Ayer dejábamos constancia de la existencia de personas y familias –no precisamente jóvenes o adolescentes- que abandonaban ocupaciones productivas para dedicarse a ganar dinero con juegos digitales construidos sobre Blockchain. Se ponía como especial referencia la de Axie Infinite. Como no podía ser de otra manera, quedaban muchos otros juegos por analizar, aspectos particulares de la tecnología Blockchain en los que profundizar, cuando se aplica a los juegos, y, sobre todo, bastantes preguntas abiertas. Por ejemplo, estas personas, pasaban de trabajar para un empresario a trabajar…. ¿para quién?
En el caso de nuestras búsquedas en Google o nuestros mensajes en Facebook, Twitter, Instagram o cualquier otra red social, trabajamos para ellas con esas búsquedas y esos mensajes. La inmensa mayoría lo hacemos, además, de forma gratuita. Es decir, la gratuidad no está en el uso de estas aplicaciones sino en cómo ellos nos usan a nosotros.
Los juegos en blockchain como fuente de vida, el paso hacia otra economía
Además, sin remuneración alguna. Desde este punto de vista, parece que, en la mayor parte de los casos, la relación que se establece con el trabajo-juego que se realiza para las aplicaciones de juego en Blockchain suele ser algo más simétrica. Es decir, puede decirse que hay menos explotación en la medida que, a través de las remuneraciones, reparten más con los participantes en los juegos. Pero la respuesta a la pregunta sobre para quién se trabaja no queda resuelta completamente con la respuesta de: la comunidad. Es una respuesta que, siguiendo la máxima leninista –análisis concreto de la situación concreta- exige análisis específicos en cada caso.
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En parte, es trabajar para la comunidad. Se trata de una comunidad en competición. Además, en muchos juegos no sólo entra la lógica de la competitividad, aunque esta tiende siempre a dominar. También se introduce la lógica de la cooperación. A veces, incluso fuera de las propias reglas del juego. Es lo que se observa con aquellos que pagan el relativamente alto precio de entrada al juego, para, después, alquilar tal acceso a otros nuevos jugadores menos pudientes. Estaríamos en un modelo de cooperación en la competencia. Pero ¿no es este el modelo que exige la economía y la sociedad globalizadas?
Imagen de S. Hermann & F. Richter en Pixabay
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