Frente a las CBDC, las monedas digitales de los bancos centrales, las stablecoins se están convirtiendo en una solución clave para transformar los sistemas de pago. A día de hoy, las CBDC, el intento de los bancos centrales para digitalizar la moneda fiduciaria y mejorar los pagos domésticos, siguen siendo una incógnita. La idea de las CBDC surge en 2019, el año que Facebook presentó su proyecto de stablecoin, Libra. Ese año marcó el comienzo de una nueva etapa de innovación para los bancos centrales del mundo.
Una de las ventajas de las stablecoins frente a las CBDC es que son más flexibles y adaptables, algo que se percibe en la rápida adopción de las mismas por diferentes plataformas de pagos digitales. Así, a medida que más países exploran la posibilidad de emitir sus propias CBDC, las stablecoins van ganando terreno, gracias a su capacidad de ofrecer soluciones de pago globales más eficientes y accesibles. Una cuestión especialmente relevante en un contexto donde la interoperabilidad entre diferentes sistemas de pago es fundamental.
Stablecoins frente a CBDC
Gigantes del sector, como VISA, MasterCard y otras instituciones bancarias, están explorando activamente la integración e interoperabilidad de las monedas estables. Conviene destacar que tanto VISA como MasterCard están en la vanguardia de esta revolución. VISA, por ejemplo, ha comenzado a permitir a sus socios utilizar la stablecoin USDC para facilitar transacciones. Este enfoque no solo mejora la flexibilidad de los pagos, sino que también responde a la creciente demanda de soluciones más rápidas y eficientes. La compañía ha desarrollado herramientas y asociaciones que permiten a los usuarios realizar pagos con stablecoins en más de 130 millones de comercios de todo el mundo.
Por su parte, Castle Island Ventures, una firma de capital de riesgo enfocada en blockchain, también está invirtiendo fuertemente en el desarrollo de tecnologías relacionadas con las stablecoins. En un reciente análisis, la empresa indica que estas criptomonedas han dejado de ser meramente instrumentos de especulación para convertirse en herramientas valiosas en la economía real. Por ejemplo, destaca que las stablecoins ya están siendo utilizadas para remesas, pagos B2B (Bussines-to-Bussiness o Negocio-a-Negocio) y en mercados emergentes, donde la volatilidad de las monedas locales es un problema constante.
La creciente adopción de las stablecoins
La principal razón para integrar stablecoins en los pagos digitales es la fácil trazabilidad de las mismas, la velocidad operativa y también que es mucho más fácil construir sistemas de pagos seguros y confiables utilizando stablecoins que plataformas digitales tradicionales. Todas estas opciones son las que llevan a gigantes como Visa y MasterCard a buscar cómo integrar las stablecoins en todos sus sistemas de pagos.
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Brevan Howard Digital, una conocida firma de inversión, que también ha participado en el análisis de Castle Island Ventures, subraya el crecimiento del mercado de las stablecoins y su potencial para revolucionar los sistemas de pago. La firma ha observado un aumento en la adopción de stablecoins por parte de inversores institucionales que buscan diversificar sus carteras y acceder a nuevas oportunidades de inversión.
Según esta firma, durante 2023, las stablecoins movilizaron más de 3,2 billones de dólares en pagos digitales en todo el mundo. Una cifra relevante, si tenemos en cuenta el histórico. En 2022, dicha cifra fue de 2,7 billones de dólares. En 2024, solo hasta junio se habían movilizado 2,7 billones. Las proyecciones apuntan a que en 2024 las stablecoins hayan movilizado pagos superiores a los 5 billones de dólares. En la gráfica se puede ver la evolución mensual de pagos con stablecoins, donde se muestra una clara tendencia al alza en los pagos con stablecoins. Una tendencia que Brevan y Castle consideran que seguirá adelante.
CBDC ¿Llegan o no?
Los datos se complementan con más de 25 millones de usuarios en todo el mundo, siendo la blockchain TRON una de las más activas en el uso de stablecoins en todo el planeta.
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Mientras tanto, las CBDC, el intento de los bancos centrales para digitalizar la moneda fiduciaria y mejorar los pagos domésticos, siguen siendo una incógnita. Una de las razones es que las stablecoins tienen la ventaja de ser más flexibles y adaptables, algo que se percibe en la rápida adopción de las mismas por diferentes plataformas de pagos digitales. A medida que más países exploran la posibilidad de emitir sus propias CBDC, las stablecoins van ganando terreno, gracias a su capacidad de ofrecer soluciones de pago globales más eficientes y accesibles. Una cuestión especialmente relevante en un contexto donde la interoperabilidad entre diferentes sistemas de pago es crucial.
La mayoría de proyectos CBDC están en una etapa de desarrollo tan temprana que la mayoría aún no ha salido del «laboratorio». Ni siquiera, la CBDC de China, que se supone es la más avanzada de todas, está siendo utilizada de forma real, pese a las noticias que así lo anunciaba. La razón es que nadie la usa y que los pagos digitales en China están en manos de empresas como AliPay y WeChat Pay. En muchos países, los diseños de CBDC aún están en papel, con algunas pruebas en sandbox tecnológicos y nada más. Una realidad nada positiva, porque de seguir esta situación, la mayoría de proyectos quedarán en nada.
Europa, la gran perdedora
En el análisis realizado por Castle, Europa aparece como la gran perdedora: el 99% de toda la operativa de pagos con stablecoins se realiza con monedas estables ancladas al dólar.
Esta situación indica que, incluso con la regulación, Europa es incapaz de atraer usuarios hacia sus proyectos de stablecoins. Lo que provocará que las empresas fintech que no prosperan, prefieran usar una moneda con base extranjera, antes que su moneda local. Una situación que puede conducir a que Europa vaya perdiendo potencial financiero poco a poco. Sobre todo, de cara al comercio con el extranjero. La perspectiva a futuro de esa situación no es nada buena. Especialmente, si tenemos en cuenta que el Euro tiene una participación de menos del 20% en el ecosistema financiero global.
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La clave del futuro
Todos estos datos confirman que las stablecoins están posicionándose como actores clave del futuro de los pagos digitales. El respaldo de gigantes del sector como VISA y MasterCard, junto con el creciente interés de inversores institucionales, hacen que su adopción esté destinada a crecer. A medida que superen los desafíos regulatorios y técnicos, las stablecoins tienen el potencial de transformar la forma en que realizamos transacciones, aumentando la eficiencia, reduciendo costes y promoviendo la inclusión financiera en todo el mundo. Mientras tanto, las CBDC aún no son viables como proyecto de dinero digital ampliamente aceptado.
Si duda, el impacto de las stablecoins en las finanzas globales se irá notando cada vez más. Además de cambiar la forma en que pagamos, modifican por completo la manera en que interactuamos con el dinero en un mundo cada vez más digitalizado y donde las fronteras son cada vez más difusas.
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