Bloomberg y el papel de los medios en la industria cripto
Bloomberg y el papel de los medios en la industria cripto

Bloomberg Businessweek y el papel de los medios en la industria cripto

Esta semana el referente y casi centenario semanario económico Bloomberg Businessweek dedica su número al mundo critpo. Además, lo hace con un amplio espacio. Casi un pequeño libro. Se abre con un breve artículo de Joel Weber, editor de la publicación, en el que da la bienvenida al nuevo producto periodístico a partir de una especie de retórica de la confesión, admitiendo que no siempre ha entendido el universo cripto, y del reconocimiento de este universo como el futuro. A partir de aquí se subraya -literalmente- la necesidad de comprenderlo, lo que apunta al carácter entre didáctico y opinático que adquiere el trabajo.

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Bloomberg cripto

El especial ha quedado exclusivamente bajo la pluma de Matt Levine, uno de los columnistas estrella de la publicación, con un significativo título: The Crypto Story. Por un lado, porque se inicia con algunas de las condiciones histório-tecnológicas en las que se ha desarrollado el decenio cripto. Por otro lado, porque tiene la ambición de marcar el inicio de un nuevo tiempo histórico. De hecho, Weber apunta que el hecho de que un número fuera firmado por un único autor sólo había ocurrido una vez en la historia de la revista. Fue 2015 y con motivo de la aparición de Twitter.

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Todavía es más significativo el subtítulo: The Only Crypto Story You Need, pues expresa la voluntad del medio en convertirse en suficiente fuente de información del ecosistema cripto. Un número que consta de cuatro extensos apartados. Claramente está especialmente dedicado a lectores que se encuentran bastante distantes del mundo cripto, con el objetivo de marcarles el paso.

El tono pedagógico se impone, empezando por convencernos de que actualmente nuestra vida pasa por las bases de datos. Para ello, Levine establece la comparación entre este mundo digital y aquel en el que, todavía estando mediado por la materialidad y las relaciones sociales cercanas, como es lo relacionado con ser propietario de una casa, también está inundado de digitalización y bases de datos.

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No obstante, algunos de sus argumentos pueden sonar extraños a los españoles, como el que describe como, si alguien intenta ocupar tu casa -aquí, en España, es okupar- al gobierno le bastará constatar en la base de datos que la propiedad es tuya y expulsará -pateará es la traducción de la expresión que utiliza: «kick them out«- a los ocupantes. Aquí, si te ocupan la casa, el pateado es el propietario. En todo caso, es la ventana que sirve al autor para señalar el concepto fundamental: confianza.

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Por esto de la confianza, cuando va a dar el paso hacia el significado de lo cripto y tras haber presentado a Satoshi Nakamoto, suelta un: «Hi! I’m Matt«. Una manera de decirnos que no es un impostor, ni que se ha vuelto loco. Es el columnista conocido por sus lectores. Lo siguiente léanlo ustedes. Sólo un apunte sobre una de las metáforas utilizadas, la de la polarización. En el último decenio, lo que ha polarizado al campo de las finanzas ha sido lo cripto.

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Dos orillas muy distanciadas, la de las finanzas tradicionales y la criptográfica, entre las que corrían los ríos de dinero y otros activos. La aparición de lo cripto ha dividido el campo financiero en dos. Con ello, Bloomberg Businessweek apuntala su mensaje: ha dado el paso hacia la orilla cripto, como una especie de converso bautizado en ese río de movimientos financieros. Y lo ha hecho con la prometida intención de arrastrar nuevas conversiones, pues, con su paso, ha apuntalado también la oposición entre una orilla del pasado -de las otras finanzas- y una orilla del futuro, la representada por los activos cripto.

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Más allá de la siempre necesaria renovación de los productos y esa pretendida voluntad didáctica, tras esta decisión se encuentra la legítima voluntad de captar una fuente de ingresos, como es la creciente y muy relevante cantidad de dinero que mueven los distintos y variadísimos operadores cripto en publicidad. Operadores que necesitan mostrarse a los distintos públicos y ganar confianza entre ellos. Ganar confianza entre públicos desconfiados con productos, bienes y prácticas que entienden de otra manera la confianza. Una confianza más eficiente y despersonalizada, sin supuestas mediaciones potencialmente sesgadas a favor de los intereses de los mediadores.

Los medios como certificadores

A pesar de su evidente crisis, los medios de comunicación tradicionales siguen certificando la realidad a ojos de muchos ciudadanos. Desde, al menos, la aparición de internet, los medios sobreviven sobre una red de distintas crisis, que se alimentan mutuamente: económica, de confianza, publicitaria, profesional, de modelo, de credibilidad, institucional, etc. Crisis que les ha ido desplazando en su función de certificar la realidad. Antes, no hace tanto tiempo, se decía que lo que no aparecía en los medios, no existía.

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Como investigador de audiencias, resulta interesante observar cómo ha ido cambiando la residencia de esa función certificadora. Hace treinta y cinco años, al menos en Europa, residía en los medios de comunicación públicos. Sobre todo, las televisiones y radios públicas. Hasta que no aparecía una información en ellas, las cosas no se tenían como pasadas. Se oía o se hablaba, en la calle (los otros medios de comunicación), sobre algo. Cuando aparecía en el medio público, se certificaba.

Después, con la aparición de internet y la multiplicación hasta el infinito de las posibilidades de la comunicación mediada, desde redes sociales que rozan la comunicación personalizada, hasta nuevos medios que aparecen solo en versión online, pasando por muy variados y variopintos chiringuitos de la comunicación, se ha desplazado la función de certificación.

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Entre tanta voluntad de ruido de muchos de estos proyectos y el esfuerzo por ganarse la confianza diaria de otros muchos, en dura competencia de unos con otros, el sistema de la comunicación mediada se ha convertido en una grillera en la que corren verdades y mentiras, profesionalidad y plagio, donde la certificación de la información es más necesaria que nunca. Y, a la vez, más difícil de conseguir, pues los propios medios tradicionales, con cada vez menos recursos propios, ven alejarse la costosísima función de certificar la realidad, nutriéndose entonces de lo que les llega principalmente por internet, de los portavoces interesados o de los responsables de prensa de las corporaciones.

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Cada vez es más difícil certificar la realidad de una noticia. Constatar los detalles de una información. Certificar un material informativo sobre el que, sólo después, puede ofrecerse opinión. Al menos, a esos medios tradicionales, llamados de referencia, les queda la función de certificar realidades, tendencias, nuevos campos, futuros. Es lo que ha hecho Bloomberg con lo cripto: ha certificado la realidad cripto. Ya existe. ¡Ya tiene incluso historia! Lo ha dicho Bloomberg.

Foto extraída del artículo de Bloomberg

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Javier Callejo
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