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¿Detendrá la absorción de Bankia por Caixa la innovación hacia las criptomonedas? 

La absorción de Bankia por Caixa afectará a nuestra economía, pero ¿qué pasará con las criptomonedas?. El peso relativo que adquiere el nuevo Caixabank es demasiado grande. Los distintos expertos consultados estos días en los medios de comunicación han tendido a rechazar que el modelo ahora configurado puede ser llamado oligopolio.

Técnicamente, tal vez no pueda ser denominado así; pero su apariencia es la de un actor económico con mucho poder para marcar decisiones y procesos. Por ello, los accionistas ganan, como se ha puesto de manifiesto en el comportamiento de los títulos de ambas instituciones. Sin embargo, usuarios de sus servicios, empleados y, en general, ciudadanos, no las tienen todas consigo. 

Uno de los aspectos que se verá alterado es el del desarrollo que tendrá blockchain en nuestro sistema financiero. La denominada fusión entre CaixaBank y Bankia puede activar o detener el desarrollo de blockchain en el sistema financiero español. Aunque me temo más lo segundo, desde la perspectiva de que dan preferencia a escenarios conservadores, dado su dominio en los mismos. 

Educar a los españoles a base de cartilla

CaixaBank y Bankia comparten un pasado, no tan lejano, como cajas de ahorro. Esas instituciones que supuestamente reinvertían en la sociedad de sus territorios, ya que no tenían accionistas a los que ofrecer dividendos. Después, se vio que los principales beneficiarios de tal particularidad institucional eran sus gestores, que, a su vez, llegaban ahí por su compromiso con partidos políticos, organizaciones empresariales y sindicatos.

Compromiso que conllevaba una mochila de “deudas” con sus respectivas organizaciones. Comprendieron la importancia de la beneficiencia, misión institucional originaria de las cajas de ahorro. También, en bastantes casos, que la beneficiencia bien entendida empezaba por el bolsillo de uno mismo y la caja de su organización.  

Las cajas de ahorro tuvieron un papel fundamental en la educación financiera de los ciudadanos. Especialmente de los más desconfiados, que eran los pequeños ahorradores (trabajadores, pequeños empresarios, agricultores, ganaderos…). Una desconfianza combatida a base de libreta de ahorro, más conocida como “la cartilla”, tal vez en relación directa con la cartilla de racionamiento.

Poca confianza en los bancos

La libreta de ahorro era la materialización escrita de la situación financiera del cliente. Al cliente se le decía que “ahí”, por escrito, tenía el dinero que había dejado en la caja de ahorros. Y el ahorrador se llevaba sus números escritos. Primero a mano, después a máquina de escribir y últimamente por ordenador. Era asumido como si fuera el mismo dinero depositado.

Podía verlos en cada momento, siempre disponibles en algún cajón de casa. Y, cuando ya se empezó a cobrar el sueldo a través de las cuentas bancarias, se iba a la sucursal para que el ingreso quedase reflejado en la libreta. Se “ponía la cartilla al día”. La confianza en los bancos era tan poca, que se quería tener esa especie de certificado de que “el dinero estaba ahí” y no estaba el banco –la caja de ahorros en este caso- jugando con él, haciendo inversiones o prestándolo a otros. Lógicamente, es lo que hacían las cajas, como cualquier otro banco. 

Los usuarios de los bancos no son los mismos

Los usuarios de los bancos no son los mismos. Tal vez la cultura financiera del país se ha transformado; aunque los informes sobre la misma plantean que todavía existen grandes dudas. Así lo dicen los estudios que llevan a cabo conjuntamente la CNMV y el Banco de España.

El uso de las cartillas de ahorro prácticamente ha desaparecido. Pero acontecimientos como el de las preferentes, los sucesivos escándalos en la gestión y la crisis empresarial de buena parte del sistema financiero español, han ayudado poco a que la confianza en los bancos, incluyendo lo que antes eran nuestras cajas de ahorro, haya aumentado.   

Toda fusión entre grandes empresas puede tener varias lecturas: establecimiento de sinergias, aumento de la eficiencia, solución de problemas o ampliación del horizonte estratégico, poniendo el punto de la competencia en mercados más amplios, etcétera. De hecho, tomando como referencia el sector, la Unión Europea es una firme patrocinadora de la concentración bancaria. De hecho, puede llegar a resultar hasta chocante tal hincapié en el proceso de concentraciones bancarias, si se tiene en cuenta el énfasis que pone en la defensa y promoción de la competencia en otros sectores.  

Reducción de competencia e innovación

También hay otras lecturas posibles de una fusión empresarial. Lecturas que toman especialmente forma cuando se pone el foco en la fusión concreta. Como la reducción de la competencia en un sector ya muy protegido, salvación de una entidad en estado zombie desde hace años, pérdida de toda esperanza de recuperación del dinero público dedicado a salvar a Bankia, relevante cantidad de empleos amenazados. O la reducción del servicio a los usuarios y ciudadanos, teniendo en cuenta el más que previsible cierre de oficinas que se producirá.  

La reducción de la competencia se convierte en un sinónimo de falta de incentivos para la innovación, lo que claramente afecta a las nuevas formulaciones del dinero. Esto no solo implica a las dos instituciones directamente afectadas, sino al conjunto del sistema. Repartido realmente entre muy pocos actores con relevancia, conformando una especie de cuasioligopolio, que, por un lado, está supuestamente muy vigilado por los gobiernos y, a la vez, muy protegidos por estos.

El poder de los bancos en el diseño de la economía española

De hecho, la sobreprotección es lo que ha llevado a las crisis bancarias y que, de facto, la vigilancia quedase sin función práctica. Por otro lado, cuantos menos actores sean mayor capacidad tendrán para presionar individualmente –o en pequeños grupos- a los políticos y, por lo tanto, presionar sobre los diseños de políticas y decisiones que el Estado lleve a cabo en cualquiera de sus niveles: central, autonómico o local.   

En el caso español, con unas bases industriales históricamente endebles, el poder de los bancos en el diseño de la economía ha sido manifiesto. Aún cuando hay buenos textos que lo dejan ver, está aún por explicar la historia de nuestros últimos doscientos años desde el protagonismo de los bancos en la misma. Desde el bien llamado por Fontana fracaso de la revolución industrial en España, buena parte de la historia económica, política y social puede explicarse desde la acción de este actor privilegiado. 

Camino recorrido en el campo de las criptomonedas

Salvo en la última señal dada por la institución catalana, formando un grupo con otras entidades para establecer por ellas mismas un euro digital, Caixabank ha tendido a mostrarse más bien reactiva con respecto al uso de las criptomonedas.   

En el blog corporativo, la Caixa resaltaba la mayor eficiencia de las criptomonedas para la realización de pagos. Esto era octubre del año pasado. Teniendo en cuenta que tal manifestación comparte espacio con post como el titulado “¿Podemos vivir en otro planeta?”, nos da idea de la relación de estos mensajes con la política empresarial. Sirven de agujero o cajón para meter lo que no hay en la compañía.

Como ocurre con la mayor parte de los bancos, la Caixa tiende a subrayar a blockchain como un hito innovador, teniendo mucho cuidado de separarlo de bitcoin. De hecho, el banco catalán anunció en diciembre pasado la incorporación de tecnología blockchain para facilitar el comercio exterior, de la mano de la plataforma de comercio digital We.Trade. Por cierto, plataforma creada por un consorcio formado por nueve bancos, entre los que se encuentra el Banco de Santander.  

Rechazo de que las criptomonedas sean medio de pago efectivo

En el post que Oriol Carreras Baquer escribió en CaixaBank Research rechaza que las criptomonedas puedan ser un medio de pago efectivo, un depósito de valor o comportarse como unidad de cuenta. Por lo tanto, rechaza su funcionamiento como dinero. Se nota desde donde se habla, cuando se da por descontado que los depósitos bancarios son seguros.

Lo que no dice es que son seguros en la medida que los gobiernos los protegen. No por ellos mismos, ya que lo que precisamente crean es dinero inseguro. El post mantiene el mito de que es el banco central el que crea el dinero y, así, puede reducir la volatilidad de las monedas tradicionales, frente a la volatilidad de las criptomonedas. No voy a entrar en los intríngulis de tal análisis, más destinado a reforzar la imagen de la entidad distante de las criptomonedas, que a una reflexión.

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Se llega a decir que la volatilidad de las criptomonedas deriva de no regirse por la demanda, cuando es este el origen de la misma en un contexto de mercados muy reducidos, con aún pocos actores, en comparación con el que cuentan –formado por millones y millones de personas- las moendas tradicionales. Esta hostilidad hacia las criptomonedas del autor de la Caixa, se mantiene –incluso aumenta– tras la extensión de las stablecoins y el anuncio de Facebook de lanzar Libra. Tal mantenimiento de la opinión en este espacio, nos lleva a considerarlo como la voz de la entidad sobre el tema.  

Bankia y blockchain

Por su lado, Bankia creó la denominada Plataforma Blockchain de Bankia .También anunció la aplicación de la tecnología blockchain a la gestión de activos inmobiliarios, a través de la plataforma ChainLab. Y ya entrados en el complicado verano de este año, hizo pública la primera inversión de su fondo Bankia Fintech Venture, con la adquisición del 20% del capital de Finweg, una plataforma blockhain especializada en la emisión de “cheques electrónicos”.  

Tanto Caixabank como Bankia, junto al resto de entidades bancarias importantes españolas, se encuentran implicadas en el desarrollo de la Plataforma interbancaria blockchain de pagos gestionada por Iberpay. También ambas se encuentran en el reciente proyecto de “euro digital”. Un proyecto que parece más una forma de “personarse”.  De decir que se está ahí, ante la posibilidad de que lance una CBDC (Moneda Digital de Banco Central, por sus siglas en inglés), ya no solo sin contar con los bancos, sino dejándolos sin la exclusividad de los depósitos. En cualquier caso y sin entrar en el estado y características de los distintos proyectos, ya sea por separado, ya sea de manera agregada, acumulan bastantes manifestaciones e intenciones; pero pocas concreciones.  

Kraken, los criptobancos se introducen en los sistemas bancarios

Buceando en la historia reciente de ambas instituciones, puede decirse que, al menos, han escuchado cómo blockchain está llamando fuertemente a las puertas del sector financiero. La víspera en que se reunían sus respectivos órganos de gobierno para aprobar la operación, vio la luz Kraken, el primer banco de criptomonedas regulado del mundo.

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Es decir, ya no se trata del acercamiento de los viejos bancos a las criptomonedas. Se ha inaugurado la presencia de criptobancos en los sistemas bancarios. Además, están las grandes compañías tecnológicas poniendo rumbo a una futura actividad como bancos, donde las criptomonedas están llamadas a jugar un papel importante, o las propias CBDC, que posibilitarían que los ciudadanos pudieran tener depositado su dinero en los bancos centrales. 

Habrá que ver si la fuerza del nuevo gigante bancario español lleva al conservadurismo, al verse con mayor capacidad de acción y más que defender, o hacia la innovación. En principio y a la espera de más manifestaciones, la absorción deja bastantes dudas.

Socializarnos en el dinero virtual

Tanto para la economía en general, como para innovación blockchain y el ecosistema de las criptomonedas en particular. Las preguntas se disparan. Una de las que más nos inquieta es si la unión de entidades surgidas de la muy material cartilla de ahorros será capaz de socializarnos en un dinero tan virtual como el de las criptomonedas. Un dinero que, a la vista de la historia reciente de estas entidades y sus semejantes, es tan seguro o inseguro –según se mire- como el que quedaba registrado en esos cuadernitos pautados, con un oso enmadroñado o una estrella mironiana en la cubierta de cartón. 

 

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Javier Callejo
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