Finanzas descentralizadas (DeFi), un imán para ahorradores en tiempos de crisis
Finanzas descentralizadas (DeFi), un imán para ahorradores en tiempos de crisis

Finanzas descentralizadas (DeFi), imán para ahorradores en tiempos de crisis

En tiempos de crisis, las finanzas descentralizadas (DeFi) se están convirtiendo en un imán para el ahorro. En la actualidad, existen evidencias muy significativas del camino emprendido por la industria financiera y las instituciones para acercarse al nuevo dinero que trajo Bitcoin y que las DeFi, con su carácter interoperable, están expandiendo.

A primeros de agosto, Uniswap, el protocolo descentralizado para intercambiar criptomonedas y, especialmente,  tokens ERC20, anunció que había recaudado 11 millones de dólares en fondos de Serie A. La operación, liderada por Andreessen Horowitz también contó con inversiones de USV, Paradigm, Version One, Variant, Parafi Capital, SV Angel y A.Capital. Es decir, el viejo capital empieza a alimentar al nuevo capital.

Uniswap, donde las transacciones se realizan directamente entre usuarios, se ha convertido en una de las plataformas más utilizadas en Ethereum. Solo en el mes de julio manejó un volumen aproximado de 1.500 millones de dólares.

Horizonte, las criptomonedas

Así, con las criptomonedas como horizonte y con el objetivo de superar los obstáculos para acceder a ellas, se está produciendo una especie de carrera por su captación. De hecho, se está acelerando un proceso que ya se venía dando durante los últimos años. Tal vez el síntoma más llamativo de esta carrera es la rápida expansión de las finanzas descentralizadas. Arcane Research, empresa especializada en el análisis de los títulos digitales, ha calificado el fenómeno de las DeFi de exuberante en su informe del pasado 18 de agosto.

Es cierto que el mundo de las finanzas descentralizadas (DeFi) es más llamativo para inversores, que para ahorradores. Pero conscientes de la leve frontera y con el objetivo de facilitar el salto, en el ámbito DeFi se están desarrollando los denominados “money legos”. Como sucede con los legos, las DeFi también permiten juegos con carácter experimental que enseñan a proponer nuevas iniciativas para un uso más amigable de las criptomonedas y las inversiones con ellas. De hecho, todos los proyectos desarrollados en las finanzas descentralizadas (DeFi) están construidos para ser integrados en otros, creándose así un efecto bola de nieve. Como es el caso de Uniswap.

Gobiernos e instituciones

Hace unos días informábamos en Observatorio Blockchain del lanzamiento, por parte de Alemania, de un proyecto de Ley para digitalizar valores con blockchain. Más recientemente, la casa de cambio Archax anunció que la Autoridad de Conducta Financiera de Reino Unido (FCA) le ha permitido convertirse en la primera bolsa de valores digitales del mundo.

Igualmente, la OCC (Office of the Comptroller of the Currency) de Estados Unidos ya ha dado su visto bueno para  que los bancos puedan ofrecer directamente servicios de custodia de criptomonedas. Un movimiento regulador relevante. Tras las regulaciones, se intuyen las presiones de los bancos para hacerse con la gestión del atractivo que las criptomonedas pudieran tener para los ahorradores. La imagen de los bancos dista de ser la que tenían hace un par de decenios. Pero son lo conocido. Todavía sus marcas pueden servir de cobertura simbólica ante las dudas de los ahorradores.

Incertidumbre y ahorro

Todos estos acontecimientos, tienen lugar en tiempos de gran incertidumbre, como los actuales, cuando el dinero es aún más miedoso, de lo que es habitualmente. El problema es que son tantas las fuentes de temor, que el gran reto es establecer una especie de tabla de preferencias y, sobre todo, de puertas de salida. Por un lado, la propia incertidumbre invita a los ciudadanos a ahorrar, para cubrirse de las potenciales inclemencias económicas. De hecho, sigue habiendo hogares que ahorran.

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Por ejemplo, incluso la España azotada por la covid19 también ahorra. Según los resultados de la Encuesta para el Indicador de Confianza del Consumidor del pasado mes de julio, el 20% de los hogares con ingresos por encima de 2.700 euros manifiesta que ahorra bastante dinero cada mes. A su vez, ese dinero ahorrado se encuentra con difíciles decisiones para encontrarle un destino.

El oro y el código, frente a Wall Street

Los depósitos bancarios tradicionales hace tiempo que cuestan dinero o, en el mejor de los casos, ofrecen rentabilidad cero. Por otro lado, la gigantesca bolsa de deuda pública ha llevado a muchos analistas a vaticinar un próximo ciclo inflacionista, por el que los estados aliviarían algo sus deudas, pero los ahorradores perderían capacidad de compra.

Sobre las bolsas, nos dicen que siguen siendo interesantes a largo plazo; pero, en el corto, se han convertido en una especie de montaña rusa. El último decenio de Wall Street puede ser denominado el decenio de la volatilidad. Su escasa estabilidad genera desconfianza en el ahorrador de a pié. Solo el oro y las criptomonedas parecen mostrar solidez. Todo parece evaporarse en el aire, menos las rigideces del metal y el código.

Es posible que el ciudadano de a pié empiece a andar con firmeza hacia las criptomonedas, superando los distintos obstáculos. En primer lugar, los derivados de la competencia cognitiva para acceder a las mismas. Para la gran mayoría de ciudadanos, se trata aún de un mundo desconocido. En segundo lugar, los obstáculos derivados de la representación que se ha venido dando de las mismas, situándolas en un mundo oscuro. Para dar tal paso, las DeFi se proponen como un puente privilegiado para tiempos de crisis.

 

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