La Web3 pone música a la futura economía de la creatividad
La Web3 pone música a la futura economía de la creatividad

La Web3 pone música a la futura economía de la creatividad

Cooper Turley ha creado Coop Records, una start up que invierte en plataformas, protocolos, artistas y tokens de música a través de la web3, ha recogido 10 millones de dólares en su primera fase de inversión. Su objetivo declarado: facilitar la inversión en la nueva generación de música.

No nos cansaremos de decirlo: la web3 crea modelos de monetización en los distintos campos, con especial interés para aquellos que se vieron golpeados por la irrupción de internet y las consecuencias de su desmonetización. Me estoy refiriendo, claro está, a aquellos campos integrados en los que se denomina industrias creativas, culturales y del entretenimiento. Es decir, una industria en la que uno de sus principales ejes y valores es la creatividad.

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Con internet, la simbólicamente bien valorada creatividad, en una supuesta sociedad del ocio y del consumo de cultura y entretenimiento, quedaba desmonetizada a partir del acceso a su consumo sin remunerar a los creadores. Cuando domina la copia ilegal o el plagio sin reconocimiento económico, se empobrecen los creadores y la creatividad.

Música Web3

Son múltiples las vías por las que puede llevarse a cabo la monetización de los productos culturales en su consumo digital. Pero, para simplificar, distribuyámoslos en dos grandes tipos: flujo o streaming, por un lado, y producto en propiedad, por otro lado. Es en este segundo tipo donde entran los NFTs. Veamos como esto se concreta en la música.

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Tras la crisis de las empresas discográficas, plataformas de streaming, como Spotify, parecían la alternativa. Los creadores recibían ingresos, derivados de los pagos de la publicidad o de los propios usuarios, de la plataforma donde ponían sus productos. Los ingresos son proporcionales al consumo de los mismos. El problema de estas plataformas está para los nuevos músicos, los nuevos creadores, pues salen favorecidos los artistas mainstream.

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Práctica y algorítmicamente se constituyen bajo la lógica -tautológica- best seller, de manera que se tenderá a escuchar lo que más se escucha. Si, por ejemplo, se selecciona un género musical, el orden de aparición para la selección concreta vendrá dado por los más seleccionados previamente y que, además, tienen la etiqueta del género en su identificación. De hecho, de los alrededor de ocho millones de creadores en Spotify, muy pocos consiguen alcanzar ingresos mínimamente interesantes.

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Apuesta por la creatividad

Además, para que el creador pueda vivir dignamente a través de este modelo de streaming gestionado por una plataforma, requiere que sus productos sean consumidos millones de veces. Grandes cifras, millonarias y globales, que es lo que la plataforma posibilita, una vez que se ha impuesto en el mercado, prácticamente monopolizándolo.

Desde tal lógica, la creatividad queda un tanto tocada, devaluada, ya que lo que puede llegar a considerarse realmente nuevo, lo radicalmente creativo, tiene muy difícil salir de las profundidades. Ha de tenerse en cuenta que, hasta no hace tanto tiempo, lo que ahora es radicalmente nuevo y minoritario, en el campo de la producción artística, es lo que puede generar las bases para la creatividad en los próximos años. Ya no es sólo que, desde el punto de vista económico, salen ganando los mismos, sino que el propio sistema de la creatividad entraría en una especie de equilibrio sobre lo establecido, cada vez más resistente al cambio y, por lo tanto, la adaptación a la sociedad y la innovación en la sociedad.

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La alternativa parece estar en el uso de los NFTs. De hecho, ya hay artistas que obtienen más ingresos de esta manera, que en el flujo por plataforma. Ha de subrayarse que un modelo no sustituye al otro, sino que pueden subsistir juntos. Es más, pueden retroalimentarse.

En colaboración con las plataforma de streaming

El ingreso de los artistas, a partir de los NFTs, se sitúa en los inicios del proceso y más como inversión, que como directamente consumo. El creador musical pone a la venta, en forma de NFTs, su creación actual o incluso futura. Quienes la adquieren podrán disfrutar de la misma, del producto, y, a la vez, disfrutar de los ingresos que los derechos de propiedad intelectual generen cada vez que se reproduzca. Es en esta segunda parte donde viene la articulación con las plataformas de streaming.

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Por lo tanto, habría plataformas de inversión en creadores y canciones o temas musicales y plataformas para su consumo, pudiéndose articular ambas finalidades en una misma plataforma.

A través de la plataforma de inversión, cualquiera puede invertir en su artista favorito. Es lo que propone la start up Coop Records. De hecho, cada artista se convierte en un empresario de sí mismo y sus productos en busca de inversores. Inversores que buscarán fundamentalmente entre sus fans, vendiéndoles todos o parte de sus derechos de autor. Así, el artista podría quedarse con la mayoría de los mismos. A su vez, en unión de otros artistas, pueden convertirse en empresarios propietarios de su propia compañía creativa. Claro está, esto supone cierta dedicación a la gestión y las decisiones sobre las estrategias de esa empresa. Eso sí, a cambio de controlar, entre ellos y sus fans, todo lo que tiene que ver con su actividad.

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Renovación del ecosistema musical

Desde aquí, no se parte de millones o siquiera miles de fans. Se trata de relativamente pequeños grupos, pequeños subecosistemas, que confían y se implican personal, profesional o económicamente en su actividad y en su futuro. Implicación con una forma de música, con un género musical, no sólo con un único artista. Es la palanca para empezar a buscar nuevos consumidores y, tal vez, llegar a los cientos de miles o millones.

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El horizonte es pasar de ese pequeño subecosistema definido por un nuevo gusto musical a la renovación del ecosistema musical, cambiando así los equilibrios en el campo musical. Lo que era un proyecto creativo, profesional y económico, apoyado por un relativamente pequeño número de fans a través de una aplicación en la web3, da el salto a la superficie de las plataformas de streaming.

*Foto de la cantante Rumia

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Javier Callejo
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