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CriptoAgosto: el real y el cripto, dos mundos en constante diálogo de sordos

En la nota final en la que devolvía lo que restaba de su hackeo, el hacker de los 600 millones de Poly Network exponía el mundo real y el mundo cripto como opuestos, sin vínculo alguno. En el real, existía la posibilidad de protección institucional. En el cripto, como su propia acción quería demostrar, no existe tal posibilidad. La seguridad en el mundo cripto era cuestión de cada uno, de manera que nadie podía ofrecerla. Mucho menos, prometerla. Así, el anónimo hacker más famoso de este verano invitaba a los temerosos a salir y no acercarse más al mundo cripto. Mejor, a ignorar el mundo cripto. Así solo cabe entre ellos un diálogo de sordos.

Comunidad cripto

Unas admoniciones que se hacen en el contexto de un importante esfuerzo de las compañías de criptomonedas por acercarse al conjunto de la sociedad. En definitiva, por extender su mercado más allá de la relativamente escasa –aun cuando muy activa- comunidad cripto. Necesitan encriptar el mundo real. Para ello y ganarse la confianza de potenciales clientes de a pie, hacen cosas como anunciarse en la calle y los medios masivos. Para atraerse a clientes institucionales, fichan a maduros ejecutivos de las finanzas tradicionales. Para encriptar el mundo real, inyectan realidad reconocida hacia el mundo de las criptomonedas.

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A pesar de tan encomiables esfuerzos, el diálogo entre ambos mundos tiende a aparecer como un diálogo de sordos. Al menos, de momento. Tal vez estemos aún en las fases tempranas de la innovacion cripto y haya que seguir esperando. Sus preocupaciones parecen muy distintas y, sobre todo, la imagen que institucionalmente tiende a darse del mundo cripto sigue siendo poco o nada atractiva.

La escalabilidad frente a las tareas delictivas

Por ejemplo, más allá del presente de las cotizaciones de las distintas criptomonedas, la preocupación central en el mundo cripto está en cosas como la escalabilidad o el precio del gas en Ethereum. Preocupación en cuanto proyección de los problemas presentes en el futuro.

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Sin embargo, desde el mundo real se sigue proyectando la imagen de las criptomonedas conectadas con tareas delictivas. Por ejemplo, en la noticia emitida por una agencia de prensa sobre el desmantelamiento de una granja de minería cripto en la provincia de Toledo, se planteaba que era una granja ilegal de cripto, como si la actividad cripto fuese ilegal.

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Además, se subrayaba al final de la pieza que las criptomonedas pueden dedicarse a tareas delictivas. Sobre lo primero, lo que dejaba traslucir una detenida lectura de la noticia es que lo que era ilegal era la conexión a la red eléctrica de baja tensión. No la granja cripto en sí misma. Es como si dice: “desmantelada granja ilegal de cerdos”, en el titular, y, después, se detalla que los cerdos se comían los productos de un colindante gran almacén de verduras o que sus detritos iban a parar, sin depuración alguna, al río. La ilegalidad no está en la actividad sino en el uso de recursos ajenos.

Sobre la constante conexión de las criptomonedas con actividades delictivas, ya se ha repetido hasta la saciedad. ¡Como si el dinero fiat no fuera utilizado para tareas delictivas! Estos continuos sesgos muestran la lejanía que aún existe entre ambos mundos. El esfuerzo para superar el diálogo de sordos tal vez tenga que ser mayor.

Imagen de Dean Moriarty en Pixabay

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Javier Callejo
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