Criptoagosto: el estado de las criptomonedas y las criptomonedas del Estado
Criptoagosto: el estado de las criptomonedas y las criptomonedas del Estado

Criptoagosto: el estado de las criptomonedas y las criptomonedas del Estado

No hay buena química entre el Estado y las criptomonedas. Es distinto, según los casos, con Blockchain. Incluso, dentro de la lógica de la excepción, puede registrarse la aproximación de alguna administración hacia las criptomonedas. Así, las autoridades fiscales de la provincia argentina de Mendoza han anunciado que se podrá cumplir con las obligaciones tributarias pagando con stablecoin. Hasta, dentro de la propia Argentina, se habla con insistencia de que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires adopte la decisión de aceptar bitcoins para el pago de impuestos. Actualmente, son excepciones.

Estado y criptomonedas

Las criptomonedas surgieron como la búsqueda de un sistema financiero, incluso una economía, fuera del control e imposición del Estado. Por su parte, el Estado reaccionó primero con el desprecio. Después, cuando percibió que los grandes operadores tecnológicos se acercaban a las criptomonedas, con sorpresa, habiéndole pillado con el paso cambiado en la mayor parte de los casos. Algún que otro Estado, se puso manos a la obra con las CDBC. Ahora, el Estado mira a las criptomonedas en particular y a los criptoactivos en general con una mezcla de temor y animadversión. La sensación es que el Estado se siente amenazado.

Criptoagosto: el enfrentamiento entre Estado y criptomonedas está en la privacidad

La amenaza que siente el Estado no sería sino otra más en el presente contexto. El Estado vive en condiciones simbólicas precarias. Ni siquiera las demandas de su protección derivadas de las últimas crisis -económicas, pandemia, escasez de suministros, etc.- han conseguido relanzar la figura del Estado. Es más, muchos han sentido que el Estado ha defraudado las expectativas protectoras que estaban puestas en él, mostrándose vulnerable, protegiéndose en primer lugar a sí mismo. 

Organizaciones supranacionales

La función protectora del Estado se ha alimentado de distintos monopolios, que se han convertido en dispositivos esenciales para su reproducción. Los monopolios de la violencia, de la fiscalidad o de la acuñación de moneda. Monopolios que se han visto debilitados por la tensión de una cuerda que es impulsada tanto desde arriba, como desde abajo. Desde arriba, por la acción de las organizaciones supranacionales, que cada vez dejan menos autonomía al Estado para llevar a cabo sus decisiones en esas materias y, por lo tanto, para ejercer de hecho su monopolio. Desde abajo, por la acción de distintos tipos de organización -grandes corporaciones, organizaciones delictivas- que minan especialmente la imagen de soberanía del Estado y, por lo tanto, su legitimidad.

Industria de la protección, crisis de las criptomonedas y crisis de un modelo de Estado

Los resultados de encuestas de opinión vienen mostrando durante los últimos decenios una fuerte caída de la confianza en las instituciones del Estado. El alejamiento de la política por parte de las sociedades, entendiendo este término como la gestión del propio Estado, es también evidente en buena parte de los países. Es en este contexto en el que surgió bitcoin y, después, las otras criptomonedas. En el contexto de un Estado que se sentía amenazado, uno de sus monopolios durante los últimos cinco siglos también estaba puesto en el foco de la búsqueda de alternativas: se podía “acuñar” monedas sin necesidad del Estado. Se podía hacer más allá del Estado. 

Más allá del Estado

Comunas, comunidades, redes o ecosistemas surgen, ya no a la sombra del Estado, sino atravesados de actitudes antiestatales, renegando del Estado. Intentando ir más allá del Estado. Y esto no le gusta a un Estado configurado obsesivamente para controlar, ya sea por la vía armada, la imperial, la burocrática o, ahora, la digital.

La crisis de las criptomonedas frena en seco la alfabetización cripto

Controlar individuos, poblaciones, territorios, economías. Se comprende que, en esta situación, no le gusten las criptomonedas al Estado y es de esperar que siga actuando contra ellas. Ya no se contenta dando lecciones morales de criptohibernación. Ahora va hacia la criptoglaciación.

 

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Javier Callejo
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