Toda práctica social, para legitimarse y extenderse, requiere discursos que sean compartidos en el entorno en el que tiene lugar la práctica. El ser humano respira aire y discursos, discursos y aire. Los discursos hacen el ecosistema. Todas las prácticas están llenas de discursos para legitimarlas. La legitimación, a su vez, tiene como principales fuentes la propia ley y las miradas retroactivas, fundacionales.
Blockchain, ecosistema
Dentro de la legitimación, el discurso que domina es el de la ley. Se comparte porque impone. Dentro de los orígenes, el que domina es el discurso mítico, el que nos habla de su origen. Se comparte porque los actores se reconocen en él.
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En la legitimación, se hacen cuentas: ¿hasta dónde se puede actuar? ¿qué se puede conseguir con ella? ¿cuánto se puede ganar, cuando la práctica consiste en una acción económica o una técnica, como ocurre con Blockchain? Con los discursos sobre el origen, de un poder o de una práctica, se hacen cuentos. Se establece la mítica de la práctica, que ha de estar en buena medida compartida por los principales actores del ecosistema. A veces, cuando hay crisis o grandes cambios, son estos elementos míticos los discutidos.
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Cuando se trata de una práctica técnica, su principal razón de legitimación es la funcionalidad. Se retroalimenta de funcionalidad, como si se hubiese estado esperando a que llegara con su solución. Es algo que funciona, donde antes no funcionaba nada, porque no existía ese algo en el que funcionar. O lo que venía funcionando, lo hacía con problemas. Cuanto más “natural” nos parezca esa solución, más rápidamente se extenderá la técnica. Es la matriz de todos los mitos técnicos. Pero no es suficiente. Sigue siendo potente el mito de la funcionalidad en nuestras sociedades; pero es de corta e inmediata argumentación, como para conformar discursos. Algo funciona o no funciona. A partir de la asunción de su funcionamiento, demanda más elementos discursivos. Se necesita la creación de un sistema de mitos propios, que es lo que hace su discurso.
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Los principales mitemas –unidades elementales de un mito, según el antropólogo Lévi-Strauss– circulan con relativa facilidad en el ecosistema: descentralización, la verdad como registro inmutable, confianza automatizada, gobernabilidad abierta. Y otros muchos más. Hasta que se proponga un cambio –o salto- radical en la tecnología Blockchain. Entonces, empezará el debate. Entonces, se iniciará una lucha entre leales y traidores al origen. Pero la técnica seguirá. Con su funcionalidad. Y, sobre esta funcionalidad, tal vez otro discurso.
Imagen de intographics en Pixabay
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