Facebook pone a los medios de comunicación ante la tesitura de crear sus propias criptomonedas

Google, Facebook o Twitter han sido y son medios de comunicación. Tal vez podría decirse que son algo más que meros medios de comunicación; pero, en todo caso, lo son. Y ello a pesar de que se han venido mostrando resistentes a ser considerados como parte de esta categoría, seguramente para no entrar en frontal colisión con los propios medios. Han preferido la táctica del caballo de Troya: aparecer como un regalo para los medios de comunicación; mientras que segaban los fundamentos materiales de éstos.

Así, Google tiende a aparecer como una “modesta” herramienta a partir de la cual los ciudadanos pueden entrar en contacto con sus respectivos medios; mientras que los profesionales tienden a reducir el mundo del que informar a un mundo googleado. Por su parte, Facebook o Twitter han optado por mostrarse como un “eco” de los medios, como espacios en los que los medios y sus audiencias pueden conversar, como grandes conversaciones paralelas a los medios.

El capital es la audiencia

Así que cuando se les acusaba de ser medios de comunicación que competían agresiva y no muy limpiamente, pues tomaban las informaciones realizadas con el esfuerzo de los otros medios, en el sistema de medios de comunicación, no se sentían aludidos. Pero solo hay que ver la situación de los medios que denominamos tradicionales para constatar que, al menos, algunas de las funciones que venían realizando los medios de comunicación la llevan a cabo.

Como tales medios de comunicación, su principal capital es la audiencia. Un capital que no solo han logrado concentrar en muy poco tiempo sino que, de alguna manera, han ido transformando en un proceso que puede considerarse revolucionario desde la perspectiva del sistema de medios de comunicación.

En primer lugar, como tal capital, lo monetizan vendiéndolo a los anunciantes. Es decir, venden audiencia a los anunciantes, como han venido haciendo la gran mayoría de los medios de comunicación. Ahora bien, desde el primer momento introducían un valor añadido en ese proceso de monetización, que pocos medios de comunicación podían ofrecer: se trataba de audiencia identificada, concreta, con registros y rastros de muchos de sus comportamientos.

Monetizar los vínculos

Al menos, los dejados en el mundo digital. Ya no se trataba de un agregado abstracto, del que podían saberse algunos perfiles sociodemográficos. No. La audiencia que exponen a los anunciantes estaba ya segmentada y, podría decirse así, precocinada; frente a la audiencia cruda de los otros medios. Por lo tanto, puede decirse que, hasta el momento, han hecho lo que los otros medios –vender impactos a la audiencia, pues la audiencia la siguen teniendo como capital– pero con supuestos más atractivos.

Seguramente estemos entrando en una segunda fase, en la que estos grandes medios parecen optar por una intensificación del rendimiento obtenido de sus capitales, de su audiencia. Por un lado y al menos transitoriamente, seguirán vendiendo impactos a los anunciantes. Pero, además, con la configuración de comunidades alrededor de sus respectivos token o criptomoneda, como es el caso de Libra en Facebook, lo que se busca monetizar ahora es el vínculo que establecen entre productores-anunciantes y consumidores.

Transformar el sistema de medios de comunicación

Ya no solo es el impacto, más o menos fugaz, sino que lo que se monetiza es ese vínculo entre quienes ofrecen bienes y servicios y quienes son los consumidores y usuarios de los mismos. ¿Con qué van a pagar? ¿Con qué moneda los ofertantes propondrán descuentos a sus consumidores? Exacto, con la del mediador, obteniendo nuevos beneficios de su capital, de los comportamientos de su audiencia con respecto a los ofertantes vinculados al token, a Libra.

Se trata de una segunda fase en la que cuesta aún más que estas nuevas entidades sean consideradas medios de comunicación. Pero, tal vez, lo que están haciendo es transformar el sistema de medios de comunicación. Eso sí, dejando al resto en un lugar cada vez más periférico, del que es conveniente que salgan.

Entre otras cosas, porque nos conviene a todos. Aunque sea solo por pluralismo y apertura del número de actores relevantes. ¿Pueden los otros medios de comunicación seguir estas estelas? No solo creo que pueden –generando sus propias comunidades o uniéndose a plataformas que, con un token general, permite gestionar las comunidades-audiencias propias- sino que seguramente deberían planteárselo.

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Javier Callejo
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