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El rap ya suena en Ethereum: vínculos de un estilo vital y musical con Blockchain

La blockchain de Ethereum rima con la música rap. Hace unos meses, el rapero Ja Rule firmó un acuerdo con Roll, un protocolo basado en Ethereum, utilizando el estándar de token ERC-20. El objetivo: permitir al artista y los artistas que se encuentran en su entorno musical y profesional el control sobre sus contenidos y comunidades. El jueves pasado, otro rapero, Lil Yachty, lanzó su token social. Lo ha llamado ṨYACHTY, para que no haya confusión y a 15 dólares cada uno. Tardó 21 minutos y 41 segundos en venderlos todos. Recaudó más de 276k dólares. Más allá de los número, se viene estableciendo un vínculo entre el rap y Blockchain sobre el que conviene reflexionar.

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Las relaciones entre Blockchain y la industria de los contenidos –informativos, de entretenimiento o formativos- están atravesadas de expectativas. Se ha tendido a ver en la tecnología de bloques la tabla de salvación de una actividad económica tan llena de oportunidades, con una sociedad ávida de contenidos, y amenazas, especialmente desde la llegada de internet. Es cierto que unos sectores parecen haberse adaptado mejor –música, cine- que otros –periodismo- a los tiempos que corren. Tal vez se trate solo de actitud hacia la innovación. Tal vez tiene que ver con el acoplamiento entre una lógica de funcionar en el mundo y la tecnología disponible. Veremos aquí la conexión entre el rap y Blockchain.

Música rap en la blockchain de ethereum, activismo en casa

Si hay alguien que entiende la industria musical –y cultural- de nuestros días es el rapero Ja Rule. Decir rapero es quedarse solo en la raíz de lo que le llevó al estrellato y una variada actividad social y empresarial dentro de la industria cultural y del entretenimiento. Entre estas actividades y en medio de múltiples polémicas, ha estado la de oponerse a las grandes corporaciones de esta industria.

Antes, los artistas buscaban cambiar el mundo y, de esta manera, transformaban el campo artístico en el que buscaban una posición. Esta es la interpretación, ciertamente caricaturizada, que hace Bourdieu del campo literario. Ahora parece que los términos se han invertido. Los artistas buscan cambiar las reglas de su campo –económico, profesional y social- para poner una gota en la transformación de la sociedad. Es como un: “el activismo empieza en casa”. Lo que no se sabe es dónde termina; aunque muchos de ellos no han duda en ponerse al lado de los candidatos presenciales estadounidenses, mostrando así claramente su concepción política. Entre ellos, Lil B, que estuvo al lado del entonces candidatos demócrata Bernie Sanders.

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Rapero, una propuesta de vida

Tal buscar un modelo de estar en el campo creativo es una de las señas de identidad del propio ecosistema rapero. Así, la transparencia de sus letras tiende a convertirse en un conflictivo diálogo con otras posiciones dentro del propio ecosistema. Tal vez por ello, en el mundo del rap, especialmente en el norteamericano, se asiste a un constante flujo de filias y fobias entre sus artistas. Un unos contra otros, donde no faltan peleas entre los que un día parecía que iban juntos.

Ahora bien, si hay un movimiento en la industria cultural actual con una clara identidad es el rapero. Puede ser considerado como una propuesta de estilo de vida. Es más, puede decirse que cada uno de sus artistas, si quiere destacar en este ecosistema, se constituye en una especie de líder carismático que propone su particular estilo de vida. Cada una de sus figuras tiene vocación de constituir una comunidad de fieles a su alrededor.

El token como productor de comunidad

Es a partir de aquí donde entran las expectativas sobre la tecnología Blockchain. A través de los tokens/criptomonedas que se pueden diseñar alrededor de la producción del artista, se está generando una comunidad. Más allá de ser un instrumento para el intercambio, para la adquisición de pasadas, presentes o futuras creaciones del artista, es un símbolo de pertenencia a la comunidad articulada alrededor del liderazgo carismático del creador de contenidos.

No solo se trata de una moneda –criptomoneda- que permite el sustento material del productor de contenidos. El token es, también, un productor de comunidad, que tendrá un carácter más excluyente –con su proyección en una mayor cotización- cuanto más escaso sea y más sean los que quieran formar parte de esa comunidad. Queda en manos del gestor-creador encontrar ese equlibrio entre mantener el fluido económico y el fluido simbólico. Un equilibrio entre el sentido comunitario de pertenencia y el sentido societario de la acumulación de audiencia.

Desde el primero, la comunidad de pertenencia tiende a constituirse frente a otras, como los de Villa-Arriba se constituyen identitariamente frente a los de Villa-Abajo. Y viceversa. Algo que está muy presente en el corazón del rap. Quizá en el corazón del consumo cultural en general, como nos apuntó el mismo Bourdieu en uno de los textos clásicos de la sociología contemporánea: La distinción.

Criptomoneda significa entrada a una comunidad

La criptomoneda creada en blockchain es más que un instrumento por el que se accede a contenidos. Canciones, por ejemplo. Es la llave de entrada a una comunidad, con todo lo que eso significa para algunos campos de la industria cultural, como es el del rap. Puede ser el símbolo de un estilo de vida.

El dinero creado desde la plataforma Blockchain es, sobre todo, dinero social, comunitario. El artista cobra en la misma moneda que crea. Pero la cuestión va más allá de la remuneración del creador. Ese dinero se constituye en la base de la comunidad, pudiéndose incluso vincular a otros proyectos –sociales, creativos- acordes con el estilo y nicho comunicacional de la propia comunidad.

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De hecho, puede decirse que la audiencia se convierte en comunidad, al mismo tiempo que la comunidad, el sentido comunitario, se convierte en audiencia. Una audiencia-comunidad que paga. Aunque sea en la criptomoneda creada, paga. Puede pagar directamente traduciendo su dinero en la criptomoneda o puede pagar con su atención, prestando atención a otros mensajes, por los que puede ser también remunerada con los tokens de la comunidad. La que se alimenta así, económica y simbólicamente, es la propia comunidad.

Audiencia comunitaria y capital económico

No cabe duda de que la acumulación de audiencia comunitaria tiene una directa conversión en dinero. El capital de la audiencia comunitaria puede traducirse directamente en capital económico. En esto, no habría gran diferencia con la acumulación de audiencia societaria, con la audiencia masiva tradicional. Sin embargo, las diferencias pueden ser notables en función de cómo se establezcan las reglas de funcionamiento de la comunidad. Una primera diferencia es que los creadores son remunerados directamente, sin pasar por intermediarios. Otra, que serán los propios miembros de la comunidad los más interesados en controlar el consumo fraudulento de los contenidos, ya que puede repercutir en sus beneficios. Pero puede haber más. Las reglas que quiera darse la comunidad liderada por el creador de contenidos.

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Al día de hoy, tal vez sea demasiado aventurado decir que lo primero que ha de crear un creador de contenidos es su propia moneda; pero es la propuesta. Parece el horizonte de las industrias creativas que parecen ahora más boyantes, tras pasar un duro bache, como la musical.

Para lanzar el proyecto de Ja Rule, otro rapero de amplio espectro, como Lil B, escribió la canción “Social Money”. Toda una declaración de intenciones. No solo el rap ya suena en Ethereum, sino que Ethereum suena en un rap.

 

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Javier Callejo
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