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La alianza fútbol, blockchain y criptomonedas toma velocidad de crucero

En esta semana, dos noticias dan cuenta de la alianza entre blockchain, las criptomonedas y el mundo del fútbol. Por un lado, una plataforma en blockchain, Sorare, vende tokens no fungibles (NFT) por valor de 20 millones de dólares. Dichos tokens representan a futbolistas y los clubs a los que pertenecen. Parece tratarse de una especie de exclusivos cromos digitales coleccionables, como los mismos cromos de papel, y con los que se puede participar en torneos vinculados a la realidad competitiva de esos futbolistas y clubs. Más allá de esto, lo relevante es el mercado y flujo de cotizaciones y transacciones que se abre.

Blockchain y eSports

También durante estos últimos siete días, se nos informa que el futbolista David Barral se ha convertido en el primer fichaje de la historia en criptomonedas. El jugador ha pasado por equipos como Levante o Sporting, donde alcanzó las mayores glorias. Lo ha fichado el DUX Internacional de Madrid, que pertenece al grupo V de la Segunda B. No obstante, su proyecto, denominado DuxGaming, parece que, aunque planta sus raíces en la industria futbolística, va más allá del hecho de patear un balón. En el proyecto participan Courtois, portero del Real Madrid, o Borja Iglesias, actual delantero del Betis. Tiene como presidente al popular youtuber DjMariio y tiene su mirada puesta en los eSports.

El fútbol en blockchain donde invirtió Piqué vende $20 millones en tokens NFT

Noticias que nos hablan de un proceso de alianza entre dos universos que parecen condenados a entenderse. El del fútbol y el de blockchain. Algo que merece una mínima reflexión, en cuanto nos puede dar indicios del futuro sobre el que va a desarrollarse la tecnología de bloques.

Weber y fútbol

El sistema cripto constituye un universo simbólico bastante sólido y en expansión. Como tal universo, aún no alcanza las características de las religiones; pero hace tiempo que salió de la categoría de secta, si seguimos la propuesta taxonómica de Weber en su maravillosa y entretenida sociología de las religiones.

Los universos simbólicos dan saltos de nivel importante cuando se alían con otros universos simbólicos. El estado, por ejemplo, necesitó fundirse al universo simbólico de las grandes religiones durante varios siglos. Tal fusión propició la emergencia de imperios, donde, por ser sintéticos, el estado ponía los ejércitos; la religión, la dominación ideológica. Ambos se repartían las ganancias. Más recientemente y tras obtener el monopolio de la legitimidad simbólica, como corrige Bourdieu al propio Weber que afirma que el estado se caracteriza por disponer del monopolio del uso legítimo de la violencia, el estado se separó de las religiones.

Criptomonedas  y estados

Dentro de su monopolio de la legitimidad simbólica, los estados se guardaron un instrumento de gran valor: el dinero. Esto, como todo, es temporal. De hecho, el dinero digital en general y las criptomonedas en particular amenazan ya esa gestión monopolística del dinero por parte de los estados. Ahí están bitcoin, ether y demás, fuera de tal gestión estatal. También pueden entenderse así las propuestas de Facebook y otras empresas, con sus monedas digitales, como cuñas a esa unión entre estado y dinero. De momento y con rasgos de fase transitoria, se despliega un conjunto de monedas estables –stablecoin- que toman la forma de alianza transitoria entre las monedas digitales y las monedas de los estados.

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A pesar de su monopolio de legitimidad simbólica, por el que los estados apenas tienen que justificar lo que hacen, otros universos simbólicos vienen adquiriendo fuerza en los últimos decenios. El monopolio de los estados facilita que lo que hacen es “lo oficial”, que es casi como decir lo indiscutible. Pero esto no significa ya que, por ello, sean atractivos.

Cosmopolitización de las audiencias a través del balón

Entre estos otros universos simbólicos, destaca el del fútbol. Buena parte de la globalización y, sobre todo, la cosmopolitización de las audiencias de los medios de comunicación serían ininteligibles sin el fútbol. Solo hace falta ver cómo una camiseta de los clubs globales o los grandes jugadores se encuentra en cualquier lugar del mundo, por pobre o remoto que sea. Puede discutirse, como se hace, la trascendencia social y política de este proceso. Hay quiénes lo consideran una especie de nuevo proceso de colonización. El caso es que el fútbol está en todas partes.

Está en todos los sitios, con audiencias millonarias y generando vínculos de los que están bastante lejos otros universos simbólicos. Brillantemente, decía el escritor uruguayo Eduardo Galeano que: “en su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Sin ánimo de corregir tan induscutible reflexión, podría añadirse que también se puede cambiar de estado, como ha puesto de manifiesto el Brexit, donde nacidos británicos viviendo en otros países de la UE han optado por tomar la nacionalidad de su actual estado de residencia.

Futbol, blockchain y criptomonedas

El fútbol vincula y, como se suele decir, genera pasiones que ya son difíciles de alcanzar en otros campos de nuestras sociedades supuestamente secularizadas. Eso lo afirmo con la conciencia de los brotes nacionalistas que parecen tomar el pulso vital –e incluso ideológico- de las religiones. Tengo la sensación que, en comparación con el universo simbólico del fútbol, se trata de brotes pasajeros, coyunturales. Es verdad que algunos son muy pesados; pero no se pueden construir universos simbólicos sólidos solo con victimismos. Los grandes clubs del universo fútbol son clubs ganadores, que juegan finales de los torneos más importantes, que están en las pantallas de todo el mundo celebrando triunfos.

Desde tal panorama, la alianza entre el universo simbólico del mundo blockchain, en plena expansión, y el sólido universo simbólico del fútbol promete revolucionar muchas cosas. Las líneas de escenarios que se abren son amplias. Por un lado, el uso de los distintos productos de blockchain, como las NFT, permite pensar en mayores implicaciones de los públicos y seguidores en la evolución de jugadores y equipos. Una implicación atravesada de inversiones dinerarias, que va más allá de elegir o conformar tu equipo para echar unas partidas en la Play.

Juegos/mercados y flujos dinerarios

Es decir, a partir de esta implicación vía blockchain con tales productos-tokens, se impulsa el movimiento de flujos dinerarios entre los usuarios, con más control e identidad que en los juegos que vienen de la actual industria de las apuestas. Al menos, parecen tener una cara más limpia y renovada. Aunque podría parecerlo, simbólicamente no es lo mismo “tener un jugador” o “tener un club”, que apostar en cada partido por un jugador o un club. Desde la perspectiva de los procesos de identidad, se trata de juegos distintos. Por otro lado, los juegos/mercados que se abren con este tipo de tokens no han hecho sino empezar.

La articulación e integración entre el mundo real de los jugadores y equipos de fútbol, de una parte, y el mundo blockchain será creciente. Desde su unión, se retroalimentarán recíprocamente. Más pronto que tarde la economía cripto tendrá un lugar relevante en la industria del fútbol.

Criptomonedas y liga europea de fútbol

Por último y en relación con lo anterior, el fichaje de jugadores o el pago de sus salarios o remuneraciones extras, por objetivos conseguidos, en criptomonedas puede entenderse como un paso más a la desvinculación de los clubs de los estados-naciones. Sus jugadores vienen de todos los lugares y son valorados por su talento, y no por su lugar de origen. Este es uno de los factores que ha contribuido a la globalización de este deporte. Cada vez más, los campeonatos nacionales son percibidos como un mero paso-trámite para disputar los grandes torneos internacionales. De hecho, la propuesta de una especie de “liga europea de fútbol”, participada inicialmente por los grandes clubs del continente, lleva varios años siendo motivo de conflicto en los despachos de la industria europea del fútbol. Ahora, el pago a los jugadores en criptomonedas, desvinculadas de toda relación con el estado, parece ir en el mismo sentido. Además, legitima la alternativa a la secular unión entre dinero y estado.

Foto del perfil de Twitter de la Selección Española Femenina de Fútbol

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Javier Callejo
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