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CriptoAgosto: palabras gastadas y palabras nuevas en el ecosistema Blockchain

Como el amor, en la canción de Rocío Jurado, hay palabras que se gastan de tanto usarse. Con ello, pueden perder buena parte de su valor y su fuerza. Ahora bien, si una entidad, institución y, sobre todo, grupo social, campo social o ecosistema está vivo, seguirá produciendo nuevas palabras o, sin producirlas, dará nuevo sentido a términos tomados de otros campos, de otros ecosistemas.

La particularidad de los ecosistemas técnicos, incluido el de Blockchain, es que tal metamorfosis de palabras tiende a producirse de una manera más acelerada. Es una especie de peaje lingüístico por la innovación, de manera que la relación entre innovación técnica e innovación lingüística, entre algoritmos y palabras, entre cuentas y cuentos, es más estrecha de lo que, en un principio, parecía.

Palabras blockchain

El libro Uncanny Valley, de Anna Wiener, es interesante por muchas cosas. No sólo por proyectar una particular mirada sobre Silicon Valley y generar buenos ratos.  Es una novela con aspecto de documental biográfico -o un documental biográfico con aspecto de novela- llena de humor e ironía. Capítulos hilarantes, como el dedicado a las entrevistas de reclutamiento de personal por parte de las startups, donde pretenciosos jóvenes se muestran llenos de talento y creatividad; pero haciendo las mismas sádicas preguntas “originales” que todos hacen con la finalidad de constatar cuánta humillación son capaces de aguantar los candidatos.

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Seguramente, las que les hicieron a ellos o ellas. Pues bien, Wiener nos plantea algunas de las palabras gastadas: disruptivo, pivoting, decir “K” en lugar de “mil”, escalabilidad/escalable, avatar, hackaton, “experiencia innovadora” (por todas las cursilerías circulantes), “amante de bitcoin” (¡otra cursilada!), millenials (¡ya van teniendo una edad!) o el término instrumento aplicado a todo, sea material o abstracto; animal, vegetal o mineral. No todas estas palabras son apuntadas por Wiener, aun cuando huelan a naftalina. Pero algunas sí, lo que le sirve a la autora para caricaturizar el lenguaje tech.

Lenguaje gastado

Buena parte del desgaste deriva del abuso de las mismas. No obstante, algunas, aunque estén gastadas, necesitan seguir usándose hasta que se encuentre sustitución. Es el caso de, por ejemplo: activo digital, descentralización, nodo, bifurcación, ingresos (revenue), modelo de negocio o estrategia. Estas y otras muchas conforman el lenguaje gastado de los ecosistemas TIC; pero siguen siendo muy necesarias.

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Hay términos, en buena parte surgidos de un marketing chapucero, que nacen viejos. Casi cadáver. El ejemplo más llamativo es el de las generaciones: generación Z (hijos de la generación X), generación Alpha, etc. Sus propias denominaciones están marcadas por la falta de originalidad y significado, más allá de encuadrar una generación distinta a la anterior: ¿sólo por edad? ¿por cosmovisiones? ¿por actitudes vitales?. Al fin y al cabo, la de los “boomers”, pecado original del etiquetado masivo de generaciones, significaba algo más que una sucesión. Pero aun cuando la innovación técnica puede tener mucho de marketing, admitamos que es algo distinto.

Amenaza de desgaste

En el caso de Blockchain, como síntoma de su vitalidad, se observa la circulación de nuevas palabras. Por ejemplo: NFT, metaverso, open developer platform y tantas otras. No obstante, circulan con tal intensidad y velocidad, que la amenaza de su desgaste está siempre ahí.

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Para acabar el verano, podemos jugar a la clasificación de palabras gastadas en Blockchain. Estaríamos señalando dónde habría que innovar. Todo ecosistema tecnológico tiende al desgaste acelerado de su lenguaje. Por ello, tal vez y conscientes del repetido uso de las mismas palabras, se evita la utilización de las mismas.

Asi, asistimos a convocatorias de grandes eventos Blockchain en los que se expone una larga serie de fotografías y nombres personales y de empresa; pero nada sobre el contenido que desarrollarán. ¿Serán más importantes las caras y los nombres, que las palabras? Hay muchas palabras gastadas. Hay algunas palabras nuevas. Parece que las caras tardan más en gastarse, para fortuna de sus poseedores.

Imagen de lisa runnels en Pixabay

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Javier Callejo
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