NFT blockchain
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NFT y los mundos virtuales civilizados de blockchain que adelantó Baudrillard

Blockchain es una palabra dura, que rezuma realidad material. Parece connotar la piedra en el bloque y hierro en la cadena. Materiales ambos que protagonizaron nuestra Prehistoria. Pues bien, Blockchain está destinado a ser la ley que abra la historia en el mundo virtual.

Esta semana han pasado muchas cosas. Algunas realmente trascendentes, de esas que aparecerán en los materiales del futuro que recojan la historia de nuestro tiempo. Vamos, en eso que haga las veces de libro. Es el caso de haber puesto una nave en el suelo de Marte. En la crónica mediática de esta aventura espacial y viendo que ahí empezaba una conquista, un titular se preguntaba: ¿qué ley rige en Marte?

Colonización del futuro

La colonización de otro planeta y de otra realidad, la virtual, parecen ir así acompasadas en la cronología de la civilización. Ambas colonizaciones, a la vez, se constituyen en mundos paralelos y alternativos frente a lo terrenal, tan profundamente amenazado que parecemos abocados hacia la puerta de salida. Ambas son la colonización del futuro.

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En la medida que se trata de proyectos colectivos y que integran relaciones sociales, exigen normas. En toda colonización rigen leyes, aun cuando solo sea solo para que los colonizadores se la apliquen entre sí. En la colonización de América, por ejemplo, las huestes conquistadoras se aplicaban las leyes de la Corona de Castilla y Aragón. Incluso cuando el proyecto ya no estaba directamente financiado por la Corona. Lo que el Padre Vitoria introdujo fue la inclusión de las poblaciones colonizadas en la ley de la metrópoli, admitiéndolas como sujetos de derecho. Eso sí, como sujetos del Derecho del colonizador.

NFT y Blockchain

La capacidad normativa de Blockchain en los mundos virtuales es aún muy limitada, aun cuando de una gran potencia. Otorga propiedad a lo que ahí se encuentra. Por lo tanto, genera identidad de lo que ahí está. De esta manera, el mundo virtual formado por obras de arte, terrenos, fincas, edificios, calles, comercios, urbanizaciones y todo aquello que pueda imaginarse nuestra terrestre imaginación -mares, montañas, valles, ríos, especies animales, etc.- está ahí porque tiene propietario registrado mediante los tokens NFT que nos dejo blockchain. No se trata de un mundo infinitamente disponible al conquistador o las próximas hordas de pretendidos conquistadores. Es un mundo ya colonizado y civilizado mediante Blockchain, puesto que contiene la identidad, aunque sea encriptada, de los propietarios de lo que ahí aparece.

Lo real se desertiza y lo virtual se llena

Mientras la pandemia paraba la producción y los mercados de todos los bienes, incluidos los mercados monetarios, los mundos virtuales no dejaban de funcionar. La sociedad de las relaciones comerciales, productivas y de entretenimiento se situaba bajo mínimos. La sociedad de las tierras virtuales se llena de agitación comercial. Sus monedas, alcanzan la más alta cotización. Sus obras de arte y sus “mejores tierras”, los más altos precios. Mientras lo real se desertizaba, sin necesidad de esperar los efectos del cambio climático, lo virtual se llena. En los mundos virtuales regulados por Blockchain, todo ha sido purificado, inmunizado e inmortalizado, mediante la transparencia, la desencarnación y la desinfección profiláctica, según nos profetizaba Baudrillard, antes de que apareciese Blockchain.

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Mientras que la realidad terrenal nos sobrecoge, la de los mundos virtuales nos engancha. Y es porque es una realidad con identidades. Pues, como dice Baudrillard: “la realidad no es sobrecogedora más que cuando nuestra identidad desaparece en ella, o cuando resurge como nuestra propia muerte alucinada” (De la seducción).

Baudrillard y el desierto de lo real

Debido a amenazas como el cambio climático o la ininterrumpida sucesión de pandemias mortales, nuestra identidad como especie, incluso como individuos, desaparece en los futuros imaginados, alucinados. Sin embargo, los mundos virtual y marciano nos aparecen como plácidos, tranquilizadores. Al menos, de momento. Pero se trata de un momento realmente especial, en el que parecemos inclinarnos más por esos desiertos virtuales y marcianos, que por el desierto de lo real.

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Por cierto, la frase de: ¡Bienvenido al desierto de lo real!, popularizada por Matrix y amplificada por el intelectual de moda, Zizek, es del propio Jean Baudrillard. Seguramente nadie como él supo adelantar con tan precisa descripción el mundo que nos esperaba. Descripciones del mundo que nos espera realizadas hace más de un cuarto de siglo. Y no porque fuese un omnívoro lector de relatos de ciencia ficción, sino por su manera de trabajar con los clásicos y huir de la ciencia facción, que es la de la academia. Pero todo esto es otra historia. Bueno, relativamente.

La ley de Blockchain y la virtualidad

Precisamente porque tiene ley, la de Blockchain, puede operarse en la virtualidad. Puede haber intercambios y mercado de lo virtual. Mientras la proyección de la validez de la ley terrena en el futuro es tan vulnerable como todo lo terrenal, la ley de la identidad y propiedad de las cosas virtuales se nos aparece productiva. Enormemente productiva. Volviendo al propio Baudrillard: “La virtualidad todo lo inunda, los sucesos se simulan antes de que ocurran, la información se fabrica y todo se produce en cantidades desorbitadas” (La ilusión vital).

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Gracias a Blockchain y su inmortal capacidad para registrar las cosas y las identidades, como gran libro de registro que es, la Humanidad está cerca de lograr la inmortalidad. La inmortalidad de las cosas en ese mundo sin roces, ni corrupción, de lo virtual. Ahora bien: “la inmortalidad es siempre el más terrible de los posibles destinos” (La ilusión vital). Lo dicho, un clásico para entender nuestros mundos reales y virtuales, así como el puente entre ellos, que no es otro que Blockchain.

Foto de karlherl, en Pixabay

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Javier Callejo
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