South Park criptomonedas
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South Park y el triunfo de las criptomonedas sobre la banca centralizada

South Park dibuja un futuro en el que sólo se admitirán criptomonedas. Stan Marsh se encuentra ante un mostrador de un hotel en el que un cartel le dice: “Sólo Bitcoin” (bitcoin only). La película, titulada Post COVID, y se sitúa en el año 2045. Fecha en la que, por fín, se da por vencida la pandemia. Hace aproximadamente un año, fueron Los Simpson los que incluyeron una referencia a las criptomonedas. Por cierto, dejando ver que el acceso al ecosistema no era nada fácil. Ni siquiera, como ocurría en la escena simposiniana, para el protagonista de la serie The Big Bang Theory.

South Park y las criptomonedas

Ha de reconocerse que la referencia en South Park es, como casi todo en esta serie, sumamente crítica. Se adoptan las criptomonedas, definidas como esquema Ponzi poco fiables, con preferencia a una banca centralizada amañada. No se trata de una entusiasta acogida, como se constata en la respuesta de Stan Marsh al mensaje del recepcionista: “Sí, lo sé”. Se trata de un Stan ya crecido. Ha de tenerse en cuenta que, asumiendo la cronología real, su edad estaría en la mitad de la treintena. Si ya mostraba signos de madurez, cuando apenas era un adolescente, parece que veinticinco años de pandemia le han curtido en el escepticismo sobre el mundo. Incluyendo el escepticismo sobre la acogida de las criptomonedas.

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Stanley ha dejado su gorro invernal. Ahora muestra la sombra de una barba. Incluso, canas cercanas a las patillas. Inequívocos signos de madurez. También de madurez de las criptomonedas. Ya están ahí. Él ya lo sabe. Todo el mundo lo sabe. Tal vez la ficción está en la espera propuesta. Nada más –y nada menos- que un cuarto de siglo para esperar que la pandemia se acabe y que las criptomonedas se impongan.

El poder prescriptivo de la ficción que adelantó Baudrillard

Desde luego, no se muestra un camino fácil. Pero hace tiempo que la cultura popular está más en el maduro realismo ácido, que en la brillantez y optimismo del pop de los años sesenta-setenta del siglo pasado. Aunque el grupo Abba haya vuelto a reunirse y publicar un nuevo álbum, parece difícil recuperar el tiempo pasado. Sus canciones rezuman más nostalgia, que empuje hacia el futuro. La cultura pop, Abba, Stanley y nosotros hemos madurado, con lo que ello tiene de pérdida aritmética del entusiasmo y crecimiento geométrico del escepticismo. La referencia a las cripomonedas no iba a ser una excepción.

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Como vaticinó el sociólogo Baudrillard, cuya gran capacidad de observación de los caminos de la Modernidad, le llevó también a predecir con lustros de antelación nuestras vivencias actuales, la ficción se adelanta a nosotros. No tanto por su poder predictivo. No tanto por su capacidad de conocer. Se adelante por su poder prescriptivo. Actuamos como la ficción nos dice. Somos simulacros de esa ficción a la que imitamos. Imitándola, la hacemos realidad. El propio Baudrillard era un simulacro de sus propias ficciones.

Rastros del presente en Julio Verne

Se encontraron predicciones del ataque del 11S a las Torres Gemelas en varios comics. En viñetas de Transfomers, año 1991, ya se podía encontrar a uno de los protagonistas sobre las ruinas de esos edificios. Aun cuando tal vez la más explícita se encuentra en un capítulo de nuestro Mortadelo y Filemón de 1993: un avión colisionando contra las torres. El comic también predijo el lanzamiento de la bomba atómica, pocos meses antes de ser lanzada. Se trata del capítulo The Battle of the Atoms, de Superman.

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Si la realidad ha tenido en el comic una fuente de inspiración, ya no nos resulta extraño encontrar en la ciencia ficción antecedentes de lo que ahora somos. Incluso en las páginas de las novelas de Julio Verne, pionero del género, pueden encontrarse rastros de nuestro presente. Puede pensarse que, al fin y al cabo, parte del atractivo del género de la ciencia ficción consiste en hacer presente el futuro. En dibujar lo que el sociólogo Niklas Luhmann, basándose en Agustín de Hipona, denominó nuestros presentes futuros.

Simulacro y diseño político

Ahora bien, una cosa es que disfrutemos imaginando el futuro desde nuestro presente, a través de las propuestas de la ciencia ficción, y otra es que un ministerio fundamente el diseño de sus políticas políticas en este género. Esto es llevar el simulacro, la imitación de la ficción por parte de la realidad, al nivel del diseño político. Pues bien, es lo que parece decidido a hacer el Ministro de Defensa francés. Según el matutino parisiense Le Monde del pasado mes de julio, el responsable de los ejércitos galos encargó a un grupo de escritores de ciencia ficción que le dijeran las próximas amenazas de los próximos años.

La serie animada South Park ya nos ha dibujado el futuro. Ahora falta diseñar las políticas adecuadas.

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Javier Callejo
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