El día que la IA decida las guerras, ese día será la última guerra. En casi todas las sociedades modernas occidentales, vivimos la guerra como una carga narrativa y emocional de nuestros padres. De nuestras anteriores generaciones porque, afortunadamente, nuestra generación no ha vivido directamente una guerra. Pero la guerra ha vuelto a nuestro panorama de representaciones en los últimos dos o tres años. Como si se hubiera acercado a nuestras puertas. Como esperando a la salida. Se ha colocado en el futuro posible.
La IA y las guerras
La guerra está colonizando calladamente nuestro futuro. Basta con detenerse en las fotografías de los diarios tradicionales de estos últimos años, donde no faltan aviones de combate, carros de combate o portaviones. También abunda la fotografía de drones. De vez en cuando, ya en clave de reportaje, se cuela algún robot. Sin embargo, como ocurre con los autores interesantes (Salinger, Pynchon), la IA no se deja fotografiar. Y está en el futuro de las guerras. La IA está en las guerras de nuestros hijos.
DEBEMOS APRENDER A HABLAR CON LA IA PARA EVITAR LA ESTANDARIZACIÓN
De derecho, guerra y tecnología ha ido precisamente el IV Seminario Internacional sobre “Guerra, derecho y seguridad en las relaciones internacionales”. Para esta edición, el título era: “¿Será más humana la guerra de las máquinas”. Las sesiones se celebraron durante el jueves y viernes pasado en la Universidad de Oviedo. Y la IA tuvo especial protagonismo al hablar de un futuro en el que se da por seguro que habrá guerras.
La guerra de las máquinas
La IA fue la protagonista de la exposición del profesor de la Universidad Pública de Navarra Humberto Bustince, reconocido experto internacional en regulación de la IA. Enmarcando la situación, habló de lo bueno, lo malo y lo falso con respecto a la IA. Entrados en guerras y haciéndose eco del título de una obra de Ernst Junger, el profesor Stefano Pietropaoli (Università degli Studi di Firenze) nos habló de las “Tormentas de silicio”.
LA CAJA NEGRA DE LA IA NECESITA LA TRANSPARENCIA DE BLOCKCHAIN
No sin antes subrayarnos que el primer gran libro de Occidente es la Ilíada, la narración de una guerra. Evocación que le sirvió para comparar las guerras de antes, con las de ahora. Las guerras en que los héroes y los hombres se miraban a los ojos; con las guerras en la distancia de la IA, con las guerras en las que parece que no hay muertes, sino número de muertos con operativo resultado de “limpias” acciones. La evolución de las guerras se puede interpretar como el camino hacia enfrentamientos en que, paradójicamente, no hay nadie frente a otro. Camino hacia una guerra que se separa de la mirada a los ojos. Los ojos se sustituyen por gráficos y pantallas.
Las armas y los algoritmos diseñados por hombres
Ahora bien, el profesor Pietropaoli se esforzó por señalar que las guerras con las máquinas las siguen haciendo los hombres. Frente a la idea de una guerra de precisión, una guerra deshumanizada y sintética, subrayó que se seguirán decidiendo por los hombres. Se ejecuta con armas que carecen de ojos; pero las armas no toman decisiones de manera automática. Las armas ejecutan procesos, algoritmos, en busca de resultados; pero algoritmos diseñados por hombres. El profesor italiano dejó dos reflexiones finales. Por un lado, proponer la ilegitimidad del uso de determinados instrumentos. Y, como reflexión profunda y semánticamente final, el día en que sean las máquinas las que decidan en la guerra, será la última guerra.
LA IA CELEBRA EL 1 DE MAYO PARASITANDO EL TRABAJO DE LOS DEMÁS
El profesor José Gutiérrez, de la University of York y con profesional y vital experiencia en la pacificación de la guerra civil colombiana, nos sumergió en la actualidad. Se refirió a los distintos sistemas de IA usados por Israel en la guerra de Gaza. El que calificó de más brutal es aquél que, denominado “¿Dónde está papá?”, localiza dónde viven los miembros de la organización Hamás. Los palestinos identificados como miembros de Hamás alcanzan los 37.000. A partir de tal localización, las armas -especialmente drones- actúan, sin tener en cuenta quiénes vivan con los identificados. Y es que la IA no distingue entre civiles y combatientes, convirtiendo la guerra en guerras totales.
Xenofobia en redes sociales
Por último, Beth Lyon, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cornell (Nueva York), presentó su proyecto, centrado en la configuración de un algoritmo para detectar la xenofobia en redes sociales, especialmente X. Expuso cómo se entrena el algoritmo en las redes sociales para detectar el discurso xenófobo; así como algunos problemas que tiene la IA para tal cometido, como es el de la ironía. A pesar del fácil pareado, la IA tiene grandes dificultades para detectar la ironía.
LA IA Y EL PROCESO DE «ARTIFICIALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD»
El objetivo del proyecto de Lyon es seguir de una manera rápida y eficiente, en tiempo real, la evolución de la xenofobia, a través de indicadores, y advertir a los gobiernos. Ha de tenerse en cuenta el papel de la xenofobia como fuente profunda para los conflictos bélicos. Lyon fue presentada como una víctima de las maniobras de Facebook, que presionó a su anterior universidad, Harvard, para que no siguiese con proyectos que ponen el foco en las redes sociales. Y es que la guerra, aunque en este caso sin sangre, está en todas partes.
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