El CESE de la UE recomienda actuar ante los cambios que blockchain producirá en el mercado laboral

El Comité Económico y Social de la Unión Europea (CESE), la voz de la sociedad civil organizada en Europa, advierte en un dictamen publicado recientemente que la aplicación de blockchain traerá cambios significativos en el mercado laboral, que implicarán la desaparición de algunos trabajos, cambios muy profundos y la aparición de otros nuevos.

En este sentido, el CESE considera muy importante la protección de los trabajadores, a través de planes de formación adecuados e instrumentos de políticas activas de empleo realizados con la participación de los interlocutores sociales. El informe, titulado; «La tecnología blockchain y de registros distribuidos: una infraestructura ideal para la economía social», subraya también que el alto coste de las inversiones necesarias exponen a la cadena de bloques al riesgo de concentración de los dispositivos necesarios para hacerla  funcionar.

«Al margen del potencial de democratización de la red, no se puede excluir el riesgo de un acaparamiento especulativo de datos y redes tecnológicas en manos de unos pocos actores o países capaces de realizar grandes inversiones. Por ello es importante que se produzcan intervenciones públicas que apoyen un desarrollo compartido y accesible de estas tecnologías»

Marco normativo incentivador

En su dictamen, el CESE también recoge la necesidad de promover un marco adecuado de normas que incentive y favorezca la colaboración del sector público y el privado y de la sociedad civil organizada, con el fin de hacer posible un correcto desarrollo de las tecnologías de la cadena de bloques. El objetivo, según el CESE, es «lograr una positiva convergencia social, cultural y normativa, necesaria para generar oportunidades de mejora de servicios y procesos, tanto en el sector público como en el privado».

En este sentido, el Comité Económico y Social de la Unión Europea describe una serie de aplicaciones de las tecnologías blockchain para las organizaciones de la economía social.

Para empezar, el organismo europeo afirma que una tecnología que permite aumentar el nivel de transparencia y de confianza puede utilizarse fácilmente para hacer seguras y rastreables las donaciones y recaudaciones de fondos.

«Por ejemplo, un donante que financia una ONG podría seguir el flujo y el destino de los recursos que ha donado. Por otra parte, la ONG podría dotarse de un dispositivo que permita rendir cuentas en detalle de cada flujo de gasto, garantizando así que los recursos invertidos se emplean en efecto para los fines previstos»

Cultura, educación y formación

En este sentido, el CESE añade que con la adopción de la cadena de bloques, muchas organizaciones de la economía social podrían mejorar de forma significativa, y hacer seguras y rastreables las operaciones de gestión de la gobernanza asociativa, como consulta a los socios y operaciones de voto. «Lo que facilitaría la participación incluso cuando los socios se encuentran en territorios descentralizados o son tan numerosos que dificultan el debate asambleario tradicional».

El organismo comunitario también describe aplicaciones en el ámbito de la producción cultural:

«Asociaciones y cooperativas que se ocupan de la educación y la formación, así como de espectáculos y producciones artísticas o intelectuales, podrán utilizar la tecnología de cadena de bloques tanto para autentificar las actividades desarrolladas a distancia como para personalizarlas en función de las demandas de los usuarios. También, en particular, para hacer más claros y seguros los derechos de propiedad intelectual y los derechos de autor, incluyendo «contratos inteligentes» en la transferencia de contenidos».

En el área de educación y formación, el informe del CESE detalla que la cadena de bloques podrá garantizar la seguridad de los títulos de estudio y diplomas en formato digital, o emitir certificados digitales que actualicen de forma automática el currículo de los trabajadores o los estudiantes.

Tratamiento de pacientes y asistencia social

En el sector de la salud, para el tratamiento de pacientes o la asistencia social, cabe esperar aplicaciones muy relevantes, según detalla en su dictamen el organismo comunitario. Por ejemplo, para el almacenamiento seguro de los datos y la información o para el acceso y la identificación de las personas atendidas.

«En estos ámbitos, son muchísimas las organizaciones de la economía social que realizan un trabajo de proximidad a los ciudadanos más necesitados, también en zonas descentralizadas, donde la posibilidad de instalar sistemas seguros de telemedicina y teleasistencia puede tener una gran repercusión en la calidad de vida de las personas».

En este aspecto, el CESE recuerda que estas tecnologías requieren competencias y recursos de los que no todas las personas disponen, y aún menos las personas más frágiles, como ancianos, pobres, discapacitados, menores y familias marginadas. El organismo recuerda que para estas categorías de población, las organizaciones de la economía social pueden constituir un canal de acceso fundamental.

En el área cooperativista, el informe detalla que muchas cooperativas activas en el sector agrícola están pensando en las nuevas tecnologías para hacer sus productos plenamente trazables e identificables, y evitar fraudes y falsificaciones que perjudican a productores y consumidores:

«La tecnología de cadena de bloques también podría hacer más seguras y transparentes las relaciones entre una cooperativa agrícola y sus socios, y favorecer asimismo una reducción de costes de servicios como los seguros frente a catástrofes naturales».

Blockchain energía

El informe también alude a las cooperativas de producción de energía renovable, que en Europa son ya más de 1 500, y en las que participan más de un millón de ciudadanos activos en la transición energética. En este sentido precisa que dichas cooperativas podrían optimizar su red de distribución y sus transiciones utilizando la tecnología de cadena de bloques.

«La cuestión energética es un aspecto muy importante de la tecnología blockchain, ya que en la actualidad el registro simultáneo de los datos y las cadenas de bloques en múltiples servidores y dispositivos descentralizados conlleva un gasto energético muy elevado, por lo que todavía hay que optimizar el uso de la energía para hacer más sostenible el empleo de esta tecnología».

Otro de los usos destacados en el informe es para la reducción del despilfarro y la recogida y tratamiento selectivo de los residuos, utilizando el potencial de los registros de distribución descentralizados para mejorar los servicios prestados a los ciudadanos.

Microcréditos para personas no bancarizadas

El organismo europeo también destaca el uso de las criptomonedas para gestionar tanto la financiación participativa como los sistemas complementarios de pago útiles para las operaciones de microcrédito destinadas a personas no financiables, o para la gestión de las redes de microinversión ética en favor de circuitos de la economía comunitaria.

Por último, el informe subraya que aunque la tecnología blockchain puede producir importantes avances positivos, se debe llamar la atención sobre la imposibilidad de modificar los datos registrados mediante la cadena de bloques:

«Es necesario que las normativas públicas garanticen que el desarrollo de esta tecnología se inscribe en el respeto de las normas que regulan el tratamiento de los datos personales (RGPD), en especial en lo que se refiere al derecho al olvido. Es importante que las normas vigentes sobre estas cuestiones se adapten de manera regular, de forma directa o mediante su interpretación, al rapidísimo cambio tecnológico en curso. Solo así se evitará que los avances positivos que se esperan de la tecnología de cadena de bloques vayan acompañados de otros tantos efectos adversos y repercusiones problemáticas».

 

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