consultas previas al diseño de la libra digital, el británico ICAEW (Institute of Chartered Accountants: Instituto de Contadores Profesionales de Inglaterra y Gales) ha respondido reconociendo la pertinencia del proyecto en la era digital. Ahora bien, también advierte de potenciales consecuencias, generalizables a todas las CBDC.
CBDC pagos
La primera consecuencia que señala es que los bancos comerciales, al perder los ingresos derivados de las transacciones vinculadas a los depósitos de consumidores y empresas por su fuga al dinero digital del banco central, buscarán ingresos por otros lados o -y aquí se pone el acento- tratarán de reducir costes. Una de las maneras de esta reducción es cerrando sucursales, lo que terminaría incidiendo en una reducción de la disponibilidad de dinero en efectivo. En el otro lado, aumento de los cargos por disponer de una cuenta, lo que llevaría a la exclusión financiera de quienes no pudieran asumir este aumento.
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Además, nos encontraríamos con el problema de las domiciliaciones bancarias de ingresos y, sobre todo, de los recibos. A eso que nos han venido obligando a los consumidores durante los últimos decenios, de manera que es prácticamente imposible contratar un suministro -luz, agua, gas, teléfono- sin disponer de cuenta bancaria. Es más, en España, debido a maniobras de resistencia de algunas entidades financieras a aplicar la ley, el cambio de las domiciliaciones de recibos resulta un dolor de cabeza cuando quieres cerrar una cuenta e irte a otro banco. Algo que debiera ser automático, se dilata en el tiempo ¿Se haría cargo el banco central de estas domiciliaciones?
Recomendaciones del ICAEW
Otra de las preguntas que se hace el ICAEW es, si los no residentes en el Reino Unido no tienen acceso a la libra digital para evitar el blanqueo de dinero, qué ocurrirá, entonces, con los pagos transfronterizos.
Las recomendaciones que hace el ICAEW son especialmente interesantes: pensar la introducción de la libra digital desde una perspectiva holística, teniendo en cuenta su impacto en la cadena de valor de los pagos. Plantea algo tan sencillo y, a la vez, tan complicado como qué significa pagar, teniendo en cuenta los trabajos y servicios (remunerables) que hay tras tal actividad. De hecho, podría llegar a decirse que buena parte del sistema financiero reposa sobre el concepto de pagar, que implica el de deuda. El resto de las recomendaciones reposan sobre el concepto de pagar y, por lo tanto, cómo diseñar una libra digital que facilite los pagos. Se reconoce que las cuentas en CBDC pueden ser un excelente depósito de valor. Pero los problemas vienen en los pagos, según el diseño que se haga de cada CBDC. De aquí las recomendaciones.
Protección de los consumidores
Otra de las recomendaciones tiene que ver con la interoperatividad, en el nivel de la circulación de dinero entre las cuentas corrientes de particulares, entre banco central y bancos comerciales, evitando fricciones y, por lo tanto, costes, tanto en tiempo, como en dinero.
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La última recomendación está relacionada con la protección de los consumidores. Se pone el ejemplo de cuando los usuarios pueden dar orden a su banco de bloquear un pago o devolver un cargo, ya se trate de un fraude o un error del emisor del mismo. Pues bien, esto inicialmente no estaría disponible en las CDBC, salvo que se regule. Regulación protectora que recomienda.
Tras estas recomendaciones, relacionadas con las transacciones y los pagos, cabría preguntarse en cada caso si los bancos centrales, emisores de la correspondiente CBDC, disponen de recursos para insertarse en la industria de pagos, prestando los servicios correspondientes.
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