De las historias colombianas de Bitcoin SV y su Metanet, a la CoinGeek de Londres

Historias de Bitcoin SV y su Metanet. En el año 2014, mi esposa y yo cambiamos nuestros ordenadores personales porque se habían quedado obsoletos. Así que decidimos colocarlos en la puerta de nuestra casa para regalárselos a quien pudiera necesitarlos. Pasada una hora, timbró un joven en la puerta y me preguntó si podía llevárselo todo. Le dije que por supuesto, que para eso estaban ahí.

Al cabo de un rato, el joven se acercó de nuevo a la puerta de nuestra casa y preguntó si podíamos rentarle la habitación que mi esposa y yo habíamos puesto en alquiler en nuestro domicilio. Le dijimos que sí y el joven se trasladó con todos sus enseres a nuestro hogar. Al cabo de los días, vimos que estaba desarrollando un trabajo para el Ministerio de Educación Nacional de nuestro país, Colombia.

Craig S. Wright durante su intervención en la #CoinGeekLondon

Se trataba de un asunto relacionado con la migración de unas bases de datos. Según le entendí, el trabajo estaba relacionado con el back-end de una página oficial del citado ministerio. Creo que guardaba relación con un contrato con el Gobierno de Corea del Sur, relacionado con el Tratado de Libre Comercio que ambos países habían suscrito.

El joven, que se llama Melquisidec Uscategüi (Melki), me mostró fotografías de la ministra de educación que por aquel entonces ocupaba el cargo. Yo no entendía qué tipo de trabajo podía estar realizando para el Ministerio de Educación Nacional un joven que sólo poseía educación medía básica, según él mismo me había manifestado. Le pregunté y me respondió que trabajaba como subcontratista de los expertos que Corea había enviado a Colombia para llevar a cabo la labor en el ministerio.

 

Ryan X. Charles, fundador de Money Button, durante su intervención en la Coingeek Conference

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A finales de año, Melki me preguntó un día si le dejaba instalar varias computadoras. Me dijo que trabajarían 24 horas los siete días de la semana. Le pregunté si iba a desarrollar algún trabajo de renderizaciòn o algo similar. La respuesta que me dio fue que era para «minar” bitcoin. Bit qué! exclamé. Me contestó que era una moneda digital y que él había escuchado a los coreanos hablar de cómo podían crearse.

Ante mi extrañeza, me aclaró que se podían crear en casa. En medio de mi ignorancia, le autoricé, aunque con una actitud de escepticismo. De hecho, le pregunte varias veces si «eso» le produciría dinero. También le interrogué por si no saldría más caro el coste de la energía que las monedas que obtendríamos.

De manera honesta, me respondió que quizá la ganancia fuera muy pequeña, pero que estaba decidido a hacerlo. Al cabo de ocho días, volví a preguntarle por la minería y me dijo que apenas había podido poner a correr la «cadena de bloques*». Me aseguro que no había podido “minar” gran cosa. Recuerdo que me habló en términos de fracciones. Entonces, las fracciones para mí eran tan tan sólo una unidad de medida aritmética. No tenía ni idea de lo que significaba haber podido minar fracciones de bitcoin, por pequeñas que fueran.

La empresa de minería de bitcoin terminó por un corte de sobrecarga eléctrica, que nos llevó a permanecer dos días sin luz. Recuerdo que mi esposa se molestó conmigo y quería echar a Melki de la casa por los daños causados. No funcionaba ningún electrodoméstico. Tuvimos que llamar a la empresa suministradora de energía eléctrica. Los técnicos nos notificaron que la descarga eléctrica, afortunadamente, había salido del circuito eléctrico de la casa hacia el poste. Como consecuencia, se habían quemado los cables que conectaban con el transformador. Nos  advirtió que debíamos tener cuidado, porque podía quemarse el sistema eléctrico y todo lo que estuviese conectado a él.

Por aquel entonces, bitcoin valía cerca de 200 dólares. Pero el ingenuo emprendimiento de minar bitcoins terminó mal. El grado de dificultad era muy grande para ordenadores convencionales. No obstante, fue fundamental para nuestras vidas posteriores conocer una tecnología emergente de moneda digital llamada Bitcoin. Fue magnífico poder acercarnos a términos como «minado», «cadena de bloques», «hash» y «prueba de trabajo». Palabras de importancia estratégica hoy en día para cualquier persona, familia, organización, empresa o nación que desee estar presente en el siglo XXI y XXII.

Melki también fue la primera persona que nos habló de un personaje mítico: Satoshi Nakamoto. Su nombre nos causó gran curiosidad por todo lo que se especulaba alrededor de su personalidad. Existían todo tipo de teorías conspirativas en torno a Satoshi. Se encontraba en la categoría de «forajido» y, según Melki, lo buscaba la CIA y el FBI, entre otras autoridades. Por lo que debía mantenerse anónimo.

También gracias a Melki empezamos a interesarnos por adquirir bitcoin y compartir la idea. Pero el camino estuvo lleno de espinas, hackeos y pirámides de todo tipo. Debido a nuestra ignorancia e ingenuidad (no entendíamos la importancia de las claves privadas) y a dos “hard fork”, donde tuvimos que tomar partido, las cosas no fueron fáciles.

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La luz surgió en octubre de 2017, cuando recibo a través de internet una invitación para asistir a «Satoshis Visión», un evento que se celebraba en la ciudad de Tokio. Yo pensaba que como el evento se celebraba en Japón, de dónde se especulaba que era oriundo Satoshi Nakamoto, quizá estuviera entre la audiencia. Así que me inscribí para asistir.

En ese tiempo experimenté mi mayor aprendizaje en esta aventura llamada Bitcoin. Sufrí un hackeo en la cuenta que tenía en un exchange. Creo que se produjo por una excesiva confianza con el correo electrónico asociado a mi cuenta. Al día siguiente del suceso, mi cuenta se encontraba a cero. Todas las operaciones que estaban colocadas fueron vendidas y sustrajeron un valor que para diciembre de 2017 superaba los 500.000 dólares. Así que me quedé sin poder ir a Tokio.

En abril de 2018, tras el rally alcista de bitcoin, que llegó a casi 20.000 dólares por unidad, realicé varias llamadas a diferentes personas en América latina. Una de esas llamadas me llevó a quien hoy es nuestro socio y amigo: Boris Barrera. Normalmente, dichas llamadas tenían un contenido especulativo. Pero la llamada a Boris fue totalmente diferente. Él es una persona muy técnica. Cuando se puso al teléfono se encontraba en la ciudad de Barranquilla y le formulé varias preguntas acerca de su conocimiento sobre Bitcoin. Me contó que hacía unos días había estado en la  Satoshis Visión de Tokio.

Mis preguntas se acabaron ante está respuesta. Por dentro pensé todo lo que me había perdido en la conferencia de Tokio. Quedamos para vernos un día y en esa cita me comentó que había desarrollado un procesador de pagos en su empresa, Bitek, que soportaba Bitcoin Cash.

Decidimos hacer equipo y yo le pregunté por Roger Ver. Él me habló de Craig Wrigh y me confesó que para él era  el verdadero Satoshi Nakamoto. Me habló de la componenda que surgió en Tokio, de la que derivaría la división de Bitcoin Cash. También me comentó acerca de su conversación con Craig Wrigh y de la invitación que le había hecho para venir a Colombia.

Sin tener muy claro por dónde empezar, nos dimos cuenta de la oportunidad que representaba para nosotros que  Craig Wrigth viniese a Colombia. Nos permitiría ser parte, como latinoamericanos, de un selecto grupo de personas y empresas en el mundo que podríamos formar parte de la visión del creador de bitcoin. Sin embargo, la posibilidad de que esto se concretase parecía muy remota. En realidad lo era.

Cuando publicitamos el evento, anunciando a Craig como Satoshi, nos llovieron criticas de todos los lugares del mundo. Los “trolls” no se hicieron esperar. Ninguna empresa quiso pautar con nosotros y las de criptoactivos, que inicialmente habían expresado su intención de ser patrocinadores, renunciaron dos semanas antes.

Los medios de comunicación más importantes de nuestro país se negaron a entrevistar a Craig, pese a que las entrevistas, además de pactadas, habían sido anunciadas. Ningún senador de los que habíamos invitado a participar previamente como orador lo hizo. Finalmente, se excusaron o simplemente no asistieron. Bitcoin era entendido como una apología del cibercrimen y Craig como un gran embaucador.

En medio de este panorama desolador, mi socio Boris, previendo una quiebra inminente, me preguntó si cancelábamos el evento. Mi respuesta fue la siguiente: si cancelamos no habrá segunda oportunidad. Es ahora o es Nunca.

Finalmente, tras el apoyo decidido de Craig Wrigth, de la compañía nChain, del equipo de Coingeek y de la Bitcoin Association, el evento académico se desarrolló exitosamente durante cinco días en Corferias, Bogotá. Asistieron más de 1.500 personas y 35.000 siguieron la conferencia por internet.

En la expo-bitcoin se respondieron preguntas muy importantes. Por ejemplo, por qué Satoshi estuvo desaparecido. Cuando Craig manifestó su autismo, su dificultad para comunicarse y lo que le costó prepararse para dirigirse al público como orador, muchos entendimos lo que había sucedido en realidad. El auditorio completo quedó en silencio. Se hicieron preguntas acerca de por qué reaparecer y para qué, el asunto del tulip trust y cual era el plan de Craig para todo ese poder económico.

La respuesta de Craig fue simple: para donarlo a la humanidad. Al final, lo menos importante fue si Craig era o no Satoshi. Nos dimos la oportunidad de aprender de un gran ser humano y de su equipo de colaboradores. Entre todos  están creando Metanet. Ellos están expandiendo la blockchain mejor diseñada y desarrollada del planeta. Y ahora, nosotros somos parte de esta importante transición de la humanidad. La Metanet tiene como objetivo conectar comercialmente todo el sistema global de información.

Desde aquí quiero mostrar mi agradecimiento a Jimmy Nguyen, Boris Barrera, Juan Cruz Gonzales, Alexander Sánchez, Oscar Vargas, Marìa Ximena Reina, Martha Diaz, Lina Clavijo, Connor Murray, Steve Shadders, Ryan Charles, Miguel Parra y Andres Reina. Y, por supuesto, al Concejo de la ciudad de Bogotá, a su presidenta y al concejal Julio Sanchez.

Hoy, a tan solo 24 horas de la Coingeek Conference de Londres, creo que es pertinente recordar que Descentralización sin Tecnología realmente Distribuida es una Utopía. En la capital inglesa, como es pertinente, se hablará de Metanet. Una de las diferencias entre internet y Metanet es que en internet, los datos no pertenecen a los  usuarios. Son propiedad del proveedor de los servicios. Con Metanet, los datos pertenecen al usuario. El proyecto Metanet fue ideado por el propio Craig Wright.

Bitcoin y su tecnología subyacente ha traído a la humanidad el modelo P2P, que nos ha permitido superar el problema del doble gasto. También introdujo la Prueba de trabajo, un concepto disruptivo que permite compartir documentos digitales sin que éstos puedan ser alterados ni censurados.

Esa cadena de datos distribuida, que conocemos como cadena de bloques blockchain, pero que en realidad se llama Bitcoin, no ha dejado de funcionar ni un solo instante desde el 4 de enero de 2009. En esa fecha se puso a correr el código abierto de Bitcoin. Desde esa fecha, se ha mantenido y se mantendrá en continuo crecimiento y desarrollo técnico. Con capacidades de procesamiento que eran impensables once años atrás. 1000000000000000000 operaciones por segundo. Y aumentando. Nos dirigimos a la segunda era de internet: la Metanet. El concepto Metanet cambia las bases de la administración, la contabilidad y demás áreas del conocimiento humano. Sin duda, la  Metanet de BSV parece bastante esperanzadora.

Marcos Parra y Ryan Charles, en Colombia

En la actualidad, he creado junto a Boris Smart Notes un token con elementos de trazabilidad sobre la blockchain de Bitcoin SV. También realizamos certificados, equivalentes a registros notariales. De hecho, los documentos se registran notarialmente primero. Hemos creado la Casa de las Moneda, el equivalente a un exchange distribuido, que por ser una organización como la ONCE o el grupo Mondragón, permite el intercambio legal entre activos digitales y dinero fiat. Todo ello con la tecnología de Bitcoin SV.

*Marcos Parra, emprendedor de bloclchain

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Observatorio Blockchain
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