CNMV, aguafiestas de la celebración de Mundo Crypto que presenta Cristina Pedroche
CNMV, aguafiestas de la celebración de Mundo Crypto que presenta Cristina Pedroche

CNMV, aguafiestas de la celebración de Mundo Crypto

El próximo sábado, 27 de agosto, se celebra en el Wizink Center, de Madrid, el Metaverse Day de Mundo Crypto, una celebración que no parece ser del agrado de la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores). El subtítulo de la convocatoria dice: la comunidad crypto se reúne en Madrid.

La CNMV es una institución seria. No está para fiestas. Sus miembros no son émulos del festivo Boris Johnson. Menos, después de cómo le ha ido al Primer Ministro británico. A la CNMV no parecen gustarle las fiestas. Tal vez por eso ha mostrado sus distancias y dudas sobre la celebración de la fiesta de Mundo Crypto. Es más, parece que ha prometido convertirse en una especie de delegado-tutor de la autoridad institucional ausente, que va a apuntar todo lo que se hace y dice en esa fiesta. Sospecha de los anfitriones. A algunos los ha denominado “chiringuitos infiltrados”. Seguramente tampoco le gustan los asistentes.

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Mundo Crypto y CNMV

Es llamativo observar cómo la CNMV ha encontrado su papel en el mundo como sombra policial de los criptoactivos y sus defensores o seguidores. No hay movimiento del ecosistema cripto en España, que no intente aprovechar para ganar un titular entre las noticias del día. En seguida sale con un mensaje, casi siempre reactivo y condenatorio, en los medios de comunicación. Su imagen parece vivir de las criptomonedas. Ahora lo que nos dice es que esa fiesta está atravesada de perversas intenciones, recomendando, en primer lugar, que no celebre. En segundo lugar, que no se asista. Y, en tercer lugar, si se asiste, taparse los oídos para no escuchar el canto de las sirenas procripto.

Las instituciones están sometidas a un continuo proceso de reinstitucionalización -Luc Boltanski dixit- si no quieren deshacerse como instituciones, pasando a ser meros nombres de edificio, carteles en la calle, estatuas especialmente homenajeadas por los excrementos de las aves urbanas o, en el mejor de los casos, referencia para los turistas. La CNMV ha encontrado en las criptomonedas su fuente de reinstitucionalización, su fuente de vida, en la que tozudamente reivindica su intervención, exigiendo que la publicidad de los que ofrecen criptoactivos ha de subrayar, hasta incluso no dejar ver lo que se ofrece, si fuera necesario, la publicidad de este tipo de productos financieros.

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CNMV y la crisis financiera de 2008

Como tal institución, ser sin cuerpo, la CNMV se esfuerza por estar presente. Es algo que va más allá de las personas encargadas de gestionarla y que, en definitiva, la encarnan, en mayor o menor medida en función del cargo que ocupan en la misma. Es más, estos cargos, han de actuar así seguramente a su pesar. Nombrados los miembros del Consejo por el Gobierno por sus capacidades técnicas, por supuesto, lo que menos quieren es salir en los papeles. Son potentes técnicos habituados a trabajar en la discreción. Seguro que prefieren sus cuatro u ocho años, si el mandato es renovado, de pacífica y silenciosa estancia, y mantenerse fuera de los focos con sus retribuciones muy por encima de los cien mil euros anuales. Cantidades que superan holgadísimamente las retribuciones habituales en el sector público.

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La CNMV ha brillado por su inacción en la crisis financiera de 2008. Incluso se preguntaba dónde estaba escondida cuando nos encontramos con el agujero de Bankia, que tanto dinero nos ha costado. La salida a Bolsa de Bankia en 2011 no encontró fuerte resistencia de la CNMV y especialmente no avisó, como debía, a los inversores minoristas. Más recientemente, se ha visto toreada con gran estilo en el caso Indra. Eso sí, advierte que permanece vigilante. Pero ¿Para qué enredarse en conflictos con empresas de larga tradición y amplios recursos, regidas por conocidos, a veces compañeros de pupitre universitario, que podrían llegar a necesitar cuando acaben sus mandatos?

Pulsión de servicio público

Eso sí, mientras estuvieron en la institución, únicamente se movieron por una inquebrantable pulsión de servicio público. Después, ya es otra cosa. ¿Cómo vamos a pensar que el antes, el durante y el después están conectados? En los “después”, basta ver la buena acogida que tuvieron en distintas empresas algunos de sus recientes ex directivos, para no irnos más atrás, al final de sus mandatos: Santiago Albella, anterior presidente del Consejo, fue acogido por la firma Latham & Watkins; Ana María Martínez-Pina, anterior ex vicepresidenta, por Gómez-Acebo & Pombo. Parece que las empresas cuya denominación contiene la anglosajona & tienen preferencia para acoger a los ex de la CNMV. Las instituciones son seres sin cuerpo; pero sus miembros ejecutivos tienen un cuerpo que hay que cuidar generalmente muy bien.

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Los de las criptomonedas son distintos. A esos, no. Los de las criptomonedas son unos advenedizos, incluso unos indocumentados financieros, que se creen que pueden cambiar los procedimientos. Si las empresas que gestionan criptoactivos generan empleos, los puestos de estos trabajadores son puestos en constante peligro por alarmantes manifestaciones de la CNMV o incluso decisiones dudosas. Será que se consideran empleos volátiles, como los propios criptoactivos. No. Los que ofrecen criptoactivos vienen con aviesas intenciones. Muy distintos de los suyos. Los suyos… los suyos ¡un respeto! Al fin y al cabo, la función de las instituciones es clasificar a los seres: los míos y los enemigos. 

Una institución seria, que actúa en serie

La CNMV es una institución seria, que lleva a cabo actuaciones muy serias. Ha hecho la encuesta sobre las criptomonedas y lo que llama efectividad de las medidas impulsadas por la CNMV, que se limitan a dar aviso de lo que, según la propia encuesta, todos los usuarios -y muchos de los no usuarios- de criptoactivos saben. La CNMV es una institución seria, que actúa en serie. Casi siempre en el mismo sentido. La actuación contra los criptoactivos se ha convertido en su rutina. Es lo fácil.

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La CNMV está en contra de que un grupo de criptoactivistas sueñen festivamente con la ficción de, tal vez, cambiar el campo financiero o incluso hacerse millonarios. No cree en la razón de la ficción sino en la ficción de la razón. La CNMV es una ficción que convive mal con otras ficciones financieras. En esta ocasión, la violencia institucional de la CNMV toma las formas de un aguafiestas. Ya se sabe, los aguafiestas no descansan ni en agosto. Después, de cualquier mal que pueda derivarse de aquello que negaron en su totalidad, dirán eso de: “¡ya te lo advertí!”, mientras esbozan un gesto de superioridad.

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Javier Callejo
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