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La relación entre dinero cripto y dinero fiat está en los dibujos de Escher

La relación entre el dinero cripto y el dinero fiat se esconde en la obra del dibujante M. C. Escher. El artista holandés  nos propuso un imaginario muy particular que todavía nos sigue asombrando: figuras que se transforman en otras figuras a partir de pequeños y mágicos cambios –por inapreciables- de manera que tomamos conciencia de que ambas figuras forman una sola, escaleras que suben para hacernos bajar y escalares que bajan para hacernos subir.

Pues bien, este tipo de composición es la que se está dando entre dinero cripto y dinero fiat. Casi sin darnos cuenta y que parece llevarnos al dinero cripto. La última noticia relevante al respecto, dentro de millares de movimientos, es la relativa a la decisión de salir a la Bolsa norteamericana de la californiana de Coinbase.

El exchange líder que, según su cofundador Brian Armstrong, tiene por horizonte convertirse en la Bolsa del dinero cripto, aterrizaría en el gran templo del dinero fiat. Se convertiría en la primera casa de cambio de criptomonedas en entrar en Wall Street. Si recordamos el análisis que hizo el sociólogo alemán Max Weber de la institución bursátil, se reconocerá que la entrada en la misma significa una notable ganancia en capital-confianza, además de ganancia en capital simbólico.

Dinero cripto y dinero fiat se buscan

Así, la Bolsa de valores consigue reducir y gestionar algunas incertidumbres, como tener que estar confiando en cada uno de los concurrentes a este mercado y tener que buscar garantías por cada transacción, para permitir a los actores centrarse en las incertidumbres relativas a la cotización de los valores, al precio de lo que se compra o vende.

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El dibujo escheriano se conforma cuando se da el hecho de que la propia Bolsa de Nueva York es uno de los principales inversores en Coinbase. Así, no está claro si es el dinero cripto el que acude a buscar dinero fiat o es este el que va a buscar dinero cripto. Ahora bien, el sentido de la mirada de este dibujo parece llevarnos un paso más hacia el ecosistema cripto, dejando el ecosistema fiat.

Movimiento del tipo Perpetuum Continuum (Jacco Wynia), en el que van cayendo notas musicales como gotas de lluvia, hasta que nos damos cuenta de que estamos empapados. Empapados de criptomonedas, mientras vemos en un mercado de viejo –a la forma de los mercados de pulgas- como los billetes y las monedas eran cosas del pasado.

La materialidad como riesgo

No pasará mucho tiempo para ver a un niño en esos mercados preguntándose para qué servía eso. Le contestaremos que la tecnología del dinero era antes así. Así de material. De hecho, el Covid-19 nos ha enfrentado a los potenciales peligros de tal materialidad. El de Coinbase no es el único paso en el mismo sentido. Hay están las propuestas del Gobierno chino, con la criptomoneda DCEP, y las de Facebook, con Libra. Ambas tienen bastantes rasgos en común.

Se trata de criptomonedas en las que la relación con el dinero fiat, con distintas monedas relevantes de ese ecosistema, es muy directa, abanderada por la lógica de la paridad. Especialmente en el caso de la cripto de Zuckerberg. Cada una de las propuestas de estos dos gigantes aporta, de inicio, millones de usuarios, teniendo por horizonte convertirse en una ecología monetaria autónoma. En redes autónomas. En mundos autónomos dispuestos a crecer hasta alcanzar a la mayor parte de los hombres y mujeres del planeta.

De Metcalfe a la IA

Si se tiene en cuenta la ley de Metcalfe –el valor de una red aumenta proporcionalmente al cuadrado de número de usuarios- tal meta tiene los pies bien puestos en la tierra. Y su crecimiento se dibujará como esas composiciones de Escher, articulándose compras y créditos con precios y valores en dinero fiat estimulados para pagarse y/o recibirse con las nuevas criptomonedas.

Hay que tener en cuenta que luchan por esa ley de Metcalfe, por tener el máximo número de usuarios que aporten información sobre lo que hacen –con el dinero- que, a su vez, servirá para guiarles –lo llaman predicción- sobre qué tienen que hacer. Así pasamos de Metcalfe a la IA. Es cierto que la inteligencia artificial no es solo el monto de la información de la que dispone, pero tal monto es su principal alimento, que le permite aconsejarnos, ayudarnos a decidir y, al final, decidir lo que tenemos que decidir.

Tras la pista del dinero

Hay que reconocer que en esto de la obtención de beneficios a partir de la vigilancia, ya sean políticos o directamente económicos, ambos contendientes tienen experiencia. Otros, como Google, se ha especializado en vigilar nuestros movimientos físicos –apps que se insertan en el sistema Android de nuestros teléfonos móviles, maps, gafas y coches inteligentes- con el objetivo de dirigir nuestros caminos: hacia los restaurantes o tiendas que son sus clientes.

Y así no nos damos cuenta de otro dibujo escheriano, de cómo lo digital se impone en nuestros comportamientos. Habrá que ver quien gana en esta guerra por nuestros datos; pero vaya por delante la reflexión de que es más fácil perdernos entre calles y caminos, que perder la pista de nuestro dinero.

El Gobierno chino –así como otros gobiernos que se lo están planteando, tal vez ya con cierto retraso- y Facebook han optado por obtener nuestros dados de comportamiento y guiarnos a partir del movimiento de nuestro dinero. Un dinero cripto cuyo uso irá en aumento precisamente por la necesidad de ampliación de estas redes. Y, sin darnos cuenta, estaremos en el ecosistema cripto. Como los peces de Escher se metamorfosean en aves.

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Javier Callejo
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