La IA plantea una nueva forma de ejercer el periodismo
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Criptoagosto: periodismo Web3 en un contexto de estricta supervivencia para los medios

En un artículo publicado ahora hace dos domingos en Vozpópuli, Jesús Cacho hacía un certero y agudo diagnóstico del ejercicio del periodismo en España. Se dibujaba un periodismo dependiente y estructuralmente sometido a otros poderes y sus corrupciones, impregnándose a sí mismo de corrupción. Lo peor de todo es que es bastante probable que ese diagnóstico tenga también aplicación en muchos otros países.

Internet hizo mucho daño a la autonomía económica del periodismo. Se comió casi todo el pastel de la publicidad. De hecho, puede decirse que aún no ha encontrado su modelo económico. Casi todos los medios se encuentran en la más estricta supervivencia. Aun cuando ha de reconocerse que unos sobreviven mejor y con más dignidad profesional, que otros. Aquí, además, se ha unido una gestión empresarial de los medios de comunicación bastante nefasta en general, en buena parte de los casos al servicio de egos.

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Periodismo Web3

Distintos aspectos que han dejado un periodismo débil, a merced de quien quiera comprar sus actuaciones y lejos de algo que pueda conjugarse con autonomía profesional. No digamos ya, por no entrar en debates filosóficos, independencia.

Se trata de un contexto de debilidad y lucha feroz por la supervivencia. La supervivencia de medios y de profesionales. El otro día y para ilustrar los procedimientos derivados de la nueva ley de la Seguridad Social para los trabajadores autónomos, al ministro Escrivá no se le ocurrió poner otro ejemplo de autónomo que el de un periodista freelancer que ingresaba 900 euros. A ello, había que restarle los gastos y la propia cotización al específico régimen de la Seguridad Social. Desde luego, con lo que queda da para poca independencia. Es el retrato incómodo de una profesión.

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Sí, se puede echar la culpa a ese internet que conocemos. El de la web 2.0. Ese internet que hace que plagiar sea fácil. Que durante mucho tiempo Google tomara las informaciones producidas y trabajadas en los diarios y las publicase de manera gratuita y, encima, se riese en la cara de los dueños y profesionales de los principales diarios del país diciéndoles que, así, les daba publicidad y visibilidad.

Roban los contenidos

Google lo sigue haciendo en otros países. En España, se cortó esa práctica de parisitismo periodístico. Han quedado otras parecidas, como las web que publican de forma gratuita -habitualmente firmada por otra persona- piezas que salen publicadas en diarios que han puesto un muro de pago. Ya se sabe que hacer: buscar por el titular en internet y se desplegará todo el contenido en esa web de parasitismo periodístico. Roban los contenidos. Porque es un robo, incluso aunque citen la fuente del trabajo que se encuentra tras la producción de esos contenidos.

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Reproducen el contenido, en el mejor de los casos dicen de donde procede para justificar que lo que están haciendo es dar visibilidad al sitio donde se publicó originalmente tal contenido. Lo que lleva trabajo, lo que cuesta es hacer ese contenido: investigación, consultas, entrevistas, redacción…. No. Ponerlo en la web no es trabajo. Si se pone el contenido de otro medio, sin su permiso, es eso: parasitismo periodistíco propio de la web 2.0 del copiar, copiar y copiar, hasta el infinito y más allá; pero sin link y sin citar.

Hartos de todas estas prácticas parásitas, algunos medios confían en las herramientas de la Web3 y se han puesto manos a la obra. Su lógica, el que quede registrado en la cadena de bloques el contenido original, de manera que, cada vez que se reproduzca en internet, el autor o medio original reciban una remuneración, aunque sea simbólica. Las formas de concretar esta lógica son relativamente variadas. Pero en eso estamos. En la innovación y no en el copiar y copiar por la cara.

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Javier Callejo
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